La letra y la música del día a día

El próximo mes de abril se celebrará la primera edición de Llanes encanta, un festival dedicado a los cantautores por el que pasarán o en el que se recordará, entre otros, a Amancio Prada, Benito Lertxundi, Carlos Cano, Cecilia, Imanol, Javier Krahe, Jerónimo Granda, Labordeta, las hermanas León, Aute, Lluis Llach, Maria del Mar Bonet, Marina Rossell, Mikel Laboa, Ovidi Montllor, Pablo Guerrero, Patxi Andión, Raimon, Victor Manuel…

Son artistas que quienes tienen, tenemos, una edad, asocian a canciones, experiencias (políticas, románticas), batallas.

¿Eran poetas, los cantautores de entonces? Algunos sí, sin duda. "Sabina, por decirte uno que tenga obra editada —elige dice Marwan—. Y Serrat".

¿Son poetas, los cantautores de ahora?

La casualidad ha querido que el anuncio del festival asturiano me pillara trabajando en el texto que ahora, confío, van a leer sobre jóvenes cantautores metidos a poetas, o poetas a fuer de cantautores, una generación que vive en Internet, encuentra calor en las redes sociales… y obtiene excelentes resultados comerciales.

Autores como el citado Marwan (Marwan Abu-Tahoun Recio, madrileño nacido en 1979) o como Diego Ojeda (canario cosecha del 85), alma de Frida Ediciones, una de esas editoriales pequeñas (Noviembre Poesía, Ya lo dijo Casimiro Parker, Valparaíso) que les dieron cobijo en los tiempos difíciles. Autores por los que ahora se pelean las grandes, que incluso se animan ya a fichar a inéditos como Vanesa Martín (Málaga, 1980).

Y si cito expresamente a esos tres, Marwan, Ojeda y Martín, es porque con los tres he hablado.

¿Cómo definirlos?

Somos "jóvenes e inquietos", leo en la web de Frida. "La música de autor está especialmente cerca de nosotros y de nuestros libros, así que es probable que nos veamos en conciertos, recitales y eventos que organizamos habitualmente en muchas ciudades de España". Es decir: tienen una legión de incondicionales.

Poesía de ciudad

"Supongo que se podría hablar de boom poético, pero no es nada nuevo en la historia de la literatura y desde luego no es una moda ni algo casual —me dice Diego Ojeda—. Desde hace unos años poetas, editores, salas, bares, plataformas de difusión y lectores hemos recorrido muchos caminos para llevar la poesía a otros escenarios, han sido pequeños pasos que han construido algo grande".

Poesía urbana, la llaman, no sé si por llamarla algo o porque en efecto lo es. "Hace bastante tiempo que leo una poesía con un lenguaje muy de la calle, muy cercano…", apunta Vanesa Martín.

Marwan coincide, y amplía: "Pero también con intenciones poéticas, es lo que tratamos de hacer algunos de nosotros, unos con más capacidades poéticas y otros con menos". Ojeda tercia: "Existe la poesía. Lo de urbana, o no, quizás responde a una nueva manera de expresarla y compartirla".

Para mí, que me quedé en las clasificaciones tradicionales (lírica, épica, dramática), esta nueva etiqueta es un tanto desconcertante. Los poetas vienen en mi ayuda. "Creo que tiene algo de los tres —explica Diego—, la emoción y el sufrimiento son partes vitales de las relaciones y de la vida y el corte épico es el vehículo para transmitirlos, para mí los momentos cotidianos siempre tienen grandeza, solo depende de cómo lo mires".

En realidad, se aplica Marwan, "hay muchos poetas que ya hablaban así, la poesía de la experiencia también era una poesía que hablaba mucho de cotidianeidad con un lenguaje muy sencillo pero a la vez justo. No sé si hay un nuevo género poético. Yo creo que este tipo de poesía ya se hacía hace mucho tiempo". Vanesa se atreve a calificarla como "una extensión que acerca la poesía a un número mayor de personas me atrevo a decir".

La malagueña está en capilla para su primer libro, Mujer océano, es, quizá, la mejor prueba de que el mundo editorial ha descubierto un filón. Ella, sin embargo, mantiene la calma: "Para mí lo del libro ha sido un viaje maravilloso pero que por escribir lo del libro, que me cataloguen como poeta me da como vértigo. Yo he escrito desde mi perspectiva una realidad que me inquieta y me remueve, hago música y escribo pero no soy poeta… me da hasta vergüenza, pudor".

Poeta a fuer de músico (o viceversa) 

Todos cantan, queda dicho. Y aunque hacerlo sea ocioso, cabe preguntarse qué fue primero.

"Creo que soy poeta porque soy músico —satisface Marwan mi curiosidad—. Más que por ser músico, por ser cantautor. Siempre he tenido una vocación muy poética en mis textos, empecé a escribir canciones a la vez que empecé a escribir poemas hace 18 años". 

"Quizás en la canción de autor es donde ambas facetas confluyen y tiene más sentido hablar de un todo —parece completar Ojeda—. Yo empecé antes a cantar y a componer canciones que a escribir poesía. Es cierto que las escribo desde escenarios creativos diferentes y con intenciones distintas pero todo nace del mismo lugar, que no es otro que mi forma de entender la vida y las relaciones".

Llegamos así a un terreno en el que se desenvuelven con maestría, porque los tres explotan con acierto las posibilidades de internet y las redes sociales. "Yo estoy bastante encima de mis redes sociales —admite Vanesa—. No condicionan mi vida, no creo que tengamos que estar las 24 horas contando lo que desayunamos, lo que comemos, el perfume que nos echamos, pero informar, compartir, sentir qué respira la gente que te sigue, qué opina, estar atenta es importante. Y como una herramienta de promoción bastante positiva".

En la misma línea está Ojeda: "No tiene nada que ver con la forma de escribir, ni con la de sentir, se trata sobre todo del canal por el que se transmite, de construir un canal de contacto con la gente a la que le gusta lo que haces, que les llegue y que puedan compartirlo si quieren".

¿Y todo esto, para qué?

Estamos acabando. Y se me ocurre hacerlo recurriendo a dos clásicos.

Elijo el comodín de Bécquer para saber qué es la poesía en el siglo XXI. Y se lo pregunto:

—Poesía es la vida, responde Vanesa.

—Poesía es una forma de exaltar la belleza de lo cotidiano, se extiende Diego, cuya respuesta anticipa la de Marwan:

—Poesía es una manera de expresar sentimientos a través de la belleza, hablar de lo ordinario, de la cotidianeidad de un modo extraordinario.

Opto ahora por el comodín de Celaya para intentar saber para qué sirve. La poesía es un arma cargada de…

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—De revolución —no duda Ojeda—. Hay muchas formas de revolución y las más importantes son las que nacen dentro de uno mismo.

—De futuro, y de belleza, de denuncia, de cultura. De muchas cosas y todas buenas —asegura Marwan, cuya expansividad contrasta con la optimista parquedad de Martín:

—De esperanza.