El relato detallado del ataque a la Embajada de Corea del Norte en Madrid se lee como un thriller. Según el informe de los investigadores españoles, hecho público el martes, el presunto jefe del comando de diez asaltantes, Adrián Hong Chang, simplemente llama a la puerta de la Embajada el 22 de febrero de 2019, a las 16:34 horas. El hombre, ciudadano mexicano de origen norcoreano y residente en los Estados Unidos, se hace pasar por un hombre de negocios y pide ver al agregado comercial que él ya conocía. Le abren la puerta.
Una vez en el edificio, hace entrar a sus cómplices, encapuchados y armados con cuchillos y pistolas falsas. El comando comienza entonces “a golpear al personal” y les “inmoviliza con esposas y cables”, según describe el juez español De la Mata. Tres asaltantes llevan al agregado comercial al sótano y tratan de convencerle de que deserte. El diplomático se niega.
Un empleado de la embajada salta por la ventana. Sus gritos alertan a los vecinos, que llaman a la policía. Cuando los policías llegan al lugar son recibidos por Adrián Hong Chang, vestido con una chaqueta en cuya solapa luce la insignia de la familia Kim. Haciéndose pasar por un diplomático, tranquiliza a la policía. Varias horas después del secuestro de rehenes, el comando acaba huyendo a las 21:40 horas en tres vehículos de la Embajada llevándose memorias USB, dos ordenadores, dos discos duros y un teléfono. Un detalle curioso: su jefe huye a bordo de un vehículo Uber pedido a nombre de Oswaldo Trump.
Siempre según el informe de la investigación, los atacantes se dividieron en cuatro grupos y partieron para Lisboa, donde tomaron un avión para Newark, Estados Unidos. Cinco días más tarde, Adrián Hong se ponía en contacto con el FBI para ofrecerles el contenido de los documentos robados; un contacto que había sido revelado la última semana por el Washington Post. Siete de los diez atacantes ya han sido identificados: entre ellos hay cinco ciudadanos surcoreanos y un americano llamado Sam Ryu. El juez español ha pedido a los Estados Unidos la extradición de dos de ellos.
Solo unas horas después de estas revelaciones, Free Joseon, un grupúsculo que afirma querer derrocar el régimen de Kim Jong-un, ha reivindicado el asalto en su página web. Las embajadas norcoreanas “son trampolines utilizados para ciberataques, robos, asesinatos, secuestros y tomas de rehenes”, dice la organización, antes llamada Defensa Civil Chollima.
En su comunicado, escrito en inglés, Free Joseon o Corea Libre (en la del Norte, Corea se dice Joseon) niega haber golpeado y amordazado a los empleados de la Embajada. El grupo reconoce haber “compartido ciertas informaciones de gran valor para el FBI”, pero acusa a esa agencia de haber filtrado esos intercambios a la prensa. Una filtración calificada de “profunda traición” y que “podría ayudar al régimen de Pyongyang a identificarnos (…) Los que tratan de revelar la identidad [del comando] de Madrid han pintado una diana en la espalda de personas que sólo buscan proteger a otras”.
El principal sospechoso señalado por los investigadores españoles y presunto jefe de Corea Libre no es un desconocido. Adrián Hong Chang es un militante de los derechos humanos en Corea del Norte y un ferviente detractor del régimen de los Kim desde hace más de una década. En 2004, siendo estudiante en la Universidad de Yale, fue cofundador de LiNK (Liberty in North Korea), una ONG internacional que desde entonces ha ayudado a miles de norcoreanos a huir de su país.
Frente a un régimen calificado como “Estado mafioso criminal”, del que propone su derrocamiento desde numerosas plataformas, el hombre cree en la acción sobre el terreno: en 2006, Adrián Hong hace que se hable de él cuando fue arrestado y encarcelado en China con seis refugiados norcoreanos a los que ayudó a fugarse. Terminó siendo liberado y los seis tránsfugas fueron acogidos en Corea del Sur. Entonces algunos criticaban sus métodos: “Pone a gente en peligro cuando lo que busca es salvarlos”, acusa un trabajador humanitario en una entrevista en la web NK News.
Su antigua ONG LiNK, aún activa pero discreta, declara a Mediapart no tener “ya ninguna relación” con su cofundador “desde hace más de diez años”. “No sabemos nada de sus actividades recientes”, asegura Hannah Song, su presidenta.
Comunicados escritos en un coreano raro
Adrián Hong se presenta en sus intervenciones públicas como el director de Pegasus Strategies, una “sociedad de consejo estratégico”. El nombre de Pegaso hace referencia a Chollima, el caballo alado de la mitología coreana: otro indicio más que parece confirmar que el hombre es efectivamente el jefe de Free Joseon, antiguamente llamado Defensa Civil Chollima.
El grupo se hizo famoso por primera vez hace dos años, cuando sacó de Macao a Kim Han-sol, sobrino de Kim Jong-un, y lo llevó a un lugar seguro. El padre de Kim Han-sol, Kim Jong-nam, hermanastro mayor del dictador norcoreano, acababa de ser asesinado en el aeropuerto de Kuala Lumpur por dos mujeres que fueron probablemente manipuladas por agentes nordistas. Tener bajo su protección a un miembro de la familia reinante de los Kim, que goza de una forma de legitimidad dinástica, podría ser útil a una organización que sueña con derrocar el régimen.
Desde principios de año, Corea Libre multiplica los golpes de efecto. El 1 de marzo se proclamaba como Gobierno provisional de Corea del Norte y “único representante legítimo del pueblo coreano del Norte” en un vídeo grabado en el centro histórico de Seúl. El 20 de marzo subía un vídeo que parecía haber sido grabado en el Norte (aunque probablemente en la embajada madrileña) en el que se ve a un individuo pixelado rompiendo contra el suelo retratos de los antiguos dirigentes Kim Il Sung y Kim Jong Il.
Desde el 17 de marzo, la organización vende, en criptomonedas, 200.000 visados virtuales para Corea del Norte, en previsión del día en que el país sea “liberado”. Un excelente impacto de relaciones públicas y un medio creativo de obtener fondos, incluso si es poco eficaz: Free Joseon habla de éxito “absoluto”, pero no ha vendido más de 100 visados.
Si lo que busca Free Joseon es claramente que se hable de ellos, sus comunicados huelen a amateurismo. Están escritos en un coreano raro, correcto gramaticalmente pero que parecen estar traducidos directamente del inglés. “Se diría que están escritos por alguien que quiere pasar por norcoreano”, declara a Mediapart Do Hee-yeun, secretario general del Korea Freedom Front, una asociación de ayuda a los refugiados norcoreanos. “Si alguna vez Free Joseon ha reclutado a verdaderos norcoreanos es para servirles sólo de fachada”. “El conjunto –incluido el uso de redes sociales– parece estar destinado a una audiencia occidental”, añade otra fuente.
¿Por qué este grupúsculo ávido de publicidad ha atacado la Embajada en España?
La operación parece más un mensaje político. El comando podría haber robado también el ordenador que contiene el sistema de encriptado de comunicaciones entre Pyongyang y sus embajadas, dice en Seúl el famoso tránsfuga Thae Yong-ho. Este diplomático norcoreano, acostumbrado a utilizar ese sistema, habla de “duro golpe para el régimen”.
Este robo explicaría la ausencia de reacción oficial de Corea del Norte después del asalto, y la súbita llamada de sus embajadores en China, Rusia y la sede de la ONU. “Información sobre la venta de armas norcoreanas a Oriente Próximo y Oriente Medio podría haber pasado por la Embajada en Madrid”, sugiere también el analista Cheong Seong-chang, del Instituto Sejong de Seúl. Información susceptible de interesar a varios servicios secretos occidentales.
No se puede excluir la posibilidad de que Corea Libre sea una organización creada y apoyada en su origen por servicios extranjeros tales como la CIA americana o el NIS surcoreano. Free Joseon hizo su primera aparición pública a principios de 2017, antes del comienzo del proceso de diálogo sobre la península, cuando el gobierno surcoreano (entonces conservador) y los Estados Unidos buscaban desestabilizar el régimen por todos los medios. En Madrid, fuentes próximas a los investigadores han revelado al diario El País que dos de los asaltantes tendrían “vínculos” con la CIA, sin precisar de qué naturaleza.
Pero parece difícil de creer que Washington o Seúl puedan haber autorizado una incursión a una Embajada, aunque fuera la de un país enemigo. Corea del Sur, dirigida desde mayo de 2017 por un gobierno favorable al diálogo, busca por todos los medios acercarse a Pyongyang. Es muy improbable que los Estados Unidos hayan ordenado una operación tan arriesgada sólo cinco días antes de la cumbre crucial de Hanoi entre Donald Trump y Kim Jong-un.
¿Coincidencia? El antiguo embajador norcoreano en Madrid Kim Hyok-chol es desde enero uno de los principales negociadores del régimen en las conversaciones de desnuclearización con los Estados Unidos. Pero en su comunicado, Free Joseon se defiende de haber querido hacer fracasar la cumbre en Vietnam. El portavoz del Departamento de Estado americano, Robert Palladino, ha declarado por su parte que su gobierno no está implicado en el ataque.
En su último comunicado, subido a Internet este jueves 28 de marzo, el grupúsculo asegura que tienen miembros incluso en Corea del Norte, miembros con los que “sacudirá hasta la raíz al régimen de Kim Jong-un”; pero añade que, a causa de las recientes “especulaciones mediáticas” que les persiguen, “suspenden” sus operaciones.
¿Qué es de verdad Corea Libre? ¿Una asociación de principiantes idealista pero torpe? ¿O la expresión de un servicio extranjero que lo usa como fachada? El amateurismo de las declaraciones y de los modos de actuación hacen más bien pensar en la primera opción. La única certeza es que el grupúsculo no ha logrado que se deje de hablar de él. ____________
Traducción de Miguel López
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Puedes leer el texto completo en francés aquí:
El relato detallado del ataque a la Embajada de Corea del Norte en Madrid se lee como un thriller. Según el informe de los investigadores españoles, hecho público el martes, el presunto jefe del comando de diez asaltantes, Adrián Hong Chang, simplemente llama a la puerta de la Embajada el 22 de febrero de 2019, a las 16:34 horas. El hombre, ciudadano mexicano de origen norcoreano y residente en los Estados Unidos, se hace pasar por un hombre de negocios y pide ver al agregado comercial que él ya conocía. Le abren la puerta.