El lunes 30 de octubre se autorizó la entrada en la Franja de Gaza a través de Egipto a 26 camiones con ayuda humanitaria. Ya son 146 camiones desde el inicio del asedio del ejército israelí al enclave palestino.
Louis Baudoin-Laarman es el portavoz de Médicos Sin Fronteras (MSF) en los territorios palestinos. Su puesto es en Jerusalén, pero el conflicto le sorprendió mientras viajaba por Gaza.
Actualmente está en el sur del enclave, y ha respondido a las preguntas de Mediapart (socio editorial de infoLibre) a pesar de los constantes cortes de teléfono. La ONG francesa trabaja sobre el terreno con unos 300 palestinos y una veintena de expatriados.
Mediapart: ¿Dónde se encuentra en este momento?
Louis Baudoin-Laarman: Estoy en el sur de la Franja de Gaza, pero no puedo decirle exactamente dónde por razones de seguridad. Acabamos de salir de un campamento en el sur del territorio, una base de la ONU donde hay entre 10.000 y 15.000 personas y donde las condiciones sanitarias y de seguridad se han deteriorado considerablemente. Hemos pasado allí dos semanas tras pasar dos días en otro campamento, y antes unos días en una base de la ONU en la ciudad de Gaza. Este es nuestra cuarto desplazamiento desde el 7 de octubre.
¿Cuáles son los problemas en ese campamento?
Hay muchos casos de diarrea y un alto riesgo de epidemia. No hay suficientes retretes y escasea el agua, así que hay que lavarse las manos todo el tiempo, lo que no es posible en este campamento. Algunos de los equipos de las ONG presentes en el lugar se han visto afectados, pero para la población palestina, que está mucho más hacinada que nosotros, es mucho peor.
No hay agua suficiente para frenar la propagación de enfermedades, no hay medicinas suficientes para tratar a la gente... Los problemas son los mismos desde el comienzo de la guerra: ataques a las infraestructuras y al personal sanitario, personas desplazadas, escasez. La situación en los tres frentes no hace más que empeorar, aunque el número de desplazados parece haberse estabilizado en los últimos días en torno a 1,4 millones.
Cuando decimos "campamento", no debemos pensar en campamentos con grandes tiendas de campaña. De hecho, son lugares percibidos por la población como zonas seguras, aunque no haya ningún lugar seguro en Gaza. La gente acude en masa a ellos.
El primer campamento en el que estuvimos, por ejemplo, era un campus rodeado por una valla de unos 500 metros cuadrados, con una docena de edificios. La gente llenaba las aulas, los pasillos, las escaleras, etcétera. Luego, cuando ya no quedaba sitio dentro, la gente se instalaba fuera. Fue entonces cuando aparecieron tiendas de campaña y todo tipo de refugios.
Es increíble lo rápido que la gente se las arregla para hacer un refugio en cualquier sitio, muy muy rápido, utilizando palés, lonas, bloques de hormigón, etc. En pocos días se construyó una ciudad. Incluso ha surgido una "calle del mercado", donde se puede encontrar de todo, desde alimentos y artículos eléctricos hasta una peluquería. Se ha organizado muy rápidamente una economía de guerra, porque distritos enteros del norte de Gaza han tenido que desplazarse desde el 13 de octubre, cuando el ejército israelí ordenó la evacuación.
Se ve que los palestinos ya han vivido varias guerras, y semejante capacidad de resistencia no es normal.
El agua limpia es muy difícil de conseguir. Esto es el colmo: Gaza está construida sobre una capa freática
¿Cómo consigue la gente agua potable y comida?
El agua potable hay que comprarla embotellada. Ha habido un poco de inflación, de 12 a 15 shekels la botella (de 2,80 a 3,50 euros), pero el principal problema es que no es fácil de encontrar. Algunas personas beben agua bombeada de la capa freática de Gaza, pero está contaminada.
En el campamento que acabamos de dejar, ya ni siquiera había agua –no potable– del grifo; el agua la suministraban camiones cisterna. Sólo había un camión al día, a veces dos, a veces ninguno. Las colas son enormes.
Es muy difícil encontrar agua limpia. Una pena, porque Gaza está construida sobre una capa freática. La gente se desplaza allá donde haya agua.
La situación alimentaria es menos catastrófica. Pero hemos visto a gente venir al campamento a pedir harina, y también ha habido intentos de robarla, pero no es una situación de escasez como con el agua.
Necesitamos suministros médicos. Los equipos de MSF que trabajan actualmente en la ciudad de Gaza están tratando a los pacientes con medias dosis
¿Qué se necesita urgentemente hoy en Gaza?
Necesitamos suministros médicos. Los equipos de MSF que trabajan actualmente en la ciudad de Gaza están tratando a los pacientes con medias dosis. Por ejemplo, para la anestesia utilizamos medias dosis, para la diálisis utilizamos medio tratamiento... Nos vemos obligados a reducir los tratamientos para un número de víctimas que aumenta constantemente.
Nos faltan guantes quirúrgicos, apósitos y anestésicos. Tratamos a las víctimas de quemaduras con paracetamol y antiinflamatorios. Nos falta lo básico.
Necesitamos agua, pero también gasoil, porque los hospitales funcionan con generadores alimentados por combustible.
Necesitamos urgentemente que entren en Gaza cientos de camiones de ayuda humanitaria cada día. Antes de la guerra, debido al bloqueo, Gaza ya era el destino de varias docenas de camiones cada día. Sin embargo, desde el 7 de octubre ha habido más de 8.500 muertos y más de 21.000 heridos [según Hamás, ndr], y han entrado en el territorio menos de 150 camiones.
¿Qué puede pasar si el ejército israelí no detiene su ofensiva sobre el enclave palestino?
Prefiero no imaginarlo. Ya estamos en una situación insostenible desde el punto de vista humanitario, con riesgos de epidemias de todo tipo: gastroenteritis, enfermedades respiratorias como neumonía y bronquitis, sarna, etc.
Las condiciones de trabajo de los profesionales sanitarios son extremadamente difíciles. Son personas que trabajan día y noche, en hospitales abarrotados, y que siguen prestando asistencia aunque hayan perdido a sus seres queridos.
Es el caso de nuestro equipo, formado principalmente por gazatíes. Al principio, contábamos el número de miembros que habían perdido a alguien cercano, pero rápidamente dejamos de hacerlo porque eran ya muchos. Lo mismo ocurre con la destrucción. Para que se haga usted una idea, en los dos últimos días, un terapeuta y un intérprete de MSF han perdido sus casas en sendos bombardeos. Toda la población está afectada.
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Se puede leer aquí (Club Mediapart) el diario de Hossam Al-Madhoun, palestino desplazado de la ciudad de Gaza.
Caja negra
Entrevisté a Louis Baudoin-Laarman por teléfono a última hora del martes, de forma entrecortada por las constantes interrupciones de las comunicaciones.
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Traducción de Miguel López