García llega desde León a Madrid para pasar un fin de semana. La ciudad, cree, le va a permitir disfrutar de una amplia oferta cultural. Pero es casi poner un pie en la calle y toparse con una manifestación, esta en protesta por el maltrato a las artes. En pleno barullo, lo que ve y oye le hace comprender dos cosas: la primera, que la política cultural del Gobierno está empobreciendo la industria; la segunda, que hay cultura más allá del relumbrón.
Inspirado por un cortometraje francés, La parábola de las Tullerías, García no lo sabe es un proyecto producido por la Fundación Ateneo 1º de mayo, de CCOO, que quiere, dice su director, Alberto Leal, “proporcionar una herramienta amena, divertida y autocrítica" para sensibilizar sobre la necesidad de proteger y promover la cultura como palanca para el desarrollo. Protagonizado por el actor David V. Muro y el exrector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Berzosa, y narrado por Pilar Bardem, el corto se grabó parcialmente en la manifestación por la Cultura convocada el pasado 9 de marzo por la Plataforma en defensa de la cultura, con la que la Fundación coincide en sus reivindicaciones.
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Estandarte de la protección y valoración de la cultura como cuestión de Estado, Francia lleva décadas estudiando los efectos positivos de la inversión culturalpública en la economía. El corto, explica Leal, sirve así de vehículo para difundir conceptos como la Utilidad marginal decreciente –del que la cultura es una excepción, dado que cuanto más se consume, más aumenta la satisfacción- o el Efecto multiplicador de la inversión cultural. También, agrega el director, “para que la gente tome conciencia de que hay que apoyar más otro tipo de cultura. Por eso vestimos al protagonista de Max Estrella (el protagonista de Luces de Bohemia, de Valle-Inclán), porque fue un símbolo de la lucha contra el bipartidismo”.
García llega desde León a Madrid para pasar un fin de semana. La ciudad, cree, le va a permitir disfrutar de una amplia oferta cultural. Pero es casi poner un pie en la calle y toparse con una manifestación, esta en protesta por el maltrato a las artes. En pleno barullo, lo que ve y oye le hace comprender dos cosas: la primera, que la política cultural del Gobierno está empobreciendo la industria; la segunda, que hay cultura más allá del relumbrón.