Sanidad

El MIR antes de los ¿traspasos?: un buen sistema de examen empañado por la precariedad en el hospital

Una sanitaria del complejo hospitalario Insular Materno Infantil de Las Palmas de Gran Canaria.

El MIR vuelve al centro del debate. La posibilidad de que se traspase el sistema, aunque todavía no se sepa en qué términos, a la Generalitat de Cataluña —dentro de la Formación Sanitaria Especializada (FSE)— ha levantado una polvareda tanto en el terreno de la política como en el de la profesión médica.

Desde el primero, la oposición ya se ha situado en contra de un extremo que fue negado por la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que aseguró que el asunto no está en la agenda, afirmación desmentida por la consejera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà, que aseguró que "los gobiernos catalán y español acordaron crear un grupo de trabajo para debatir sobre este traspaso y otros". En el segundo, la mayoría de asociaciones médicas ya han emitido distintos comunicados en los que han mostrado su rechazo a esta posibilidad. Según explican, la existencia de un examen a nivel nacional garantiza la igualdad entre los aspirantes que, no obstante, han denunciado en distintas ocasiones —y sobre todo durante el último año— la precariedad a la que se ven sometidos durante su formación en el hospital.

La cosa viene de lejos. El expresident de la Generalitat Quim Torra ya había pedido en alguna ocasión al Gobierno la cesión de la competencia en la Formación Sanitaria Especializada, entre ella la de los médicos internos residentes. Pero nunca había llegado a más. Por otro lado, el propio acuerdo con el que PSOE y Unidas Podemos sellaron la coalición también recoge esta transferencia. "Daremos cumplimiento a los dictámenes del Tribunal Constitucional y traspasaremos a la Generalitat aquellas competencias pendientes ya reconocidas en el Estatut de Cataluña en materias como la gestión de becas universitarias, la formación sanitaria especializada, el salvamento marítimo o la ejecución de la legislación laboral en el ámbito del trabajo, el empleo y la formación profesional", dice el documento. 

El texto se firmó en 2019 y desde entonces no ha habido polémica porque nunca ha parecido que la posibilidad estuviera cerca. Ahora sí. El pasado lunes 2 de agosto se reunió, después de tres años sin hacerlo, la Comisión Bilateral Generalitat de Cataluña-Estado. Durante el encuentro, según Vilagrá, se habló de este traspaso. Pero Darias lo niega. Tanto es así, que el que PP ha pedido el acta de la reunión para aclarar si el traspaso está o no en la agenda. Fue el vicesecretario general de los conservadores, Antonio González Terol, que también pidió la comparecencia urgente de Darias. "Todo es un sinsentido, un circo, un mercadillo para mantenerse al frente del Palacio de La Moncloa", dijo. Y a renglón seguido criticó la posible medida, como también hizo Ciudadanos.

Pero no fueron los únicos. Las posibilidad de un traspaso tampoco convence a los profesionales. Para entender el porqué es imprescindible conocer, en primer lugar, cómo funciona el sistema actual. Se implantó en el año 1976, hace más de cuatro décadas. Los futuros médicos, tras estudiar la carrera de Medicina durante seis años, se enfrentan a un examen global cuya nota les da acceso —con prioridad en función de la puntuación— a elegir la especialidad a la que querrán dedicarse. Una vez escogida les esperan cuatro años —o cinco en algunos casos— de trabajo —en teoría formativo— en el hospital escogido. Es el Ministerio de Sanidad el que organiza ese examen y es también esta institución la que gestiona la adjudicación de las plazas que, hasta la llegada del covid-19, se hacía de forma presencial desde su propia sede, en Madrid. Las comunidades, competentes en materia sanitaria, dicen qué plazas tienen y se encargan de la gestión de cada hospital. 

Todas las fuentes consultadas por infoLibre alaban que el examen se realice de esta manera. "El sistema ahora mismo funciona. Y si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?", se pregunta Sheila Justo, presidenta del sector de médicos jóvenes y MIR de Amyts y de la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM). No obstante, hay margen de mejora. Cree que sería positivo que el examen gozara de un temario "cerrado" como ocurre en todas las oposiciones y que las preguntas se acotaran más a conocimientos meramente médicos para que no incluyeran otras cuestiones que apenas se ven en la carrera de Medicina. "También pensamos que sería positivo incluir preguntas sobre la empatía con el paciente y que todas ellas se redacten bien. Hay veces que son difíciles de interpretar hasta para las academias", lamenta. Aun así, no cambiaría la gestión y organización del examen ni el sistema de adjudicación que, no obstante, reclama que sea siempre "en tiempo real", más allá de si la pandemia continúa obligando a que se haga de manera telemática. 

Para Justo, el sistema actual asegura la igualdad, algo también apoyado por el Foro de la Profesión Médica y por los propios residentes. Daniel G. Abiétar, residente en el Hospital del Mar de Barcelona, cree que el modelo de coordinación central que existe ahora "puede velar con mayores garantías por que exista una formación equitativa a lo largo del Sistema Nacional de Salud". "Tiene esa capacidad de poner en contacto los distintos territorios y homogeneizar los programas formativos. Da cohesión", dice. Comparte de este modo opinión con la Asociación MIR España, que opina que la FSE "debe ser referencia en cohesión, equidad, igualdad, mérito y capacidad de los futuros especialistas". "No debe convertirse en una carrera competencial a la baja entre gobiernos autonómicos y central, favoreciendo así la asimetría y desigualdad", apunta la organización. 

En esta misma línea, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) también ha lanzado un comunicado en el que considera que la posible transferencia "generaría desigualdades en el proceso de elección respecto al resto del territorio nacional". "El sistema MIR, que es un sistema formativo referente a nivel mundial, establece unos requisitos comunes a todos los aspirantes y, sobre todo, evita el desequilibrio entre comunidades, cosa que se produciría si la gestión se dividiera", advierten. Por su parte, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), ha defendido que el modelo actual es un "símbolo de igualdad, cohesión y calidad en la formación de especialistas". La organización ha pedido, no obstante, "prudencia". "El desconocimiento de una propuesta real que determine en qué consistiría un hipotético cambio de modelo y las discusiones políticas en torno a ello generan confusión y desconcierto", resaltan.

Empieza la residencia, empiezan los problemas

La cosa cambia cuando empieza la residencia. En el último año, los MIR han protagonizado huelgas en distintas comunidades como Madrid, Valencia o Cataluña porque las condiciones laborales a las que se enfrentan durante sus años de residencia, denuncian, no son dignas. Principalmente porque ni siquiera tienen convenio. La relación laboral de los residentes está regulada por el Real Decreto 1146/2006 y están sujetos a contratos laborales con características especiales porque son médicos en formación. Su función principal es, por tanto, completar su periodo de aprendizaje, no atender a los pacientes. Pero esto es lo que pone sobre el papel. La realidad, critican, es muy distinta. Sin ellos, los hospitales no funcionarían. Son como el resto de sus compañeros pero con peores condiciones. 

Por eso solicitan, entre otras cosas, establecer la jornada laboral en 35 horas semanales, el descanso obligatorio de 12 horas entre dos jornadas tras las guardias de 24 horas, derecho a la realización de cuatro meses de rotación externa, a 15 días al año para realizar cursos y un ratio máximo de cuatro residentes por cada adjunto físicamente presente.

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Además, los MIR también se quejan de que las retribuciones que perciben dependen mucho de la comunidad autónoma en la que trabajen. Según un estudio del Sindicato Médico de Granada, la media de lo que cobran los residentes españoles de primer año en 2021 se sitúa en 1.057 euros netos al mes, siendo el mayor sueldo de 1.135 y el menor de 1.003. El primero lo perciben los canarios y el más bajo los navarros. En cuarto año, la media de España se sitúa en 1.270 euros netos, con un máximo de 1.372 y un mínimo de 1.229. En este caso, mientras el más alto sigue siendo el que obtienen los canarios, el más bajo pasa a ser el de los cántabros.

Por eso Domingo Sánchez, vocal nacional de médicos jóvenes de la Organización Médica Colegial (OMC), asegura a infoLibre que el principal problema del MIR actual comienza cuando empieza la residencia, no con el examen, que cree que está "bien planteado". "El MIR forma parte de una estructura que necesita a los residentes para sacar adelante mucho trabajo, y eso al final perjudica la formación. Por eso solemos estar formándonos cuando les interesa y, cuando no, trabajando como parte del personal", denuncia. Tampoco está de acuerdo con el sistema de guardias, que alargan las jornadas laborales hasta un máximo de 60 horas. "Se supone que son cinco o seis al mes, pero siempre son más", lamenta.

"Por eso hubo tantas huelgas el año pasado a nivel autonómico. Hay cantidad de trabajo por hacer para mejorar nuestra relación laboral y nuestras condiciones", sentencia. La llave para hacerlo, en este caso sí, la tienen las comunidades. Aunque, no obstante, el Ministerio de Sanidad, según considera, debería abordar la situación y cambiar ya los reales decretos que regulan el funcionamiento del MIR: el de 2006 y otro aprobado en 2008.

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