El 31 de agosto se quedaron sin trabajo en España 282.298 personas. Esa fecha suele ser la de mayor número de bajas de afiliación en la Seguridad Social de todo el ejercicio. Aunque este año hubo otro día en que más ciudadanos perdieron su empleo: el 1 de agosto. Fueron 362.682 las bajas. Por culpa del calendario –el 31 de julio cayó en domingo–, los despidos y finalizaciones de contrato se repartieron entre el 30 de julio y el primer día del mes siguiente. En total, se quedaron sin trabajo entre esas dos fechas 499.225 personas, según los registros publicados por el Ministerio de Empleo.
Si además de a las cifras de bajas de afiliación se presta atención a la de altas, se obtiene una imagen completa del comportamiento del mercado laboral español. El 1 de agosto se registraron 306.325 altas, una cifra no muy alejada de la de bajas. Naturalmente, el resto de los días del mes también se dan de alta y de baja más trabajadores. De forma que en agosto la Seguridad Social anotó 1,88 millones de altas y 2,24 millones de bajas. Muchísimo movimiento para un país con 3,7 millones de parados registrados en las oficinas de empleo y 4,57 millones según los cuenta la Encuesta de Población Activa (EPA).
Estos datos revelan qué tipo de contratos se firman y qué tipo de empleo generan: temporal, estacional, precarioprecario. La temporada alta del turismo saca a muchos de las listas del paro, pero los devuelve a ellas cuando llega a su fin. La recuperación económica y la reforma laboral no han cambiado ese patrón. Tampoco el predominio del contrato temporal. El 92,76% de los contratos registrados en las oficinas públicas de empleo en agosto tenían una duración prefijada. Es el mayor porcentaje del año. Pero, aun en los meses con menos temporalidad, apenas baja del 90%.
Además, esos contratos temporales cada vez son más breves. Las últimas cifras que Empleo ofrece al respecto corresponden al mes de julio: la duración media de los contratos en España es de sólo 50,92 días –50,64 para las mujeres–. En 2007 llegaban a los 79,13 días. Y cada vez tienen más peso los ultrabreves, de menos de una semana. Son casi tres millones de contratos, que representan el 28,45% de los temporales. En 2007, antes de la crisis, no superaban el 17%. Y es que, por regla general, los empleos eventuales en España son bastante volátiles: el 41,5% no alcanza el mes de vida.
Rotación récord
Ver másLos contratos de menos de una semana se disparan hasta los 5,6 millones en 2017 y suponen ya el 26%
Como consecuencia de todo lo anterior, la rotación laboral es elevadísima. Con datos de 2015, por trabajador temporal se firman en España 5,3 contratos. Ese año el SEPE registró 17,06 millones y, según la EPA, había 3,23 millones de asalariados eventuales. Antes de la crisis, en 2007, cada trabajador temporal tocaba a 3,6 contratos, a pesar de que el número de los asalariados con este tipo de contrato era superior, 4,5 millones.
El baile de altas y bajas de afiliación corrobora esos altos niveles de rotación. En agosto de 2008, aún en pleno apogeo económico, se perdieron 146.629 empleos, casi el mismo número de los que se han destruido en el mismo mes de este año, 144.997. Sin embargo, hace ocho años la Seguridad Social registró 1,26 millones de altas y 1,37 millones de bajas de afiliación: un total de 2,63 millones de movimientos. Este último agosto, la suma de altas y bajas ascendió a 4,12 millones. Es decir, un 56% más. Entonces la Seguridad Social contaba con 19.13 millones de cotizantes; hoy le quedan 17,7 millones.
Todo este ir y venir de los registros de la Seguridad Social no sólo revela el predominio del trabajo temporal y su cada vez menor duración, sino también que muchos asalariados pasan el año combinando periodos de empleo con otros de paro. Lo que, además, traduce salarios ya de por sí bajos –los temporales ganan un 36% menos que los indefinidos– en prestaciones por desempleo mínimas o incluso en el subsidio de 426 euros porque no han podido cotizar lo suficiente.