Nick Cave celebra sus '20.000 días en la Tierra'

Francisco Chacón

Cuando salió de su Melbourne natal, Nick Cave inició un periplo por Londres, Berlín y Sao Paulo. Pero es Brighton la ciudad que ocupa de verdad su corazón. Ahí, al sur del Reino Unido, arranca 20.000 días en la Tierra, el falso documental sobre este gentleman de las tinieblas, adalid del rock más catártico, poeta corroído por los demonios internos y novelista exyonqui.

Iain Forsyth y Jane Pollard retratan un día cualquiera en la vida del que fue líder de The Boys Next Door o The Birthday Party, así como piloto de los Bad Seeds y Grinderman.

Una de las mansiones que rodean Marina Village le sirve de estudio-refugio en medio de un enclave con atmósfera liberal y alta concentración de ecologistas y gays. Le secunda el multiinstrumentista Warren Ellis, capaz de darle la réplica humorística a nuestro héroe del subsuelo.

“Lo que más miedo me da es perder la memoria”, se confiesa Cave ante la cámara en la antesala de una frase que testimonia el sentido de su vida: “Vivo para actuar”. Así lo demostrará el 21 de mayo de 2015 en el Auditorio del Fórum de Barcelona y al día siguiente en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, fecha para la cual ya no quedan entradas.

Pero quizás el momento más hilarante de la película (con semejante título como prueba de lo agradecido que está a Dios por haber vivido todo ese tiempo desde que vio la luz en 1957, en el mismo vecindario que su amiga Kylie Minogue) llega cuando recuerda a Nina Simone, a quien no dudó en invitar en 1999 -cuatro años antes de su fallecimiento- cuando Meltdown, el festival londinense que otorga la batuta de programación a los personajes más intelectuales del rock, le propuso ser comisario de aquella edición.

Consumida por el deterioro, la inigualable cantante de My baby just cares for me dejó a Nick boquiabierto con su magnetismo. Hasta el punto de que, al final de su actuación, no pudo resistir la tentación de apropiarse del chicle que ella había pegado sobre el piano.

El dúo de directores experimenta la intensidad que rezuma este caballero de traje oscuro en la distancia corta, como pudimos comprobar en el Hotel Astoria de Valencia en 2005, horas antes de su concierto en Benicàssim esa misma noche de domingo.

Sol de justicia a través de los ventanales aquella mañana soleada. Y Nick Cave que se aproximaba con su eterno look de enterradorlook . Hablarle de Brighton fue la llave para conectar con uno de los personajes más difíciles del planeta musical.

Sin embargo, su versión madura nos lo presenta como un padre modélico al que resulta fácil imaginar paseando por el waterfront y el Palace Pier, no lejos de donde se levantaba el legendario The Zap Club, epicentro del underground local y donde se dio a conocer el no menos oscuro Gary Clail.

En cualquier caso, queda claro que 20.000 días en la Tierra se aleja radicalmente del documental al uso que sobre su figura puso en pie Uli Schueppel allá por 1990, editado en DVD por el sello Mute dos años después.

Le veíamos allí en el Paradiso de Ámsterdam, desgarrador en sus cáústicas interpretaciones de From her to eternity, The mercy seat, New morning o In the ghetto, verdaderos clásicos de un repertorio que le ha encumbrado al olimpo del rock más personal y denso.

Cuando salió de su Melbourne natal, Nick Cave inició un periplo por Londres, Berlín y Sao Paulo. Pero es Brighton la ciudad que ocupa de verdad su corazón. Ahí, al sur del Reino Unido, arranca 20.000 días en la Tierra, el falso documental sobre este gentleman de las tinieblas, adalid del rock más catártico, poeta corroído por los demonios internos y novelista exyonqui.

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