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El azote del ébola

La crisis abierta evidencia las carencias de un sistema sanitario malherido

Una valla del Hospital Carlos III de Madrid.

El mapa sanitario que el presidente González y el exconsejero Lasquetty –que dimitió tras echar por tierra la Justicia su plan de privatizar la gestión de seis hospitales construidos con fondos públicos– dibujaron para la sanidad madrileña en octubre de 2012 tenía entre sus puntos angulares la conversión del Hospital Carlos III, especializado en enfermedades infecciosas y tropicales, en un centro de media y larga estancia. Ese es el centro sanitario, adscrito a La Paz desde noviembre del año pasado, en el que se trató a los dos religiosos repatriados y en el que permanece ingresada la auxiliar de enfermería contagiada tras atender a ambos y su marido, del que se desconoce todavía si está infectado. 

Sin embargo, sólo la llegada del virus logró paralizar, de forma momentánea, un proceso de desmantelamiento muy criticado por los profesionales sanitarios, que consideran que la Comunidad de Madrid debe contar con un centro especializado en pandemias y enfermedades emergentes. No obstante, Ignacio González dijo el pasado agosto –después de este centro recibiera al primero de los misioneros fallecidos– que seguía adelante con sus planes. 

Profesionales de enfermería, de los servicios de Urgencias e intensivos de La Paz –todos ellos trabajadores de los servicios encargados de atender a posibles casos de ébola– presentaron el pasado julio una notificación ante el juzgado en la que alertaban sobre el riesgo de desmantelar ese centro "sin antes preparar otro lugar que pudiera hacerse cargo de una labor tan sensible y compleja". Los firmantes del escrito aseguran no haber tenido respuesta alguna de la Justicia. Pedían al juez que iniciara las diligencias oportunas para delimitar la responsabilidad que pueda derivarse de este hecho y que se adoptaran "medidas cautelares para evitar la comisión de delitos o faltas de imprudencia".

Según señalan a infoLibre trabajadores de ambos centros sanitarios, para este septiembre estaba prevista la demolición de la planta sexta, que acogió a los misioneros y en la que ahora se encuentran la auxiliar y su marido. Es en esa planta, a la que no se puede acceder sin una identificación profesional, en la que se encuentran las dos habitaciones con presión negativa –permite que no salga el aire al exterior– y en la que se puede disponer de otras medidas de aislamiento tales como compartimentos individualizados para sacar los residuos sanitarios en condiciones de seguridad. Cuando comenzó el proceso de integración con La Paz, en el Carlos III se cerraron la UCI, los laboratorios de microbiología, el servicio de anatomía patológica o el banco de sangre, tal y como se describe en la notificación enviada al juzgado por los profesionales.

Este diario intentó sin éxito en la tarde del martes contrastar estas informaciones con la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. No obstante, en el documento en el que la Administración regional explicaba su "plan de sostenibilidad" para la sanidad madrileña justificaba esta reconversión con el argumento de que cada vez existe una mayor demanda de plazas hospitalarias para atender la convalecencia de pacientes en media y larga estancia y que los hospitales que están preparados para ello se encuentran fuera de Madrid. "Por eso, creemos que es bueno cambiar las funciones de apoyo que hasta ahora prestaba el Hospital Carlos III y convertirlo en un hospital específicamente preparado para pacientes de media y larga estancia", puede leerse en ese escrito.

Pagado por el Estado 

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En el Gobierno de la Comunidad de Madrid cuestionan que se pague con dinero de los madrileños un servicio del que se pueden beneficiar ciudadanos del resto del país, al ser un centro especializado en enfermedades infecciosas como el sida o la hepatitis C. De hecho, González afirmó el pasado agosto que su Gobierno "no" tenía "problema" en ceder el Hospital Carlos III como centro de referencia nacional para enfermedades contagiosas como el ébola, siempre y cuando sea "ordenado, pagado y conveniado por el Estado y objeto de financiación por parte del Estado".

En una comparecencia de prensa, el jefe del Ejecutivo regional indicó que este hospital fue en su día un centro de referencia para estas enfermedades pero que, como consecuencia del proceso de transferencias autonómicas, se decidió que cada comunidad, y no el Estado, tuviera su propio centro especializado gestionado por cada una de ellas. Por ello, explicó, el Carlos III dejó de ser centro de referencia y pasó a convertirse en un hospital más de la red madrileña y que la unidad de enfermedades infecciosas fueran desarrolladas en otros hospitales de la red, algo que los trabajadores de la sanidad pública madrileña cuestionan que se haya hecho. 

Adyacente al hospital se encuentra el Instituto de Salud Carlos III, del que depende el Centro Nacional de Epidemiología en el que se están analizando las muestras de personas sospechosas de haber sido infectadas por ébola. Este organismo, cuya gestión es compartida por los ministerios de Sanidad y Economía, tendrá el próximo año un 4,5% menos de presupuesto que en 2014. La asignación pasará de 286 millones de euros a 273. 

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