En las pasadas elecciones de Castilla y León del 26-M de 2019, ganó el PSOE de Luis Tudanca, y Fernández Mañueco (PP), exalcalde de Salamanca y aspirante a presidir la Junta, tuvo una severa derrota. El PP desde 1987 no había perdido las elecciones autonómicas (se le fueron 12 escaños y 100.000 votantes). Sin embargo, se empeñó Mañueco en seguir liderando el PP castellanoleonés y ser presidente de la Junta en minoría.
Pero a Fernández Mañueco se le olvidó, con mucha brevedad, esa idea suya, maravillosa, de que debe gobernar el partido más votado, de la que tanto fardó en un tiempo.
No acertó ni una; quien pactó con C's fue él. Y vimos cómo se sentó junto a su colega del PP García Egea –otro cara de póker, muy dura– a pactar con Francisco Igea, líder del C's de Castilla y León. Y jugaron al cambio de cromos, de sillones y cargos. Y Mañueco consiguió ser presidente de la comunidad castellanoleonesa, aunque por los pelos. Toda una revelación del carácter político del mandatario charro.
Sin embargo, lo tiene muy difícil Mañueco porque le persigue su historia judicial. El juez del Juzgado de Instrucción nº 2 de Salamanca reabrió hace cuatro semanas la causa para investigar si hubo delito de financiación ilegal del PP en Castilla y León, en el caso de las primarias del PP en las que Mañueco fue elegido presidente regional y candidato a la Junta. La Audiencia Provincial ha estimado un recurso del partido Foro Izquierda-Los Verdes. Y ahora el juez, avanzando en la investigación judicial, cita ya a dos testigos para aclarar si hubo algo más delictivo que pagar unas cuotas y donaciones a militantes morosos.
Recordemos que se investigan supuestos delitos de estafa en proceso electoral, falsificación y financiación ilegal. En la primitiva denuncia acusaban a Mañueco y Martínez-Maíllo de permitir la falsificación de 5.000 firmas de afiliados del PP e ingresos en negro por importe de 500.000 euros.
Muchos creen que el anterior sobreseimiento de 2019 de esta denuncia podría haber favorecido los intereses de Fernández Mañueco. Esa decisión judicial facilitó entonces el acuerdo de investidura con Ciudadanos. El candidato entonces de C's a la Presidencia, Francisco Igea –hoy ya vicepresidente con el pacto PP y C's– se había pronunciado en contra si Mañueco resultaba investigado. Pero ya avisó de que "ningún imputado estará en el Gobierno regional”.
A ver qué dice ahora Francisco Igea, pues “parece que ha pasado de denunciar primarias de C's a defender las del PP”. Porque según el PSOE, “en la primarias de Castilla y León sí hubo supuestos chanchullos de Mañueco y Maíllo, si no un delito”.
Ya en su etapa de presidente de la Comisión de Garantías del PP (2017), a la vez que alcalde de Salamanca, presumía Mañueco ser “implacable con los corruptos”, pero su nombre apareció sospechosamente varias veces en las conversaciones pinchadas por la UDEF en el caso Lezo, con su posible implicación en su extensión de las guarderías Mis Pollitos de Salamanca, por presuntas corruptelas en un contrato con esas escuelas infantiles. Todavía el fiscal puede seguir indagando estas relaciones; pero Fernández Mañueco se ha agarrado a su condición privilegiada de aforado para blindarse en la investigación.
En Salamanca, IU-Podemos y PSOE, siguen afirmando que la Fiscalía debería haber investigado las conversaciones telefónicas del caso Lezo (tema guarderías Mis Pollitos de Salamanca) donde se ve que existen claros indicios de delito. El tiempo nos dirá si Mañueco prevaricó o no.
A esto se le suman varios presuntos delitos, denunciados, por malversación de fondos públicos, prevaricación, gestión de escasa transparencia, favoritismo y amiguismo en las contrataciones y un largo etc.
Y es que Mañueco lleva grabado el ADN de algunas sedes provinciales del PP: la del nepotismo para conceder contratos con dinero público a sus familiares y empresarios amiguetes. El parentesco entre cargos políticos y personal municipal ha sido constante y descarado bajo su mandato. Y luego así, pedirles favores –dopaje pecuniario– para las campañas electorales y primarias, como precisamente ha sido denunciado en varias ocasiones
La estela de la corrupción generalizada en los populares les persigue aún. El PP ha gobernado durante estos larguísimos años (más de ocho legislaturas) en la región. Un inoperante plan para retener talento; rácanos e impostados con el I+D+i, e inacción en políticas sociales; abandono de la emigración y estancamiento de la economía. Este es el magnífico bagaje del régimen del PP en Castilla y León en más de 32 años. Una Castilla y León vacía, vaciada y despoblada.
Parece cosa de risa esa falsa palabrería de Mañueco que va a “trabajar codo con codo para transformación digital e impulsar el I+D+i para el futuro de Castilla y León”. Eso se lo decía también a los emprendedores salmantinos cuando era alcalde. Y seguimos igual o peor.
Si se hubieran cumplido una cuarta parte de los compromisos y peroratas de Mañueco y Herrera, Castilla y León sería ahora, más próspera y con más vitalidad económica e industrial que la zona de Silicon Valley en la bahía norteamericana de San Francisco.
También sobre sus espaldas recae la desastrosa gestión –más bien inacción– durante la pandemia y antes, no solo en las residencias de mayores y de personas con discapacidad– , sino también en la mayoría de los hospitales públicos de la región, gracias a los duros recortes de sanidad que el PP nos envainó torpemente.
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Cuánto ha hecho de lo prometido: casi nada, como siempre. La declaración institucional de Mañueco en el Debate de Estado de la Comunidad de Castilla y León ha estado repleta de discursos correctos, empalagosos y lisonjeros, pero volviendo a prometer que hará cosas que ya prometió hace un año y no ha cumplido aún. No ha pagado las ayudas económicas de la pandemia a los ciudadanos, ni los ERTE, ni ha solucionado la hecatombe y la responsabilidades del tema de las residencias de mayores, ni ha hecho nada para atajar la despoblación, ni ha abierto los consultorios médicos rurales que él cerró. El nuevo hospital de Salamanca no estará activo hasta el 2021. Ha incumplido frecuentemente el compromiso de los acuerdos del diálogo social o las 35 horas. Vamos, el auténtico Mañueco, el que “no tiene palabra”, con la sonrisa hipócrita que suele poner para estas solemnes ceremonias.
De prosperar la investigación judicial, o crear dudas para una moción censura en su contra, Fernández Mañueco podría quedarse sin la jefatura del PP autonómico y sin la presidencia de Castilla y León.
Ángel Lozano Heras es socio de infoLibre
En las pasadas elecciones de Castilla y León del 26-M de 2019, ganó el PSOE de Luis Tudanca, y Fernández Mañueco (PP), exalcalde de Salamanca y aspirante a presidir la Junta, tuvo una severa derrota. El PP desde 1987 no había perdido las elecciones autonómicas (se le fueron 12 escaños y 100.000 votantes). Sin embargo, se empeñó Mañueco en seguir liderando el PP castellanoleonés y ser presidente de la Junta en minoría.