Las mujeres son mayoría entre los perceptores de rentas asistenciales

El reparto de las prestaciones de desempleo es un fiel reflejo de la discriminación laboral de las mujeres en España. Así, pese a que el paro femenino supera al masculino, la protección que proporcionan las ayudas públicas a las mujeres es mucho menor. Los servicios públicos de empleo registran 2,21 millones de paradas y 1,87 millones de parados. Hay un 18,3% más de mujeres sin trabajo que de hombres. Pero sólo el 43,7% de ellas, 968.846, cobra una prestación, 12 puntos porcentuales menos que ellos, 1,04 millones.

Según recoge un informe elaborado por UGT con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, únicamente el 17,7% de las desempleadas,  392.846 mujeres, percibe una prestación contributiva, cinco puntos porcentuales menos que los hombres, 426.278. Las contributivas son las ayudas de mayor cuantía, pues están ligadas a los sueldos cobrados antes de perder el empleo. Se pueden percibir durante un máximo de dos años. El hecho de que las mujeres tengan más contratos temporales que los hombres y más contratos a tiempo parcial  –el 74,2% de quienes trabajan por horas son mujeres–, también ingresen salarios más bajos, se traduce en que sus prestaciones contributivas son igualmente de menor cuantía y duración.

O les cueste más sumar el mínimo de tiempo necesario para cobrarlas: al menos 360 días dentro de los seis años anteriores a la pérdida del empleo. El motivo estriba en que sus carreras profesionales son más discontinuas que las de los hombres, más proclives a las excedencias y las reducciones de jornada para el cuidado de los hijos o familiares, o es más fácil que pasen a la inactividad por la misma razón.

Cuando se pone la lupa en las ayudas asistenciales –426 euros al mes– la brecha continúa. Según recogen las estadísticas del Ministerio de Empleo, son más las mujeres que acceden al subsidio por haber agotado la prestación contributiva, el 33% de quienes llegan a la ayuda asistencial, cinco puntos porcentuales más que los hombres. La cifra, una vez más, traduce otra grieta laboral. El paro de larga y muy larga duración afecta más a las mujeres. Así, según la Encuesta de Población Activa (EPA), hay 1,45 millones de mujeres que llevan más de un año sin trabajar; la mayoría, 1,05 millones, más de dos años. Los hombres en la misma situación son 1,39 millones. 1,03 millones superan los dos años en el paro.

También son más las mujeres que empiezan a cobrar los 426 euros por tener un contrato fijo discontinuo, un 56,4% más que los hombres. Otro tanto ocurre con quienes perciben el subsidio porque no han conseguido cotizar el tiempo suficiente para acceder a la prestación contributiva: el 29% son mujeres, casi siete puntos porcentuales por encima del número de hombres. Una vez más es el resultado de la mayor precariedad laboral femenina antes explicada: más contratos a tiempo parcial, carreras laborales discontinuas, menos acceso al contrato indefinido…

El 52,6% de los perceptores de la RAI y el PAE

Pero donde la mujer tiene mayor protagonismo es en la parte más baja de la protección pública por desempleo. Son mayoría entre los perceptores de la Renta Activa de Inserción (RAI), que cobran los parados de larga duración mayores de 45 años que han agotado el resto de las prestaciones públicas y carecen de cualquier otra renta. El 51,4% de sus beneficiarios son mujeres, 120.194 personas, casi tres puntos porcentuales por encima de los hombres.

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También acaparan el Programa de Activación para el Empleo (PAE), puesto en marcha en enero de 2015 tras un acuerdo de los sindicatos y la patronal con el Gobierno. Pueden acceder a estas ayudas los parados que hayan agotado tanto la RAI como el Plan Prepara. Sus ayudas las cobran 15.979 mujeres, casi el triple que los hombres, 8.706. Sumados los beneficiarios de ambas figuras asistenciales, el 52,6% de ellos son desempleadas.

Sobre el tercer programa asistencial, el Plan Prepara, el Ministerio de Empleo no facilita datos de su reparto por sexos.

El estudio de UGT también destaca otra de las consecuencias de la mayor precariedad laboral femenina. Hay menos mujeres pensionistas –son sólo el 37% de los perceptores de una pensión de jubilación– pero, además, cobran pensiones más bajas. Son mayoría entre quienes cobran menos de 655 euros al mes, hasta el punto de que representan el 90% de los pensionistas que perciben entre 350 y 400 euros. Y no llegan ni al 20% de los pensionistas las mujeres jubiladas que cobran entre 700 euros y 2.000 euros al mes de pensión. Pero es que sólo uno de cada 10 jubilados que ingresan la pensión máxima, 2.567 euros mensuales, es una mujer.

El reparto de las prestaciones de desempleo es un fiel reflejo de la discriminación laboral de las mujeres en España. Así, pese a que el paro femenino supera al masculino, la protección que proporcionan las ayudas públicas a las mujeres es mucho menor. Los servicios públicos de empleo registran 2,21 millones de paradas y 1,87 millones de parados. Hay un 18,3% más de mujeres sin trabajo que de hombres. Pero sólo el 43,7% de ellas, 968.846, cobra una prestación, 12 puntos porcentuales menos que ellos, 1,04 millones.

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