Cuando hay una guerra, parece que los muertos derivados de sus consecuencias no tienen nombre, solo son un número. Y resulta irónico, si tienen la fortuna de poder ser enterrados, que se despidan de ellos con un lacónico: “Descanse en paz”. ¡Qué paz!
Jorge Bastida Sala es socio de infoLibre
Cuando hay una guerra, parece que los muertos derivados de sus consecuencias no tienen nombre, solo son un número. Y resulta irónico, si tienen la fortuna de poder ser enterrados, que se despidan de ellos con un lacónico: “Descanse en paz”. ¡Qué paz!