Leer, llegir, irakurri, ler, lleer

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Hablo con Magela Demarco, periodista argentina y autora de libros infantiles el último de cuales, Sola en el bosque (junto con Caru Grossi) aborda un asunto bien delicado. “La problemática del abuso sexual es universal, atraviesa estratos sociales, zonas geográficas y culturas. Según el Consejo de Europa uno de cada cinco menores es víctima de violencia sexual”, asegura, y se felicita de la gran repercusión que está teniendo el libro. “Esto quiere decir que la sociedad ahora está preparada para hablar sobre este tema, para empezar a hacerse cargo. Me contactan periodistas, mamás, psicopedagogas, docentes. Todas comprometidas con la problemática, todas movilizadas”. Todas, agradecidas por disponer una herramienta para trabajar, “sobre todo con niñas y niños pequeños que no pueden poner en palabras eso que les está pasando, pero sí pueden recurrir al libro, que funciona como un anclaje para detectar los abusos”.

Su editor, José Luis Ponce, decidió publicarlo no solo en castellano, también en euskera y gallego, como hace con otros de su catálogo. No cuentan con ayudas oficiales, y se muestra muy crítico con gremios y administraciones, lo hacen por sus propios medios y con resultados desiguales, pero no ceja en su empeño e incluso ha empezado a publicar en bable. “En su momento nos dijimos que cuando el libro fuera dirigido a un público más pequeño, no a adolescentes que están en el instituto sino a público de 6, 7, 8, 9 años, lo pondríamos en las lenguas vehiculares de cada comunidad”.

Kalandraka también lo hace. “La elección de publicar en todas las lenguas oficiales del Estado español es consustancial a nuestro proyecto editorial ―explica su director, Xosé Ballesteros―. Respetamos y apostamos por la pluralidad lingüística, teniendo en cuenta que las lenguas minorizadas del Estado tienen una problemática específica y diferente. En ese sentido, si fuese posible, publicaríamos todos los títulos en todas las lenguas, incluida la portuguesa ―tenemos vocación iberista―, pero dependemos de factores que sobrepasan nuestra voluntad”.

Le pregunto si, en ese empeño, reciben ayuda; vaya, si acceden a subvenciones… Hay, repasa, un gran número de países que impulsan ayudas para que las obras publicadas en sus idiomas respectivos sean traducidas, a excepción de Gran Bretaña y EE.UU. También es el caso del Ministerio de Cultura, administraciones autonómicas como Galicia o institutos como el Institut Ramón Llull o el Etxepare Euskal Institutua. “Pero nuestros criterios de selección a la hora de elegir títulos no tienen en cuenta esas ayudas. Es a posteriori cuando valoramos si interesa presentar candidaturas a dichas ayudas”.

El mundo de la literatura infantil y juvenil es un mundo singular, con sus propias normas. En Cataluña, por ejemplo, la lengua vehicular en la educación obligatoria es el catalán por lo que, lógicamente, se prescriben muchos libros en ese idioma. ¿Quién proporciona esos libros? “Grosso modo, hay unas 50 editoriales que se dedican a la literatura infantil y juvenil como base fundamental de su negocio”, explica Josep Lafarga, secretario general del Gremi d'Editors y de la Associació d’Editors en Llengua Catalana. Lo curioso es que muchas de ellas son empresas catalanas “que tienen su empresa madre en Madrid, por ejemplo, la editorial Cruïlla forma parte de SM y edita en catalán solo; Barcanova es la marca en catalán del Grupo Anaya; Grup Promotor es la marca catalana de Santillana; Baula es la marca catalana de Edelvives…”

Por otro lado, continúa, también se prescriben obras en castellano, por eso, “si un [libro de la colección] Barco de Vapor se edita en castellano, ese Barco de Vapor difícilmente tiene traducción al catalán porque los niños ya lo leen en castellano”.

Traducción simultánea

Es habitual que los editores que trabajan en las lenguas minoritarias se hagan cargo de la edición en castellano de sus autores; no lo es tano que editoriales cuyo catálogo está escrito mayoritariamente en el idioma común se pasen a otro idioma estatal, casi siempre el catalán, que es el otro gran mercado en España, después del castellano. Y si sucede, casi nunca ocurre con los autores que escriben en castellano, sino con los traducidos. O, si hablamos de grandes grupos, se atreven haciendo gala de su poderío; así, en febrero, Penguin Random House lanza simultáneamente la nueva novela del barcelonés Toni Hill, en dos sellos: el castellano Grijalbo (El oscuro adiós de Teresa Lanza) y en catalán Rosa dels Vents (L’obscur adeu de Teresa Lanza).

Tres libros de la editorial Asteroide.

Pero lo normal dentro de lo extraordinario es que traduzcan obras de autores foráneos. Lo hace, por ejemplo, Anagrama en su colección Llibres Anagrama (donde también caben libros escritos originalmente en catalán) Y lo hizo Luis Solano, cuyos Libros del Asteroide tienen sede en Barcelona, se animó en su momento e hizo algún libro en catalán, “8 en concreto”, en los primeros años de la editorial. “Pero dejamos de hacerlo porque, a priori, era muy difícil saber qué título iba funcionar mejor y tendría sentido hacer en los dos idiomas. Y a posteriori, con el libro ya en la calle y funcionando, tenía poco sentido”.

Lo cual no significa que los libros de autores foráneos que ellos publican en España no tengan traducción al catalán: casi la mitad la tienen, “normalmente nos coordinamos con el editor de aquí para hacer conjuntamente la campaña de prensa. Pero ya no compramos nunca derechos en catalán, básicamente porque el ahorro de costes es prácticamente inexistente (sólo puede ahorrarte algo en la compra de derechos). Y por lo tanto el riesgo es doble: tienes que rentabilizar la edición en castellano y la edición en catalán”.

También lo ha intentado Enrique Redel, editor de Impedimenta, con el objetivo de mantener la política de autor, y en cierto modo el control de la obra del escritor para que pertenezca a un mismo catálogo en otros idiomas. “El número de lectores en catalán es amplio, y cuando se publican dos versiones del mismo libro en ambas lenguas, y estas ediciones coinciden en el tiempo, muchos lectores, si tienen oportunidad de leerlo en catalán, se inclinan por ello. Con la publicación en ambas lenguas en principio cubres estos mercados que a veces son excluyentes”. 

Libros de la editorial Impedimenta.

Llama mi atención Redel sobre el hecho de que uno de los puntos flacos de las editoriales pequeñas como la suya es que no tienen una implantación mediática específica para otras lenguas que no son el castellano. Si bien mantienen una excelente relación con los medios y periodistas catalanes de referencia, que suelen reseñar buena parte de los títulos de su catálogo, la edición en catalán tiene circuitos promocionales propios, a los que no llegan. Eso hace que tengan que seleccionar muy bien los títulos que editan en catalán, y hacer un esfuerzo suplementario de implantación y promoción.

¿Me ayudas?

Se lo pregunté a otros editores, y vuelvo ahora sobre el tema, me interesa saber si la posibilidad de conseguir subvenciones para esas traducciones es un factor determinante; me dice que no, que, de hecho, nunca han conseguido ayudas para publicar en otras lenguas peninsulares que no son el castellano. “Si se tratara de una traducción del castellano a otra lengua peninsular (del catalán al castellano, o del castellano al catalán), sí existirían ayudas (concedidas por el Ministerio de Cultura, que en ese sentido sí promociona la permeabilidad entre lenguas peninsulares), pero no cuando el idioma original es el inglés, o el francés, o el polaco o el alemán. Al no estar radicado nuestro domicilio social en las comunidades que conceden las ayudas, no podemos acceder a las ayudas. Es decir, se prima la residencia, no la lengua de destino”.

Se me antoja un criterio discutible, así que pregunto al portavoz del Gremi. “Hay unas ayudas a la traducción al catalán que son superiores a los 300.000 €, es una ayuda que se trabajó hace tres o cuatro años, ya sea del castellano del inglés o del chino, da igual ―me dice Josep Fontana―. Y pueden presentarse editoriales de fuera de Cataluña, de hecho, se presentan lo que pasa es que hay que cumplir una serie de condiciones”. Para comprobarlo, me invita a entrar en la web del Gremi. En cualquier caso, insisto sobre el punto concreto del domicilio de la editorial solicitante: “si es una editorial que no tiene sede fiscal en Cataluña, aunque la tenga, debe cumplir unos requisitos para presentarse, que publique un mínimo…”

De viva voz

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Libro de la editorial Reino de Cordelia.

Caso aparte son las ediciones bilingües que, por ejemplo, la editorial Reino de Cordelia considera irrenunciables cuando se trata de poesía, ante la dificultad de traducir la poesía, se creen obligados a ofrecerle al lector la versión original por si desea cotejarla. Por eso, tienen ediciones bilingües inglés/español, ruso/español y gallego/español. “Hemos publicado en gallego y español el libro de Xavier Seoane Thrénoi y publicaremos también en gallego/español al final de este semestre Razón o desencanto/Razón del desencanto, su último poemario”, explica Jesús Egido, el editor.

Al que también pregunto por las subvenciones. “Hasta ahora no se nos había ocurrido pedir una subvención para un poemario, pero sería una posibilidad, ya que el Ministerio parece que protege mucho más las ediciones en gallego, catalán, vasco o bable que las publicadas en español de autores españoles, que no protege prácticamente nada”. Y echando mano de un humor muy suyo, añade: “No sé si también será más sensible a otras lenguas vernáculas como el castúo o el silbo, aunque el silbo gomero seguramente solo podrá publicarse en formato audiolibro”.

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