Memoria de un pasado cada vez más presente

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“Es necesario que entendamos que los jóvenes nos escucharán solo con la condición de que nosotros les escuchemos a ellos y de que sean ellos los que nos inviten a hablar”. Lo dijo el periodista y escritor Ryszard Kapuściński, y lo ha hecho el fotógrafo y documentalista Aitor Fernández. Invitar a hablar. A los mayores. Para ver en ellos el propio reflejo, aprender de los fallos cometidos y saborear las victorias logradas. 

Después de más de tres años –de enero de 2009 a mayo de 2012- de trabajo repartido por todos los rincones de España, Fernández y la asociación DateCuenta, volcada en la comunicación desde una perspectiva social, han sacado adelante un monumental ejercicio de memoria histórica, traducido en un proyecto transmedia de nombre Vencidxs. Un documental que se proyectará este sábado en Madrid en el Ciclo de cine anarquista, un libro y una web que recogen más de un centenar de testimonios de supervivientes del bando republicano de la época de la Guerra Civil y el posterior franquismo. Alejados de la rimbombancia de la terminología política, estos ancianos explican “de ser humano a ser humano” los caminos que recorrió su lucha por la libertad y el punto en el que esta ha desembocado.

“Estas personas tienen cosas infinitamente más importantes que contar que, por ejemplo, lo que nos cuentan los políticos”, afirma Fernández, ligado casi desde su creación a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que ha servido de plataforma -junto con otro medio centenar de entidades- para realizar el trabajo de investigación. “Son gente que está mostrando los errores en la lucha para que los que siguen luchando hoy no los cometan, y para encontrar un punto común para emprender la mejora social”.

Sangre en las manos

Desde la ilusión gestada en los albores de la efímera II República hasta el genocidio franquista –que acabó con la vida de más de 100.000 personas personas y que, conviene recordar, es el mayor del mundo que continúa sin haber emprendido acciones gubernamentales para la recuperación de los cuerpos- , los testigos que aparecen en proyecto relatan sus sueños e ideales, las experiencias vividas, la frustración del exilio y los horribles castigos aplicados a los que se quedaron. Aparecen también personas que reconocen su participación en asesinatos de fascistas, y muchos otros para los que, a pesar de la famosa promesa de Franco de que “nada tiene que temer de la justicia aquel que no tenga las manos manchadas de sangre”, no hubo clemencia.

Esta historia reciente de España, que recuerda a la España aún más reciente, sigue sin embargo siendo desconocida para muchos. “Se dice que Suárez fue el primer presidente de la democracia”, ilustra Fernández, en alusión a la República. “Y en mi opinión esto es así porque no quieren que el ejemplo cunda”. Para que sí lo haga, o para que al menos sirva de inspiración, fue la razón que le impelió a embarcarse en este proyecto, totalmente autogestionado. “Había una urgencia, porque los abuelos se están muriendo”, explica el director, que justo antes de ayer recibió la noticia del decimonoveno fallecimiento de uno de los entrevistados.

Una vez finalizados tanto el libro como el documental, que se estrenó el pasado mes de noviembre, la película va a girar durante un tiempo por diferentes salas o festivales. Cuando hayan recuperado al menos parte del dinero invertido, volcarán todos los contenidos en la web, que incluyen hasta 160 horas de grabaciones de entrevistas. “Para mí, hacer esto ha sido increíble: siento que he tocado la historia, mi historia, la que a mí me interesa”, concluye Fernández. “Se ven las consecuencias de la miseria, la guerra y el hambre, y la gente lo tiene que saber, y más ahora, cuando yo mismo puedo ver la miseria donde vivo, en Barcelona”.

“Es necesario que entendamos que los jóvenes nos escucharán solo con la condición de que nosotros les escuchemos a ellos y de que sean ellos los que nos inviten a hablar”. Lo dijo el periodista y escritor Ryszard Kapuściński, y lo ha hecho el fotógrafo y documentalista Aitor Fernández. Invitar a hablar. A los mayores. Para ver en ellos el propio reflejo, aprender de los fallos cometidos y saborear las victorias logradas. 

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