Despidos y reformas laborales aceleran el envejecimiento del mercado de trabajo en España

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El 55% de los trabajadores supera los 40 años.

Los despidos y las reformas laborales de la crisis económica han producido cambios en la fuerza de trabajo, algunos esperados y otros no tanto: el auge del empleo a tiempo parcial, la precarización de las condiciones laborales, el aumento de la tasa de actividad femenina… y la caída del número de ocupados y activos entre los menores de 40 años.

Comparados con 2007, antes de la crisis, el número de trabajadores ocupados por debajo de la cuarentena se ha reducido en un 32,4%. En otras palabras, hay 3,6 millones menos de personas en esa franja de edad trabajando. Al tiempo, quienes tienen empleo con una edad entre 40 y 60 años han crecido en 2,36 millones, un 27%, según la Encuesta de Población Activa (EPA). Y, dentro de ese intervalo de edad, los que más se han empleado son los trabajadores de 50 a 60 años, nada menos que un alza del 46%.

En conjunto, si antes de la crisis quienes cumplen más de 40 años conformaban casi el 41,3% de los trabajadores ocupados, hoy son casi el 55%. Aunque España no ha igualado todavía los 20,58 millones de personas con empleo que tenía en el segundo trimestre de 2007 –la última EPA cuenta 19,8 millones–, la pirámide de edad del mercado laboral engorda por su parte central mientras adelgaza considerablemente por arriba.

De hecho, lleva haciéndolo desde 2013, cuando el número de trabajadores de entre 40 y 60 años superó la cifra precrisis. En el segundo trimestre de 2007 eran 8,5 millones de personas. En la peor época de la crisis, los despidos se cebaron en los trabajadores de más edad, los primeros en salir de las empresas en los expedientes de regulación de empleo (ERE), después de unos primeros años en que los principales damnificados habían sido los contratados temporales, en su mayoría jóvenes. Pero hoy los trabajadores maduros ascienden a 10,8 millones.

Por el contrario, los más jóvenes de la pirámide han huido de la estadística de ocupación. En 2007 sumaban casi 11,2 millones y representaban el 54,3% de los trabajadores con empleo. Hoy sólo son 7,5 millones, el 38,1%.

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Los motivos de este fuerte descenso son el envejecimiento general de la población y, en el caso de los menores de 30 años, la falta de expectativas laborales, que ha abocado a muchos de ellos a prolongar la etapa de formación o a reanudar los estudios si los habían interrumpido y la experiencia laboral terminó en el paro. Así, su tasa de actividad no ha hecho más que descender desde 2007: es sólo del 54,48% entre quienes tienen de 25 a 29 años, 12 puntos por debajo de los tiempos precrisis. Sin embargo, la tasa ha aumentado más cuanto mayor es la edad de los trabajadores: siete puntos para los de 45 a 50 años, casi 10 puntos para los de 50 a 55 y nada menos que 16 puntos para quienes tienen de 55 a 60 años. Incluso para quienes están en la última fase de su vida laboral, entre 60 y 64 años, el alza de la tasa de actividad ha sido de 12 puntos porcentuales.

En cambio, los menores de 30 años que han optado por abandonar el mercado laboral, o retrasar su entrada, se han multiplicado en los últimos 12 años. Ahora son 3,05 millones, un 11,6% más que en 2007. De ellos, estudian el 86,4%. Suman 444.800 más que antes de la crisis, un aumento del 20,2%.

Pese a que el grueso del empleo recuperado desde 2014 corresponde a los trabajadores de más edad, también son ellos los más afectados por el paro de larga y muy larga duración. Los ocupados de entre 40 y 55 años representan el 42,6% de quienes llevan más de dos años sin un empleo. Suman 429.400 personas, un número que casi quintuplica el de quienes se encontraban en esa situación en 2007. También son el 38% de quienes llevan más de un año pero menos de dos sin trabajo, 171.700 desempleados, más del doble de los que había antes de la crisis. La edad marca diferencias también en el paro crónico. La cifra de mayores de 40 años con más de dos años en el desempleo triplica la de los menores de 30 en esa situación, aunque igualmente ellos son el triple que en 2007.

Los despidos y las reformas laborales de la crisis económica han producido cambios en la fuerza de trabajo, algunos esperados y otros no tanto: el auge del empleo a tiempo parcial, la precarización de las condiciones laborales, el aumento de la tasa de actividad femenina… y la caída del número de ocupados y activos entre los menores de 40 años.

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