Libres e iguales, la coalición italiana que intenta reactivar a la izquierda

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Hacía casi 10 años que no pasaba. Desde 2009 con la creación de Sinistra Ecologia e Libertà (SEL), dirigida por el carismático Nichi Vendola, la izquierda italiana no vivía sacudidas importantessacudidas. Dividida y con resultados electores por debajo del 3%, parecía que había ido desapareciendo progresivamente de los radares en la última legislatura. Al  menos hasta el 3 de diciembre de 2017.

Ese día, en Roma, buena parte de la izquierda italiana se dio cita en una sala atestada de gente y de entusiasmo. Pietro Grasso fue invitado a salir al escenario y visiblemente emocionado pronunciaba un discurso cargado de convicción. “Hay que partir de los principios fundamentales, el futuro de Italia está en juego. Nuestro desafío es dar la batalla para que todos seamos, TODOS, libres e iguales… ¡libres e iguales, libres e iguales!”. En la sala, un atronador aplauso interrumpió las palabras del expresidente del Senado de la República. Pietro Grasso acaba de ser elegido líder de Libres e Iguales (L&U).

L&U, una lista electoral y todavía (¿aún?) un partido, nace de la unión de tres grupúsculos, Articolo 1-MDP, Possibile y Sinistra Italia (SI). Juntos suman 83 diputados y senadores. Hombres y mujeres en su mayoría tránsfugas del Partido Demócrata porque el MDP y Possibile son en realidad partidos refugio, surgidos tras las dos escisiones del PD. La primera, en mayo de 2015, llevó a Giuseppe Civati y a otros tres diputados a dejar el PD y a fundar Possibile; la segunda, bastante más dolorosa, se remonta a febrero de 2017 y llevó a la creación del Movimiento Demócrata y Progresista (MDP).

En esta ocasión, una treintena de diputados y senadores del PD, enfrentados abiertamente a Matteo Renzi, abandonan la casa madre. A estas dos formaciones se les sumaba oficialmente en diciembre Sinistra Italiana, el partido heredero del SEL de Nichi Vendola, que optó por presentarse como oposición al PD desde el comienzo de la legislatura.

Los miembros de Libres e Iguales, de horizontes diversos y con historias diferentes, necesitaban a un líder capaz de unir. Y en lugar de designar a alguien como Massimo D’Alema (expresidente del consejo de ministros de 1998 a 2000) o como Pierluigi Bersani (exsecretario del PD), figuras destacadas del nuevo movimiento, optaron por Pietro Grasso. Este siciliano de 73 años, exmagistrado y expresidente del Senado, garantiza a la vez un perfil institucional, pero también ofrece cierta virginidad con respecto a las intrigas parlamentarias que indignan a la opinión pública italiana. Aunque también perteneció al PD, por su pasado profesional (no en vano presidió durante siete años la Fiscalía Especial Antimafia de Italia), Grasso goza de una credibilidad que hace de él un líder ideal.

Una estrategia confirmada por Arturo Scotto. “Necesitábamos una figura capaz de federar todas nuestras fuerzas”, dice este diputado MDP, fundador de Libres e Iguales. “Es un hombre que tiene una carrera institucional perfectamente transparente y  profundamente arraigada en la historia de este país. Italia ha estado condicionada por el enorme poder de la mafia y de la corrupción, frenos al desarrollo democrático de nuestro país. Pietro Grasso representa la historia de personas que han luchado contra esa plaga”. En las filas del L&U, la satisfacción por haber descubierto a este líder atípico es tal que el 3 diciembre Massimo D’Alema se mostraba eufórico al declarar que con Pietro Grasso, “el objetivo del 10% se acerca”.

Pero más allá del futuro resultado electoral, Libres e Iguales ya puede preciarse de haber aportado algo que no estaba presente en el debate político italiano desde hace varios años: un programa social de izquierda, centrado en el empleo. En suma, una agenda que rompe con la herencia del PD de Renzi. “El Partido Demócrata ha dado más poder a las empresas que a los trabajadores. El poder de despedir sin que los trabajadores puedan oponerse. Han creído que podían sustituir derechos por una indemnización económica”, dice Arturo Scotto.

Se trata de una clara alusión a Jobs act, la reforma clave de la legislatura, que introdujo un “contrato indefinido de protección creciente” que facilita el despido e indemniza al asalariado en función de los meses trabajados. El programa de Libres e Iguales prevé el adiós a la reforma Jobs Act, pero no exclusivamente. “El coste del trabajo de duración indeterminada debe ser inferior al del trabajo precario. Hay que introducir elementos normativos y económicos muy claros para desalentar a la empresa a ofrecer contratos temporales”, añade Scotto.

Al margen del trabajo, Arturo Scotto promete “un gran plan nacional de inversiones públicas, un green new deal, así como una lucha sin cuartel contra la corrupción y las mafias”. Por su parte, Giuseppe Civati, líder de Possibile, prefiere poner el acento en la importancia “de la progresividad fiscal” y la necesidad de “favorecer el trabajo con relación a la renta”: En cuanto al diputado de Sinistra Italiana, Stefano Fassina (exPD y también exvicepresidente de Economía con el Gobierno de Enrico Letta), incluso habló de los migrantes, asunto espinoso en el debate político italiano, al pedir “una revisión de los accords de Dublin, que no funcionan y que habían sido concebidos para otra fase histórica”.

Competir con 5 Estrellas desde la izquierda

Apoyándose sobre estas proposiciones políticas, los miembros de Libres e Iguales prevén que su lista se convierta en un verdadero partido, capaz de relanzar la izquierda italiana, después de las elecciones. ¿Inspirándose en quién? Sobre este punto, los miembros del futuro partido no se ponen todos de acuerdo. Para el diputado Arturo Scotto, “hay que construir una fuerza capaz de actuar sobre el mismo terreno político y cultural que Jean-Luc Mélenchon” y mirar también las experiencias “de Grecia, de Podemos en España y de Jeremy Corbyn en Inglaterra”.

Una opinión que no comparte Giuseppe Civati. “Tiene un discurso demasiado crítico sobre la UE, mientras que yo me considero como el último de los europeístas”. El líder de Possibile se inspira más en Bernie Sanders, el político con quien [siente] mayor afinidad”. Se trata de nombres que, pese a sus diferencias, todos encarnan una forma de renovación de la izquierda. Sin embargo, estos paralelismos no convencen al politólogo Piero Ignazi, que ve en Libres e Iguales “un movimiento próximo a las corrientes de izquierda en el seno de los partidos socialistas clásicos” y esto porque, según este profesor de la Universidad de Bolonia, “el movimiento adolece de ese elemento antagonista inherente por ejemplo, a La Francia Insumisa” de Jean-Luc Mélenchon.

Como otras formaciones antes ella, Libres e Iguales (a quien los sondeos otorgan una estimación de voto de entre el 6 y el 7% de los sufragios) parece mal situada para aprovechar electoralmente el malestar social que le rodea. La historia se repite, ya que desde hace 12 años, en Italia, ninguna formación se izquierdas ha sabido superar por sí misma la barrera del 3%. ¿Cómo se explica, en un país en que el Partido Comunista superaba la barrera de los 30% en los 70, y donde, en 2006, dos partidos como Rifondazione Comunista y los Comunisti Italiani consiguió en torno al 10% de los votos en el Senado? Dos factores han influido: la creación del Partido Demócrata en 2007, que según las palabras de Giuseppe Civati ha tenido “como objetivo evidente matar a la izquierda”, pero también y sobre todo la presencia, única en Europa, de un movimiento como 5 Estrellas.

“Los 5 Estrellas captan mucha contestación social”, dice Piero Ignazi. “Basta observar la geografía del voto en las elecciones comunales de Roma y de Turín en 2016. El PD ganaba en las zonas ricas y el Movimiento 5 Estrellas en las periferias. Las clases populares confiaron en una fuerza que no era la representada por la izquierda”. Una vez efectuado el diagnóstico queda por encontrar una solución y, en esta óptica, Stefano Fassina aboga por el retorno a los viejos valores: “En los últimos años, la izquierda considerada 'radical' ha estado demasiado enamorada de lo que llamaría un cosmopolitismo abstracto”, sugiere el diputado. “La agenda se ha concentrado demasiado en los derechos cívicos y ha estado poco atento a los problemas sociales. Por eso, una amplia parte del pueblo ha percibido esta izquierda como desconectada de los problemas concretas”.

En un panorama político italiano huérfano de un gran partido de referencia a la izquierda del PD, la apuesta de Libres e Iguales es hábil y creíble en términos electorales. Sin embargo, los compañeros de Pietro Grasso no son los únicos que han visto la posibilidad de colarse por la brecha.

El 17 de diciembre de 2017, apenas unos días después de la creación del L&U, surgía Potere al popolo (Poder al pueblo), una lista electoral nacida en un edificio ocupado de Nápoles, que se presenta hoy a las elecciones con un programa (reducción del tiempo de trabajo a 32 horas frente a las 40 actuales, construcción de un millón de viviendas sociales en diez años) más de izquierdas que el de Libres e Iguales. Una fuerza que, según Jean-Luc Mélenchon, es la “prima de [su] movimiento, Francia Insumisa”. Y eso no es todo porque el Partido Comunista Italiano ha anunciado que también estará presente en este giro electoral. En 2018, a falta de poder gobernar, la izquierda italiana al menos estará en condiciones de vanagloriarse por encontrarse ampliamente representada. ___________

El M5S gana las elecciones italianas pero ningún bloque tiene mayoría para gobernar

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Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

Hacía casi 10 años que no pasaba. Desde 2009 con la creación de Sinistra Ecologia e Libertà (SEL), dirigida por el carismático Nichi Vendola, la izquierda italiana no vivía sacudidas importantessacudidas. Dividida y con resultados electores por debajo del 3%, parecía que había ido desapareciendo progresivamente de los radares en la última legislatura. Al  menos hasta el 3 de diciembre de 2017.

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