Los tres barcos con ayuda humanitaria que conforman la Flotilla de la Libertad Rumbo a Gaza están a punto de llegar este sábado al límite de la línea del bloqueo marítimo que Israel ha impuesto sobre el enclave palestino, a unas 100 millas náuticas de sus playas, bajo el temor de que los 18 activistas que viajan a bordo, entre ellos tres españoles, sean arrestados inmediatamente por las fuerzas israelíes como ya ocurrió en 2016 con el barco de Mujeres Rumbo a Gaza.
La flotilla se dirige a Gaza con unos 10.000 euros en ayuda humanitaria para la población de la Franja y un mensaje a las autoridades israelíes para que pongan fin al bloqueo por tierra y por mar que pesa sobre la región, bajo el control del movimiento islamista Hamás, enemigo declarado de Israel.
Según explica la portavoz de Rumbo a Gaza, Sandra Barrilaro, a Europa Press, es una misión con un importante componente político y simbólico, a sabiendas de que probablemente la ayuda que transportan acabará en manos de las fuerzas israelíes que asaltarán la flotilla antes de la llegada a la línea de control, y nunca llegarán a los palestinos.
"En realidad, llevamos un cargamento de esperanza", ha explicado Barrilaro. "Es una misión con una clara incidencia política, porque los barcos y las pertenencias siempre han sido requisados", ha indicado. La misión, que sigue una tradición prácticamente anual para la ONG, tiene especial relevancia al ocurrir tras los violentísimos episodios vividos en la Franja de Gaza durante el 70 aniversario de la expulsión de los palestinos en la creación del Estado de Israel.
Durante estas protestas, activistas palestinos acusaron al Ejército israelí de abrir fuego indiscriminado contra la población civil que protestó en la valla de separación entre Gaza e Israel. Las fuerzas israelíes acusaron a Hamás de lanzar a los gazacíes contra la verja a modo de escudos humanos, y de arrojar artefactos incendiarios al otro lado de la línea divisoria.
Los incidentes, de los cuales todavía hay secuelas, se saldaron con cerca de 150 palestinos muertos y unos 15.000 heridos, según fuentes del Ministerio de Salud de Gaza, y un israelí muerto y once heridos (seis policías, cinco civiles), según el Estado hebreo.
Dieciocho activistas a la espera de un asalto
Tres activistas españoles viajan en la Flotilla. Dos lo hacen en el barco principal, el pesquero Al AwdaAl Awda, identificadas como Lucía Mazarrasa y Emilia Nacher, junto a la israelí residente en España Zohar Chamberlain. En el velero Freedom viaja otro activista español, identificado como Francisco Canales.
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Todos ellos esperan que la Flotilla sea asaltada por las fuerzas israelíes en cuestión de horas, "muy probablemente en la madrugada del sábado al domingo", hora peninsular española, según la portavoz de Rumbo a Gaza. "Por experiencias previas tememos un asalto violento en aguas internacionales por parte de la Armada israelí; y secuestrados y encarcelados los activistas de a bordo". Pesa el recuerdo del asalto de 2010 contra la Flotilla de la Libertad encabezada por el barco Mavi Marmara, que se saldó con una decena de activistas muertos.
Por ello, Rumbo a Gaza ha instruido a los activistas con un protocolo para evitar cualquier tipo de incidente violento a bordo del barco. "Reciben una formación para organizar una resistencia no violenta", confirma la portavoz, antes de describir el protocolo de actuación. "La idea consiste en permanecer todo el tiempo en cubierta, sentados y con las manos encima de las piernas sin llevar nada en ellas, ni instrumentos de ningún tipo. Evidentemente, lo último que queremos es buscar un enfrentamiento", asegura.
La misión está en conocimiento del Gobierno español, ha confirmado igualmente la portavoz, que les ha remitido a las habituales recomendaciones de viaje emitidas por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación que desaconsejan este tipo de acciones.
Los tres barcos con ayuda humanitaria que conforman la Flotilla de la Libertad Rumbo a Gaza están a punto de llegar este sábado al límite de la línea del bloqueo marítimo que Israel ha impuesto sobre el enclave palestino, a unas 100 millas náuticas de sus playas, bajo el temor de que los 18 activistas que viajan a bordo, entre ellos tres españoles, sean arrestados inmediatamente por las fuerzas israelíes como ya ocurrió en 2016 con el barco de Mujeres Rumbo a Gaza.