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“Lo primero que recuerdo de mis padres es visitarlos en el corredor de la muerte”

"Lo primero que recuerdo de mis padres es visitarlos en el corredor de la muerte durante su última semana de vida. Quedé huérfano por una decisión del Estado y no quiero un mundo con más niños huérfanos por ese motivo". El testimonio en vídeo de Robert Meeropol ha sido el punto de partida para el debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos que ha tenido lugar este viernes en Madrid.

Robert es hijo de Julius y Ethel Rosenberg, dos norteamericanos acusados en los años 50 de ser espías soviéticos en Estados Unidos. Fueron ejecutados en 1953. "Crecí con el sentimiento de que personas poderosas habían atacado a mis padres", ha recordado Meeropol durante el 5º Congreso Mundial contra la Pena de Muerte. Y aunque muchas cosas han cambiado desde la muerte de los Rosenberg, Estados Unidos es aún uno de los casi 60 países que aplican la pena de muerte.

La mesa de debate del congreso ha estado formada por Richard Dieter, director ejecutivo del centro de información sobre la pena capital en Estados Unidos; Michael Radelet, profesor de la Universidad de Colorado y Elizabeth Zitrin, abogada, activista y miembro de Death Penalty Focus. Javier Valenzuela, director de tintaLibre, ha moderado la charla y ha recordado su experiencia como corresponsal en Estados Unidos a finales de los 90, cuando entrevistó al español José Joaquín Martinez, entonces en el corredor de la muerte.

"En un momento determinado de la entrevista la luz bajó levemente: estaban probando la silla eléctrica, ensayando para una próxima ejecución. La llamaban old sparky, vieja chispeante. Todo aquello me resultó pavoroso. No hay argumentos racionales a favor de este castigo", ha dicho Valenzuela. El periodista y escritor ha destacado a continuación la importancia que tiene la posición de la primera potencia mundial para alcanzar el objetivo de la abolición universal: "La evolución de la pena de muerte en el mundo depende esencialmente de Estados Unidos".

Lenta evolución

"A los viejos demócratas europeos nos sorprende que Estados Unidos siga manteniendo este injusto, cruel y contraproducente castigo", ha sentenciado Valenzuela. Al otro lado del océano, las cosas parecen estar cambiando. Pero eso sí, a un ritmo muy lento. El país norteamericano es el quinto que más presos ejecuta en la actualidad –43 en 2012–, y aunque la tendencia es constante a la baja y cada vez más ciudadanos rechazan la pena capital, sólo 18 de los 50 estados norteamericanos han eliminado la pena de muerte de su legislación.

"Cuanto más de cerca se ve la foto de la pena de muerte en EEUU, más se aprecian las diferencias entre puntos del país", ha resaltado Dieter. "Pero incluso en el sur del país, donde más ejecuciones se producen, hay cambios: desde 1999 las ejecuciones han descencido un 56% y sólo 9 estados aplicaron la pena de muerte el último año", ha añadido.

El director del centro de información sobre la pena capital ha repasado la evolución reciente de la cuestión en el país: en 2002 se prohibió la ejecución de personas con discapacidad intelectual, en 2005 la de menores y en 2008 la de todos aquellos presos que hubieran cometido un crimen sin resultado de muerte para la víctima. "Actualmente hay muchos estados que aplican una moratoria y que estudian incluso la abolición", ha concluido.

Por su parte, Radelet ha desgranado algunos de los "argumentos" empleados por los defensores de la pena de muerte. Motivos económicos (más tarde se demostró que es más costoso aplica la pena capital que mantener a un preso en la cárcel de por vida), el argumento de la compensación a las víctimas e, incluso, cuestiones religiosas. "Pero supongo que cualquier cristiano hubiera preferido una pena de prisión y no una crucifixión para Jesucristo", ha comentado.

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"Hace 20 años, los abolicionistas no tenían ayuda de la Iglesia o de los familiares, y ahora consiguen pequeñas victorias y éxitos, aunque queda mucho por delante", ha reflexionado Radelet. Algo con lo que coincide Zitrin: "Ahora, al menos, hay un diálogo establecido, pero ni a nivel federal ni estatal tenemos apoyo para trabajar en pro de la abolición. Necesitamos el apoyo de la comunidad internacional y necesitamos trabajar unidos, porque así tenemos más fuerza".

"Muchos jueces odian la pena de muerte, porque no encaja con el inalienable derecho a la vida y con nuestro modo de hacer. Pero tienen que aplicar la ley", ha asegurado Dieter. De cara al futuro, Zitrin ha criticado la indecisión del presidente Obama: "Obama nunca ha dicho nada bueno sobre la pena de muerte siendo presidente". Algo que no ha compartido por completo Radelet: "Obama conoce los argumentos tan bien como nosotros, pero no tiene apoyo suficiente para pronunciarse abiertamente. Cuando el abolicionismo crezca, se podrá acabar con la pena de muerte". En la actualidad, el porcentaje de norteamericanos que apoya la pena de muerte ha caído del 80% en 1999 a aproximadamente un 50%.

El 5º Congreso Mundial contra la Pena de Muerte, que se ha celebrado desde este miércoles en Madrid, concluirá con una ceremonia y una marcha final en la mañana de este sábado. Durante esta semana, hasta 1.500 políticos, activistas y juristas han tratado de establecer un diálogo con los países que aún aplican la pena de muerte para lograr la abolición universal.

"Lo primero que recuerdo de mis padres es visitarlos en el corredor de la muerte durante su última semana de vida. Quedé huérfano por una decisión del Estado y no quiero un mundo con más niños huérfanos por ese motivo". El testimonio en vídeo de Robert Meeropol ha sido el punto de partida para el debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos que ha tenido lugar este viernes en Madrid.

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