A Miguel Ríos, el aniversario le cogió por sorpresa. ¿20 años? ¿Ya? De repente, habían pasado dos décadas desde que salió de gira con tres amigos, Joan Manuel Serrat, Ana Belén y Víctor Manuel, con el espectáculo El gusto es nuestro, y volvió con tres hermanos. ¿20 años desde 1996? Imposible. "No recordaba que era el aniversario, ni tenía ni idea de que Víctor había estado hablando con la compañía discográfica [Sony]. Se le ocurrió que podíamos hacer una revisitación de aquel año, que fue esplendoroso para nosotros y, espero, para la gente que vino a vernos", dice el rockero del grupo.
Porque el asturiano había estado gestando, un poco a escondidas y un poco por sorpresa, el regreso del cuarteto a los escenarios. Igual que hizo aquella vez, cuando se le ocurrió que, además de juntarse en torno a una cerveza, podían hacerlo alrededor de un micrófono. Ríos no duda en llamarle "el padre de la criatura". Y ya son familia numerosa. Porque aquella gira —que fue calificada entonces como "la más masiva de la historia" de España, con 500.000 asistentes— va a tener una réplica, como un terremoto perezoso, en doce fechas veraniegas.
Aunque al principio se previeron solo dos, una en Madrid (ahora el 18 y 25 de junio) y otra en Barcelona (28 de junio), finalmente se sumaron Peralada, en Girona (22 de julio), A Coruña (29 de julio), Marbella (5 de agosto), Cambrils, en Tarragona (7 de agosto), Granada (16 de septiembre), Sevilla (17 de septiembre), Valencia (24 de septiembre), bilbao (1 de octubre) y Zaragoza (15 de octubre). Aunque en un primer momento se agotaron las entradas de Madrid y Barcelona, se ha puesto a la venta una nueva remesa de tickets. El resto de las fechas siguen teniendo localidades disponibles.
Quizás ellos no supieran, en 1996, que su carrera iba a continuar 20 años más tarde casi con el mismo ritmo. Serrat estuvo de gira internacional buena parte de 2015. Ana Belén sigue dando conciertos y ha saltado de nuevo a los escenarios con la Medea de José Carlos Plaza —otro de la pandilla: fue él quien diseñó la puesta en escena de aquellos conciertos y repite en estos—. Junto a Víctor Manuel, han dado una gira por Latinoamérica en la primavera de este año. El único que hace escasear su presencia es Miguel Ríos. El granadino decidió retirarse en 2011 para no "acabar siendo una caricatura" de sí mismo.
Al final, el lustro de jubilación dorada no ha estado tan carente de actividad como él pensaba. Las solicitudes para que participara en proyectos "con una buena causa" se acumulan, y no es raro ver su nombre en carteles de conciertos solidarios con afectados por ELA o con enfermedades poco frecuentes, e incluso en homenajes a compañeros de profesión. "Con el reparto del concierto, como se hace entre los cuatro, creo que al final no voy a cantar tanto como en los que acabo de hacer", bromea. Para él, este regreso casi no es trabajo: "A mí no me va a poder nada más que la emoción de cantar con esos tres".
"Esos tres". Habla de ellos con la familiaridad irreverente de los viejos amigos. Cuando se embarcaron en aquella gira que les tuvo de escenario en escenario entre agosto de 1996 y diciembre de 1997, muchos les dijeron que no la aguantarían. Que no hay amistad que no se rompa después de la intensidad de convivir, viajar y trabajar juntos. Pero Ríos explica que ocurrió justo lo contrario: "En nuestro oficio, la gente con la que has compartido escenario se convierte en tu familia. Tienes unos lazos irrompibles. Hay formas de relación que solo estando ahí arriba se pueden conseguir".
Además, tienen la suerte de seguir de acuerdo en "el 99,99%" de las ideas que tienen sobre "el mundo, la vida, la política". "Estoy a partir un piñón con cómo sienten mis amigos la existencia, en qué creemos y en qué descreemos", dice Ríos, exhibiendo lealtad. Son, además "20 años más adultos". Se conocen mejor, a sí mismos y a los demás. El músico habla con ternura: "Sabemos de qué pie cojeamos y en qué situaciones de nuestra propia existencia somos imbatibles. La vida nos ha enseñado a todos a querernos más, y a respetarnos mucho más". Y enumera con orgullo los logros de sus compañeros.
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Miguel Ríos, Ana Belén, Serrat y Víctor Manuel, en la presentación de la gira en 1996.
Aunque este nuevo El gusto es nuestro sea un ejercicio de memoria, van a poner de su parte para que no sea también uno de nostalgia. La lista de temas no serán las mismas que aquella vez. Hay dos décadas más de repertorio que incluir, y las viejas canciones deberán hacer hueco a las nuevas. Ahora bien, Ríos manda un mensaje tranquilizador a sus seguidores: "Hay canciones de nuestro propio repertorio que ninguno nos atrevemos a quitar, porque sería de alguna forma desilusionar a la gente". Aunque en el momento de su retirada le dejaba una cierta amargura que sus temas antiguos siguieran teniendo más éxito que los nuevos, ahora lo ve con más distancia: "Es un gusto sentir que una canción cumple el servicio para el que fue creada, ser cantada, y no por uno solo, sino por una multitud. Que no se quede en una suerte de acto narciso, de gustarte a ti mismo, sino que se convierta en un servicio emocional público".
Bienvenidos y El rock de la cárcel parecen tener asegurado su hueco en los nuevos conciertos. El rock de una noche de verano, dice, podría escribirse de nuevo hoy mismo. Y otras "no tan conocidas" le servirán de colchón para hablar de trazar su itinerario vital de estos 20 años. Estas dos décadas que pasaron tan rápido. Como estos conciertos que ya llegan: "Son solo unas horas, y luego se acabó".
A Miguel Ríos, el aniversario le cogió por sorpresa. ¿20 años? ¿Ya? De repente, habían pasado dos décadas desde que salió de gira con tres amigos, Joan Manuel Serrat, Ana Belén y Víctor Manuel, con el espectáculo El gusto es nuestro, y volvió con tres hermanos. ¿20 años desde 1996? Imposible. "No recordaba que era el aniversario, ni tenía ni idea de que Víctor había estado hablando con la compañía discográfica [Sony]. Se le ocurrió que podíamos hacer una revisitación de aquel año, que fue esplendoroso para nosotros y, espero, para la gente que vino a vernos", dice el rockero del grupo.