Monarquía
El rey y su familia han sido abucheados en 12 ocasiones en 2013
La reina Sofía ha sido recibida este lunes con insultos y abucheos en Cangas del Narcea (Asturias). Sofía de Grecia ha acudido acompañada del ministro de Industria, José Manuel Soria, a la inauguración de un nuevo Parador en la localidad. A su llegada, la Policía ha tenido que cortar el paso a los asistentes, entre los que había hasta 200 mineros que han gritado consignas en favor del mantenimiento del carbón. La reina apenas ha saludado y entrado rápidamente al interior del edificio.
No es la primera ocasión en la que un miembro de la familia real es recibido con muestras de rechazo o enfado. De hecho, los abucheos contra el rey, la reina y los príncipes de Asturias se han multiplicado en los últimos meses y se han reproducido en más de una docena de ocasiones. Frente a estas protestas, la Casa del Rey ha asegurado que se trata de muestras de "mala educación" y que son, en todo caso, manifestaciones "muy minoritarias". La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, manifestó, en la misma línea, que los abucheos son una "falta de respeto".
Especialmente la figura de la reina, que ha tenido un mayor número de apariciones públicas recientemente, ha sido objeto de protestas. Y no precisamente en lugares habitados por maleducados. Así ocurrió, por ejemplo, el pasado día 28 de junio durante una actuación de la Filarmónica de Berlín en el Teatro Real, donde fue acogida con tímidos pitidos. Mucho más sonados fueron los abucheos que la recibieron apenas una semana antesapenas una semana antes, en el Auditorio Nacional, durante los conciertos celebrados con motivo del Día de la Música.
También en el Teatro Real, el 21 de junio, Sofía de Grecia tuvo que enfrentarse a los sonoros abucheos con los que fue recibida al entrar al auditorio acompañando al ministro de Educación, José Ignacio Wert. Dos semanas antes, el 7 de junio, había vivido una situación parecida al inaugurar el Teatro Capitol en la localidad murciana de Cieza. Plataformas contra los desahucios y los recortes mostraron su enfado ante la reina, y se gritaron consignas como "si no hay solución, habrá revolución" y "¡escucha, Sofía, la olla está vacía!".
Las protestas contra la reina se han reproducido, además de en el Teatro Real y el Auditorio Nacional, en el Congreso Internacional de Arqueología Clásica de Mérida, celebrado a mediados de mayo, y en la Feria del Libro, a donde acudió acompañada nuevamente por el ministro Wert y donde un grupo de jóvenes la siguió proclamando cánticos como "¡reforma laboral a la Casa Real!".
Nadie se libra
Los príncipes de Asturias tampoco han escapado al enfado ciudadano: ni juntos, ni por separado. En pareja, fueron objeto de silbidos de desaprobación en en Liceu de Barcelona el 30 de mayo, tanto a su llegada al recinto como una vez ocupadas sus butacas. Por separado, Felipe de Borbón y Grecia compartió con Mariano Rajoy la inauguración del AVE a Alicante, acto en el que varios furgones policiales protegieron a la comitiva de las protestas de quienes se habían dado cita en la estación de destino. Por su parte, Letizia fue abucheada durante la entrega de los premios Buero de teatro joven el 9 de julio en Madrid.
En familia, la reina y los príncipes de Asturias fueron objeto a finales de marzo de los cánticos de protesta y con numerosas referencias a Iñaki Urdangarín con los que los obsequiaron un grupo de ciudadanos de Palma de Mallorca, donde acudieron a una misa dominical.
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Y finalmente, el rey, que se ha mostrado poco en público a lo largo de los últimos meses, tampoco ha podido evitar las muestras de rechazo: la sonora pitada que lo recibió en la final de la Copa de baloncesto, en febrero de este año en la ciudad de Vitoria-Gasteiz, no es sino otro capítulo más en la larga serie de episodios en los que los ciudadanos han manifestado su enfado hacia la monarquía.
El rey y el himno reciben una intensa pitada en la final de Copa de baloncesto
Las encuentas periódicas del Centro de Investigaciones Sociológicas muestran igualmente el deterioro que ha sufrido a lo largo del tiempo, y especialmente en los últimos años, la imagen de la monarquía. Del 7,48 sobre 10 que obtuvo en 1995, ha pasado a un claro suspenso (3,68) en el barómetro de abril de este año. El desgaste es especialmente acusado desde 2008, cuando la institución obtuvo una valoración de 5,54 puntos. Desde entonces, la nota que le han otorgado los ciudadanos se ha movido invariablemente a la baja: un 5,36 en 2010, un 4,89 en 2011 y el ya mencionado 3,68 el pasado mes de abril.