El peligro de la islamofobia se acentúa tras los atentados a pesar de la condena unánime de la comunidad musulmana

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Una de las consecuencias directas de atentados como el perpetrado el pasado martes en Bruselas es el crecimiento exponencial de la islamofobia como reacción ante el terrorismo yihadista. Los expertos alertan sobre el peligro de este fenómeno e insisten en la importancia de diferenciar entre la comunidad musulmana y la minoría fundamentalista de la que provienen los terroristas. Para ello es vital, recalcan, no alimentar ese odio desde las instituciones y los partidos políticos, cuya responsabilidad ante una situación de creciente islamofobia entre la ciudadanía es fundamental.

El último informe elaborado por el Ministerio de Interior apunta a un aumento del número de delitos de odio contra creencias o prácticas religiosas. Concretamente, el documento informa de un total de 70 casos registrados, frente a los 63 del año 2014. Es decir, durante el último año se produjo un aumento del 11,1% en este tipo de delitos, aunque el Ministerio no dedica un apartado específico al delito de la islamofobia.

Sí lo hace, no obstante, la Plataforma Ciudadana contra la Islamofobia, que se encarga de elaborar cada año un informe sobre los ataques de este tipo que se manifiestan en España. El último análisis disponible data de 2014 y cifra en 49 el número de casos denunciados a lo largo del año, un 9% más que en 2013. A falta de la publicación del nuevo informe correspondiente al 2015, la presidenta de la plataforma, Amparo Sánchez, ha estimado que los casos registrados durante el pasado año aumentaron alrededor de un 500% y rondaron los 276, crecimiento que achaca al repunte producido tras los atentados de Charlie Hebdo.

La organización Movimiento Contra la Intolerancia documenta algunos de los delitos islamófobos denunciados a lo largo del año en su informe especial 2015 sobre el avance de la xenofobia en Europa. Este tipo de ataques se materializaron en España en sucesos como la agresión a tres jóvenes musulmanas que hablaban en árabe en el metro de Barcelona, los continuos ataques a mezquitas, como las de Jaén, Cádiz y Burgos, o la organización de actos y movilizaciones por parte de plataformas xenófobas, como el movimiento alemán Pegida, quien convocó en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) una marcha bajo el lema Patriotas europeos contra la islamización de Europa y en recuerdo a las víctimas del terrorismo yihadista.

Islamofobia antes y después de los atentados

A lo largo del martes, Twitter se convirtió en foco de polémica después de que el hastag #StopIslam fuera tendencia mundial. Ante la cadena de mensajes islamófobos en la red, diversos colectivos se pronunciaron para condenar los hechos. La Asociación LGTB de Musulmanes en España denunció que "ni Twitter ni Internet ni ningún espacio puede establecerse como zona de impunidad donde se haga apología en este caso de la islamofobia, o de cualquier delito de odio". Por su parte, el presidente de la Comisión Islámica de España (CIE), Riay Tatary, lamentó el "desconocimiento" del islam y la "incitación al odio" de los impulsores de estos mensajes, delito que, recordó, está tipificado en el artículo 510 del Código Penal.

La misma noche en que se produjeron los atentados de Bruselas, Madrid amanecía con la noticia del ataque a una mezquita de la M30 por parte del grupo ultraderechista Hogar Social Madrid Ramiro Ledesma. Los autores lanzaron bengalas al edificio y colgaron en una de sus fachadas un cartel con la frase "Hoy Bruselas, ¿mañana Madrid?".

Prácticamente todos los partidos políticos se apresuraron en mostrar su repulsa ante los hechos. Así lo hizo el tercer teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Madrid, Mauricio Valiente, mediante la publicación de un mensaje en su cuenta de Twitter donde expresaba su "máxima solidaridad con todas las víctimas y condena también a quienes aprovechan para extender odio y xenofobia". También la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Purificación Causapié, manifestó su "contundente rechazo" y llamó a "la buena convivencia" como herramienta para combatir este tipo de acontecimientos. Por su parte, el partido del Gobierno en funciones denunció el ataque en voz del concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Pedro Corral, quien aseguró que "quieren que entremos en este enfrentamiento en una sociedad que tiene como principal valor la libertad, el respeto a los sentimientos religiosos, a la diversidad. Tenemos que seguir manteniendo esos valores porque los terroristas, cuando atacan tan cruentamente, lo que persiguen es destruirlos y que nosotros contribuyamos a destruirlos. No lo tenemos que permitir", remató.

De nuevo, el Centro Islámico de España condenó lo que consideró "reacciones extremistas" tras los atentados, y recalcó que "los musulmanes en todas partes del mundo hemos condenado este terrible hecho que dejó víctimas inocentes, incluso musulmanes también". 

Pero los delitos de odio relacionados con la islamofobia, pese a experimentar un evidente crecimiento, no surgen de la nada tras los atentados. Una semana antes de los ataques en la capital belga, fue asaltada un local en Vitoria, escogido por la Asociación Cultural Árabe Al Mohsinin para trasladar una mezquita. Los atacantes esparcieron sangre y restos de cerdo en la ubicación donde previsiblemente se situará el templo, y tan sólo dos días antes de los acontecimientos vecinos del barrio habían repartido folletos de contenido xenófobo.

Por otro lado, tan sólo un día antes de los atentados, el ayuntamiento de la localidad vizcaína de Barakaldo denunció la aparición de una pintada en contra del islam en el barrio de Cruces. El grafiti, que rezaba "Stop Islam ez" fue enseguida eliminado y la alcaldesa del municipio, Amaia del Campo, condenó "de manera enérgica todo tipo de expresiones racistas como ésta".

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Diversos representantes y asociaciones vinculadas a la comunidad musulmana en España han expresado desde el martes su profunda repulsa ante los atentados, con el fin de ahondar en la separación entre el fanatismo y la religión. El presidente de la organización Movimiento contra la Intolerancia lamentó la existencia de "reacciones islamofóbicas tras los atentados que pretenden dañar y estigmatizar al conjunto de los musulmanes". Esteban Ibarra empleó además como ejemplo ilustrativo la diferencia clara entre "vascos y el terrorismo de ETA" cuando la banda estaba activa. "Aquí pedimos lo mismo, una cosa son los musulmanes y otra cosa muy diferente es el terrorismo yihadista", concluyó. 

Por su parte, la Unión de Comunidades Islámicas de Catalunya emitió un comunicado en el que denunciaba "la violencia, el derramamiento de sangre y el odio criminal, que profundiza los conflictos, las heridas y los rencores, que condenamos y rechazamos con repugnancia". 

Hassam El Bouchti, imán de la mezquita Al Farouq en Aranda de Duero (Burgos), cuestionó el comportamiento de los yihadistas que dicen actuar en nombre del Islam, y se preguntó de dónde provienen "esas ideas de hacerse explotar y matar a gente que no les ha hecho nada". El imán entiende que los autores de los atentados se han sometido a "un lavado de cerebro", y destacó que el Islam emplea la palabra "yihad" con el objetivo de "seguir el camino recto de Dios, hacer el bien, ser buena persona y tratarse bien con los vecinos".

Una de las consecuencias directas de atentados como el perpetrado el pasado martes en Bruselas es el crecimiento exponencial de la islamofobia como reacción ante el terrorismo yihadista. Los expertos alertan sobre el peligro de este fenómeno e insisten en la importancia de diferenciar entre la comunidad musulmana y la minoría fundamentalista de la que provienen los terroristas. Para ello es vital, recalcan, no alimentar ese odio desde las instituciones y los partidos políticos, cuya responsabilidad ante una situación de creciente islamofobia entre la ciudadanía es fundamental.

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