El de los vientres de alquiler es un fenómeno en el que se cruzan los intereses de los dos sistemas que subordinan y explotan a las mujeres de todo el mundo: el patriarcal y el neoliberal.
El capitalismo neoliberal no puede sobrevivir si no promociona y exalta la satisfacción de cualquier deseo a través de la columna vertebral del sistema, el consumo. Es, en este contexto, donde se integra la idea de que usar los vientres de alquiler es legítimo como satisfacción de un deseo. Porque si tienes un deseo y dinero para pagártelo, ¿por qué no vas a poder convertirlo en realidad? Y no solo eso, este marco simbólico es el que produce la transformación de un deseo personal como es la paternidad, en un derecho. Así, si yo deseo la paternidad, ¿quién me va a negar el derecho a satisfacer ese deseo? En todo caso, la sociedad habrá de poner los medios para que yo pueda realizarlo. Es más, no cabe duda de la importancia que tiene satisfacer mi deseo, en un mundo en el que los deseos de la gente con dinero se convierten automáticamente en derechos.
Además la solución para conseguir ese deseada paternidad-maternidad es fácil. Ahí está el patriarcado para echar una mano ofreciendo los cuerpos de las mujeres como mercancía abundante y barata. Ya lo hemos hecho con la prostitución, con la pornografía y con tantas otras cosas y nos ha ido bien, así que adelante, ¿qué problema hay? Buscamos mujeres pobres, preferentemente sanas y guapas, que estén en una situación de precariedad o necesidad, y alquilamos su útero e incluso los cuidados, los riesgos y los problemas que pueda acarrearles el embarazo y el parto para que nuestro deseo llegue a buen término.
En el caso de que vivamos en un país cuya legislación contemple esto como ilegal, siempre podemos solicitar la ayuda de ciertas redes, muy solidarias ellas, que por unos escasos beneficios están dispuestas a facilitarnos la mercancía adecuada para que podamos conseguir lo que anhelamos desde la seguridad de nuestras casas. Un negocio más con rentabilidad asegurada.
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Ni que decir tiene que la hipocresía de este razonamiento provoca náuseas. A este paso, ni siquiera existirá lo que el patriarcado ha señalado siempre como la contribución por excelencia de las mujeres a nuestro mundo: la maternidad. Los niños podrán ser encargados por internet a úteros contratados para ello. Y yo me pregunto, ¿dónde están las voces que claman contra esto? ¿Dónde la solidaridad de la mayoría del movimiento LGTBIQ con las mujeres? Porque yo solo oigo alzarse en contra a las voces del feminismo. ¿Estaremos viviendo dentro del cuento de la criada y no nos hemos enterado?
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Pilar Laura Mateo es socia de infoLibre
El de los vientres de alquiler es un fenómeno en el que se cruzan los intereses de los dos sistemas que subordinan y explotan a las mujeres de todo el mundo: el patriarcal y el neoliberal.