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Raphael Nagel: “Los ciudadanos no entienden la economía, no tienen interés, y se convierten en víctimas”

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Se define como "liberal humanista" y no renuncia a creer que un capitalismo ético y humano es no sólo posible, sino más necesario que nunca. El economista Raphael Nagel (Alemania, 1970) cuenta con 17 años de experiencia trabajando para bancos y fondos de inversión, entre ellos el grupo Deutsche Bank. Su visión del mundo de las finanzas cambió radicalmente en 2010, cuando sufrió un infarto. Sus objetivos desde entonces pasan por ayudar a instituciones y empresas fallidas en la reestructuración empresarial y refinanciación de la deuda.

Acaba de publicar su libro Turbocapitalismo: los maestros de la quiebra (Kant Ediciones, 2016), una guía sobre algunos de los casos de corrupción que han copado los telediarios en los últimos años y una forma de poner rostro a las víctimas anónimas de los abusos del sector bancario. Los beneficios de su publicación irán íntegramente destinados a la Fundación Nagel, que busca apoyar a los colectivos más afectados por la crisis económica y construir los cimientos necesarios para caminar hacia una economía más humana.

PREGUNTA ¿Cómo define la palabra que da título al libro: turbocapitalismo?RESPUESTA

La palabra turbocapitalismo la utilizó en 1936 otro economista americano, Edward Luttwak, y yo la entiendo como el capitalismo acelerado, como ese capitalismo que ha perdido un poco su esencia, esa parte que tenía de crecimiento sostenible para toda la sociedad en general. Lo que yo más critico en este libro es este turbocapitalismo que se centra en quienes intentan conseguir cada día más al precio que sea. Que actualmente 62 personas tengan más del 50% de la riqueza mundial me parece muy indignante.

P. Se ha mostrado crítico en reiteradas ocasiones con la idea de recuperación en España.R.

Es importante ver que en España hablamos de crecimiento económico, y para mí este crecimiento económico es un crecimiento no sostenible, porque se basa principalmente en tres cosas. En primer lugar, en la bajada de los sueldos. Es decir, hoy alguien con una licenciatura gana en este país lo mismo que el portero, y no es que quiera que el portero gane menos, pero creo que hay cierta injusticia en que una persona que se saca una licenciatura, se saca un máster, dedica muchísimos años de su vida a estudiar y luego empieza una carrera profesional, se encuentre con un panorama en el que el sueldo máximo al que puede aspirar son 1.000 euros, no le veo mucho sentido. Hemos conseguido un crecimiento o mejora económica a base de bajar muy drásticamente los sueldos y tener hoy unos sueldos que a muchísima gente solamente le permiten la supervivencia dentro de un marco familiar, o sea, conviviendo con los padres, compartiendo pisos, etc. En segundo lugar, creo que el crecimiento económico que tenemos actualmente viene en gran parte por el turismo, pero el tema del turismo también es fruto de las inseguridades que generan países como Francia con los últimos atentados, los países árabes, etc. Esto tampoco es sostenible, no es un crecimiento que vayamos a tener aquí para siempre, es temporal. Y por último, gracias a las ventajas del cambio de la moneda con el dólar y la libra, la exportación funciona relativamente bien. Pero no veo que nuestro modelo de negocio como país haya mejorado, no veo el cambio substancial.

Por otra parte aquí en España tenemos un sistema de bipartidismo posdictatorial que es algo que para mí es difícil de entender, pero este modelo de bipartidismo es un modelo totalmente corrupto y totalmente fracasado. Es bueno que haya nuevas iniciativas políticas como Podemos y Ciudadanos, porque creo que necesitamos una diversidad, una política más amplia, pero creo que también es básico en todo este procedimiento volver a cosas tan simples como la ética. En Alemania la ética sigue siendo una parte importante del tejido social. No quiero decir que en Alemania no tengamos a nadie que defraude impuestos, pero lo que sí que está claro es que la sociedad en sí tiene más valores éticos y morales, y esto se ve por ejemplo cuando hubo la defraudación en Bayern de Múnich por parte de un jugador, nadie salió a su defensa. Aquí en España, sin embargo, en Barcelona todo el mundo decía "somos Mesi". No me siento como Mesi ni mucho menos, y me parece totalmente indignante. Creo que a través de estos mensajes negativos no estamos incentivando llegar a una ética. Es algo muy sorprendente, impensable en Alemania, e imposible de entender para mí.

P. ¿Caminamos hacia un colapso del sistema?R.

El Gobierno de España, y de esto somos todos conscientes, parece ya desvinculado de la política. En los últimos meses no hemos tenido Gobierno y creo que nadie en su día a día ha notado grandes cambios, con lo cual todos estaremos de acuerdo en que estamos gobernados por el Banco Central Europeo. Viendo esta situación, la economía de España depende muchísimo de la política internacional. ¿Que vamos a entrar en una próxima crisis económica? Es muy fácil de predecir, pero como economista puedo explicar la historia pero no el futuro, es decir, hay muchas cosas que pueden pasar y que no dependen únicamente de España. En la política internacional, y aunque me sabe muy mal, España está jugando un papel relativamente pequeño. En el último G20 Merkel ni visitó a Rajoy y la prensa española lo ignoró. Merkel fue a visitar a todo el mundo menos a España. Me pregunto si ya no contamos para la economía y somos una simple plataforma de ocio y producción barata.

P. ¿Es posible alcanzar un capitalismo humano?R.

En los mercados financieros de Londres, Frankfurt, Nueva York, el castigo de la ley sobre quien defrauda es eminente, el que la hace la paga. Aquí sin embargo nunca pasa nada. Aquí tú defraudas y vas a los mejores hoteles a alojarte, vas de vacaciones, vas a esquiar como Bárcenas… Aquí no hay ni castigo social ni castigo judicial. Esto es un gran problema. ¿Puede existir una ética? Yo creo que es básico porque todo el mundo en su casa tiene reglas. En el momento en que dejamos la ética, esto significa que impera el caos. Una economía sin ética y moral no es economía, y no es capitalismo. Creo que el capitalismo democrático probablemente sea el mejor sistema de convivencia, pero este capitalismo democrático no puede terminar en un turbocapitalismo, porque es impensable que 62 personas tengan la mitad del patrimonio, aquí hay un desequilibrio brutal. Para mí como banquero, la ex Caja Madrid tiene más la apariencia de la cueva de Alí Babá con los 40 ladrones que de un banco, y  me preocupa profundamente que la sociedad ya haya llegado a este punto de decir que economía y ética son dos cosas opuestas. Es cierto que la economía no es siempre exacta, pero es una ciencia, una materia y una parte de nuestra vida cotidiana. Veo a mucha gente joven y mayor, de todas las edades, que ya no tiene ni interés en noticias económicas. No entienden, no tienen interés, y se convierten en víctimas.

P. Usted habla de la necesidad de un cambio político y económico impulsado por la sociedad.R.

Creo que en la política también hace falta un cambio, y exactamente en el mismo sentido que en la economía: el que la hace la paga. No puede ser que tengamos gente que esté involucrada en procesos de corrupción, de escándalos, de sobornos, etc, y que luego esté en las listas como candidatos. Para mí es casi incomprensible que los propios partidos no eliminen estas figuras. Cada uno es libre de votar, y me parece fantástico que haya pluralidad de partidos, pero tiene que haber un factor común y este factor común tiene que ser la ética, la moral, y tiene que haber ciertos límites. La sociedad ya ha absorbido de una manera tan natural esta corrupción, que para mí es muy difícil de entender.

P. ¿Es necesaria una desintoxicación en las relaciones entre política y sector bancario?R.

Totalmente. Yo creo que gran culpa de la casi quiebra de este país se ha generado por la extremada vinculación de dinero, finanzas y política. El 80% de la culpa de esta es esta mala vinculación surge en el momento en que las cajas empiezan a nombrar políticos que no tienen ningún conocimiento financiero y económico como consejeros, como directores, como presidentes. Éstos desconocen cualquier principio financiero, desconocen cualquier moral propia o ética del sistema. Las cajas antes actuaban dentro de un marco limitado de espacio, cada caja actuaba en su zona, conocía a sus clientes, conocía las necesidades de sus clientes y sus posibilidades, y cuando se olvidó esto por la avaricia y por la vinculación política y financiera, se rompió el saco.

También me parece muy triste que cuando hablamos de economía y ética parece que todos los trabajadores de la banca somos chorizos, y esto a mí me fastidia muchísimo, porque no todos los que hemos trabajado en la banca lo somos. El problema es que se da la situación de que lo que hay arriba, lo más visible, ya no son profesionales del sector financiero, porque si miramos los currículums de la gente que está implicada actualmente en estos casos no es gente que proceda de la banca, no es gente que proceda del sector; principalmente es gente que procede de política o que ha sido enchufada por la política, y lo está pagando todo un gremio. Parece que somos todos unos ladrones, y eso lo veo totalmente desfasado.

P. En el libro habla también de la lentitud judicial, algo que estamos viendo ahora con el caso de las tarjetas black, donde algunos de los delitos han prescrito.R.black

Es una auténtica vergüenza. Por los intereses políticos que sean, parece que se empiezan los pleitos cuando los hechos ya están prescritos. En España el principal problema es que no hay bastantes jueces, nuestros juzgados están totalmente colapsados, España tiene 4.500 jueces y Alemania con el doble de población tiene cuatro veces más jueces. Lo que nos hace falta es un sistema judicial que sea rápido, fluido y justo, justo también en el tiempo, es decir, el castigo debe ir después de la intervención. No puede ser que la gente se burle del sistema jugando con los plazos. Y aquí de nuevo surge el problema de este bipartidismo que en esta época posdictatorial ha tenido cierto interés en que el sistema jurídico no funcione. Es algo tan sencillo como aumentar el número de jueces para tener una justicia de mayor calidad y más rápida. Estoy convencido de que en el momento en que tengamos una justicia rápida y eficaz también podemos transmitir a todos los partícipes de nuestra sociedad que economía y ética no son dos cosas opuestas, todo lo contrario, son dos cosas que tienen que ir en convivencia para el bienestar de la sociedad.

P. Usted pone a Islandia como ejemplo de regeneración.R.

Islandia fue quizá uno de los países que en el boom financiero más se extrapoló. Es un país muy pequeño, con 370.000 habitantes, pero que se ha extrapolado internacionalmente muchísimo a los mercados financieros. Hubo algo que me impactó de Islandia, que allí el pueblo hizo exactamente esto: la gente vio que su sistema estaba equivocado y llegaron directamente a la conclusión de que no querían seguir más con esto, de que se habían equivocado, y han revertido estas equivocaciones reestructurando el sistema de verdad. Aquí tengo la impresión de que ante muchos de estos escándalos financieros lo que estamos haciendo es levantar la alfombra y meterlos debajo. Yo creo que para que una reestructuración sea duradera y sostenible, es imprescindible que sea limitativa y luego expansiva de nuevo. Para volver a crecer son necesarios cimientos sólidos.

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Por otro lado, veo problemas como la falta de vías de financiación. Ahora todo el mundo encuentra financiación porque Draghi ha decidido hundir los mercados con liquidez, pero cuando este afán por hundir los mercados con liquidez termine, que en algún momento tendrá que terminar, veo que hay muy pocas vías de financiación para las empresas y para los particulares, por lo cual necesitamos urgentemente más financiación alternativa, y para ello necesitamos que el ciudadano tenga más conocimientos financieros. Estamos desarrollando las primeras plataformas de crowfunding, de financiación conjunta, que están funcionando, pero es muy complicado que esto funciones de una forma grande y expansiva si el inversor no tiene conocimientos básicos.

P. ¿Existe una carencia de educación financiera?R.

Por una parte vemos que las organizaciones que se dedican a hacer educación financiera muchas están vinculadas o financiadas por la banca, y desde el momento en que esto lo financia la banca ya tienen una cierta dependencia, y creo que no corresponde. En cuanto a la educación financiera en las escuelas, me he permitido mirar los libros que se están facilitando actualmente a estudiantes sobre el tema económico financiero y sinceramente dudo que estos libros hubiesen podido despertar mi interés. Creo que hay que conseguir una manera de explicarle a los adolescentes de una manera más cercana, más próxima, los conocimientos básicos. No hay que olvidar que en España hay un 30% de abandono escolar, por muy sofisticadas que queramos hacer las cosas no todo el mundo tiene este interés, tenemos que entender que vivimos en una sociedad con diferentes necesidades.

Se define como "liberal humanista" y no renuncia a creer que un capitalismo ético y humano es no sólo posible, sino más necesario que nunca. El economista Raphael Nagel (Alemania, 1970) cuenta con 17 años de experiencia trabajando para bancos y fondos de inversión, entre ellos el grupo Deutsche Bank. Su visión del mundo de las finanzas cambió radicalmente en 2010, cuando sufrió un infarto. Sus objetivos desde entonces pasan por ayudar a instituciones y empresas fallidas en la reestructuración empresarial y refinanciación de la deuda.

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