Nos quieren muertos

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José Antonio García

Soy un jubilado más de los nueve millones que hay en España y disfruto de una pensión más o menos digna, “pensión directamente proporcional al esfuerzo y sacrificio económico realizado durante 45 años en aportaciones a la Seguridad Social (SS) por mi condición de trabajador autónomo”.

Pasaron esos 45 años de trabajo, muchísimas veces inhumano, y llegó la hora de retirarse a descansar, realmente no sé de quédescansar, porque yo no he tenido tantas cosas que atender en mi vida desde que me retiré a descansar, atendiendo a hijos y a nietos, pero contento.

En lo referente a lo económico, tengo una pensión media y me permite pasar sin grandes apuros, pero claro está, con un estricto control del gasto, pero en ningún momento dejo de pensar en millones de familias que perciben una pensión insuficiente para hacer frente al alquiler, la luz, el gas, la alimentación, farmacia, etc.

Hay algo que me llama la atención y a la vez, me llena de tristeza, al ver el poco cariño que nos tiene a los jubilados la Administración Pública al no actualizarnos las pensiones con el IPC y realmente, yo creo que lo que nos tienen es envidia de nuestra longevidad, envidia sana, pero una envidia que contiene trascendencia económica de un gran interés y que yo analizo de la forma siguiente:

Ellos, el Tesoro Público, cada mes que nos mandan nuestra pensión es como si se las sacásemos del hígado (económico, se entiende). Yo personalmente creo que la alta dirección de la SS debe de sentir un gran alivio cada vez que vea en un periódico una esquela donde diga “jubilado”, más que alivio yo diría “alegría intensa” por haber contribuido con la defunción al saneamiento de las cuentas de la SS.

Cuando nos mandan nuestra pensión mensual, deben pensar más en nosotros, en la alegría que nos produce, y si es cuando llega la paga extra, esto es ya la gloria, la solución a todos los atrasos de varios meses, es una alegría difícil de explicar, solo un jubilado me comprenderá.

Yo desde mi humilde opinión recomendaría a los jubilados que se cuiden mucho, muchísimo, que hagan ejercicio, paseos constantes, para no perder la forma, una dieta apropiada a los ingresos mensuales, sin salirse de ella, y que no dejen de vacunarse contra todo y para todo, hay que evitar dar alegrías innecesarias a la Administración.

En cuanto a los dirigentes, a los políticos de turno, les recordaría una vez más que las pensiones deben estar aseguradas y actualizadas como indica la Constitución, contempladas siempre como un “pago de lo que ya adelantaron los trabajadores en su época activa” y no considerarlo como un gasto más. Es devolvernos lo que ya dimos durante tantos años.

Si nuestros fondos aportados durante toda nuestra vida laboral han sido dedicados a otros menesteres, que hagan las correcciones oportunas y den las soluciones necesarias, para que esos fondos, sean devueltos a la caja de donde nunca debieron salir.

Se debe tener en cuenta todo esto al confeccionar los presupuestos generales del Estado. ¡Y que nuestras pensiones nunca pierdan poder adquisitivo!

Es mucho mejor ordenar mejor los gastos de la nación teniendo en cuenta a los que hemos trabajado toda nuestra vida y no estar deseando permanentemente nuestra muerte nuestra muerte con el fin de verse libres del pago de pensiones por “fallecimiento”. ( En lo que a mi respecta, debo ser un gran problema para ellos pues tengo una salud de hierro).

¡Que la jubilación sea de verdad un júbilo y no en lo que la han convertido!

¡Dios salve al jubilado y le dé muy larga vida! _____________

José Antonio García es jubilado (“gracias a mi trabajo y a mi aportación económica a la SS”) y socio de infoLibre.

Soy un jubilado más de los nueve millones que hay en España y disfruto de una pensión más o menos digna, “pensión directamente proporcional al esfuerzo y sacrificio económico realizado durante 45 años en aportaciones a la Seguridad Social (SS) por mi condición de trabajador autónomo”.

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