La vida es una novela, pero también es enrevesada, desconcertante y original

Begoña Curiel

El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativa en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.

La vida es una novela

Guillaume Musso

Alianza Editorial (2021)

Enrevesada, desconcertante y absolutamente original, así es La vida es una novela de Guillaume Musso. Parece imposible deshacer su enredo pero lo consigue. Otra cuestión es el rizo final que lógicamente no puedo contar. Yo me lo he pasado pipa pero no sé si este laberinto de espejos de locuras y paranoias varias de escritores puede gustar a todo el público. Lo malo es que se puede contar muy poco. Sólo el principio. Es bastante fácil destriparlo si te da por irte de la lengua.

Carri, de tres años, desaparece en su piso mientras juega con su madre, Flora Conway, al escondite. No existe la posibilidad de que haya escapado. Es lo único que tiene claro la madre. Lo cuenta en primera persona seis meses después de que se produjera el suceso. Aunque ya desde el arranque no habla de desaparición. Asegura que "se la han arrebatado".

La investigación parece ser el centro de esta novela “con novela”. Pero no. Antes de la primera página Guillaume Musso aporta información relevante. Flora Conway es una escritora de reconocido prestigio pero nadie la conoce salvo su editora Fantine de Vilatte, su representante en eventos o anuncios de su carrera literaria.

Va tirando Musso estas miguitas para que piquemos pero la respuesta está muy lejos. Concretamente en París con el escritor Romain Orzoski. Su situación personal —una exmujer un tanto problemática y el futuro del hijo en común— le tiene angustiado y las musas se han echado a dormir.

¿Y qué tienen que ver el uno con el otro? Pues eso, ya les dije: de trama poco más puede decir esta reseña. A partir de aquí toca leer si quieren saber más, aunque el giro de Musso para enlazar tantos kilómetros —y más cosas— dislocaría una cadera. Y si fuera el único... Este libro no absorbe, te succiona de gustarles los complejos y tortuosos procesos mentales en los que a veces se enredan los inventores de historias, donde la ficción engulle al autor, se desespera encajando piezas, porque llega un momento donde se confunden realidad y ficción.

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Es precisamente la elaboración, deglución, asimilación, confraternización y hasta cierto punto sadismo —con aquello de que puedes jugar con tus protagonistas—, lo que convierte la escritura en una frenética espiral a los que así la viven. Por eso “la vida es una novela”; Guillaume Musso te encierra de forma maravillosa en ese tarro de emociones. Qué cortita se me ha hecho y no sólo por su brevedad.

Aun así, he parado más de una vez para regresar a páginas anteriores preguntándome: ¿pero, estoy entendiendo esto? Y si te mareas, prepárense para la última vuelta de campana. Te destroza. Es más, cuando comentaba la lectura con Ana Torregrosa, la prestamista de La vida es una novela —¡Gracias! ¡Qué bien sabías lo que iba a disfrutar!— coincidíamos en nuestra reacción final al terminar el libro: "¿Nos hemos enterado de verdad de algo?". Se nos quedó la misma cara de póker pero... es tan magnífica la historia que coincidimos de nuevo: da igual.

Esta es la magia de la literatura: sorpresa, emoción y vivir —y hasta compartir— locuras ajenas. Y si tiene relación con la escritura, para qué les voy a contar...

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