De viva voz
Nombres borrados
Nombres borrados
La mente no es un lápiz para tomar apuntes,
es una goma de borrar.
Marko Vesovič
Mi padre fue perdiendo poco a poco el lenguaje.
Y empezó por los nombres. Lo primero
que olvidó su cerebro no fueron los adverbios
ni los pronombres ni los adjetivos,
como uno estaría tentado de creer,
ni las motas de polvo de las preposiciones,
sino los sustantivos.
La manzana dejó de ser manzana,
el vaso pasó a ser eso,
y quienes se acercaban dejaban de llamarse.
La muerte comenzó su labor minuciosa
robándole los nombres,
borrándolos, poniendo
en su lugar un esto o un aquello,
un dame, un balbuceo, un gesto de la mano.
Lo último que se pierde son los verbos,
los verbos que se mueven en la sangre
como si fuesen peces
hasta que acaba el mundo,
hasta que ya no puede el cuerpo con su alma.
Los adjetivos son afectuosos,
visten con sus pasiones lo que miran
y por eso perviven.
Pero los nombres se esfuman.
Y la sustancia de los sustantivos
es agua de borrajas, niebla, torres de humo.
La manzana deja de ser manzana.
Yo dejo de llamarme.
La palabra dolor no significa nada.
Del libro Padre (Renacimiento, 2016).
*Juan Vicente Piqueras es poeta. Su último libro, Juan Vicente PiquerasPadre (Renacimiento, 2016).