Este martes, cuando los relojes de Westminster den las siete de la tarde, en el Parlamento Británico comenzará la votación del plan del Brexit pactado por la primera ministra, Theresa May, y la Unión Europea. A pesar de que la decisión de sus señorías alude a la cuestión más importante de la historia reciente del Reino Unido, existen enormes posibilidades de que el proyecto sea rechazado, ya que tanto la oposición en bloque como unos 100 diputados de su propio partido están abiertamente en contra.
"Territorio inexplorado", así describió May hace dos semanas el escenario donde entraría su país si no lograba sacar adelante su Tratado de Salida de la UE. A finales del año pasado, la premier ya tuvo que retrasar la votación del Brexit al no contar con los apoyos parlamentarios necesarios y esa situación parece no haber cambiado. La primera ministra ha insistido este lunes en que el acuerdo negociado por su Gobierno es "el único posible" y ha advertido de los riesgos de que haya una "parálisis" en el Parlamento, planteando incluso la posibilidad de que no haya Brexit el 29 de marzo de 2019. "Le pido a los diputados que tengan en cuenta las consecuencias de sus actos", ha avisado May durante la visita a una fábrica. "Nunca ha habido un referéndum en Reino Unido tras el cual no se haya acatado su resultado", ha dicho May, que teme que el no de los diputados derive en una "parálisis" de resultados inciertos. En este sentido, ha reconocido que ahora cree que un bloqueo de todo el proceso de divorcio es más probable que una salida sin acuerdo.
El punto que más detractores acopia y más recelos crea es el de la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda. El problema se encuentra en que ambos territorios están unidos pero uno es parte de Gran Bretaña y el otro de la UE. Si se produjese la salida de la Unión, debería haber algún tipo de frontera entre ambos países, algo que ninguna parte consiente. La UE propuso un mecanismo de salvaguarda que diese un tiempo para concretar las relaciones comerciales, pero muchos diputados rehúsan de él por miedo a que el Reino Unido se quede atrapado en las estructuras de Europa en contra de su voluntad y durante un tiempo indefinido.
La cabecera británica The Guardian, ha adelantado que, ante el previsible rechazo de los Comunes, Bruselas está sopesando otorgar una prórroga al Brexit hasta julio —las elecciones europeas son en mayo—. En la misma línea se ha expresado este lunes el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, al afirmar que si no se aprueba la desconexión, pero hay "posibilidad de seguir buscándolo", puede que "se prorroguen los plazos", siempre que lo validen por unanimidad todos los países miembro.
Complot interno
Si la Cámara impugna el texto de May, la primera ministra deberá regresar tres días más tarde con uno alternativo —que volvería a debatirse y votarse—. Esto le daría al Parlamento la potestad de obrar sin el corsé que impone el Ejecutivo. Precisamente esta jugada es la que destapó el domingo el diario The Sunday Times. Según cuenta la información, varios exdiputados tories (del Partido Conservador) y backbenchers (que no tienen ningún cargo en el Gobierno y, por tanto, tienen más libertad para contradecir la línea oficial), pastoreados por el presidente de los Comunes, se están poniendo de acuerdo para alterar el orden del día de la sesión y que las enmiendas presentadas por la oposición y los detractores prevalezcan sobre las del Gobierno. Esto permitirá que la Cámara tome los mandos y provoque que el Ejecutivo de May no tenga "control sobre la Cámara de los Comunes y los asuntos parlamentarios, y la legislación necesaria para hacer progresar las políticas gubernamentales. El Gobierno perdería su capacidad de gobernar", apunta el periódico.
Tener el Parlamento en contra no es algo nuevo para la primera ministra. Dos días después del retraso de la votación,superó una moción de confianza, en parte gracias a sus socios de Gobierno, los integrantes del Partido Democrático Unionista de Irlanda del Norte (DUP). No obstante, el apoyo del DUP no es completo ya que, aunque promete avalar a May en una hipotética moción de censura, se opone manifiestamente a amparar su proyecto del Brexit.
Otro revés para el Gobierno en Westminster sucedió el pasado martes. Entonces, la Cámara rechazó una ley con la que el Ejecutivo pretendía reservarse el poder de modificar el sistema impositivo sin la autorización del Parlamento, en caso de que éste vetase el Brexit pactado. Lo llamativo de la votación fue que 20 diputados conservadores no fueron fieles a la disciplina de su líder y se alinearon con la oposición para tumbar la iniciativa. Un movimiento que pudo revelar la línea de lo que pasará este martes en la misma escena.
Nuevas elecciones antes que otro referéndum
El principal partido de la oposición, el Partido Laborista de Jeremy Corbyn, ha empezado a realizar movimientos tácticos para regresar al poder. Antes de que acabase 2018, Corbyn anunció una moción de censura contra May por retrasar la votación. Más tarde, exigió convocar nuevas elecciones generales si el Parlamento dice no a la ruptura con Europa en los términos planteados. Finalmente, este domingo se presentó partidario de apoyar un hipotético aplazamiento del Brexit para que, dijo, hubiese más tiempo de negociación en el caso de que se diera lugar a elecciones generales.
Si, tal y como se espera, los Comunes censuran el plan de separación de May, se hacen posibles varios escenarios:
- Las nuevas elecciones generales anticipadas de las que habla Corbyn. Para eso hace falta que May dimita y las convoque, algo que ya ha reiterado que no hará. También cabe la posibilidad de que una moción de censura —tal y como ocurrió en España— la desaloje de Downing Street, pero los laboristas no tienen la mayoría en el Parlamento para lograr que fructifique.
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- Celebrar un segundo referéndum. Aunque, según las encuestas, una parte importante de los británicos quiere volver a ser preguntada por el Brexit, ninguno de los principales partidos apoya esta alternativa. También cabe la posibilidad de que se reformulase la pregunta para que afectase solo a los términos del acuerdo o, incluso, que hablara de permanecer en la Unión.
- La renegociación del Tratado de Salida. Una posibilidad que no parece que vaya a darse, ya que Bruselas ha recalcado en numerosas ocasiones que no está dispuesto a renegociar el Brexit ni de concederle a Reino Unido más garantías jurídicas. Aun así, parte de los diputados británicos apuesta por volver a Europa para discutir de nuevo determinados asuntos que, a priori, ya están cerrados desde hace meses.
- La cancelación del BrexitBrexit. Es la opción más sencilla aunque también la más hiriente para el orgullo de los que quieren abandonar la UE. Hace unas semanas, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea le planteó al Gobierno de Reino Unido la posibilidad de revocar de forma unilateral el artículo 50 del Tratado de Salida, y así olvidarse de todo el proceso y permanecer en Europa.
Este martes, cuando los relojes de Westminster den las siete de la tarde, en el Parlamento Británico comenzará la votación del plan del Brexit pactado por la primera ministra, Theresa May, y la Unión Europea. A pesar de que la decisión de sus señorías alude a la cuestión más importante de la historia reciente del Reino Unido, existen enormes posibilidades de que el proyecto sea rechazado, ya que tanto la oposición en bloque como unos 100 diputados de su propio partido están abiertamente en contra.