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Begoña Gómez cambia de estrategia en un caso con mil frentes abiertos que se van desinflando

El Partido Socialista francés se juega su supervivencia tras la debacle de Hamon

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Él no creía en el “yo”, creía en el “nosotros”. Pero el “nosotros” no es numeroso. Benoît Hamon fue eliminado en la primera vuelta de las presidenciales celebrada el 23 de abril, al obtener sólo el 6% de los votos. Ese resultado supone una caída espectacular de 22 puntos, con respecto a los sufragios obtenidos por su predecesor François Hollande hace cinco años. Nunca un candidato del PS había conseguido un resultado tan malo desde Gaston Defferre, en 1969 para la difunta SFIO. Ahora está en juego la supervivencia del Partido Socialista, y la recomposición de la izquierda, eliminada como en 2002 y superada por Jean-Luc Mélenchon (19%).

Pasadas las ocho de la tarde del domingo, Benoît Hamon apareció en la Mutualidad de París, la que durante mucho tiempo fue una sala mítica de la izquierda, y donde organizó el acto de investidura a comienzos de febrero. Algunos de sus simpatizantes, entre los más jóvenes, seguían coreando “Benoît presidente”, pero hacía ya varias semanas que nadie en su equipo creía en ello. Faltaba evaluar la amplitud de la derrota. Y era amarga.

“He fracasado”. El candidato empezó así su breve alocución. “Este fracaso es una profunda magulladura, tengo en cuenta el castigo histórico, legítimo, que le habéis infligido al Partido Socialista”, señaló para aludir a continuación a una “derrota moral, en especial para la izquierda”. Benoît Hamon también pidió el voto para Emmanuel Macron “para derrotar con la mayor rotundidad y la mayor fuerza posible al Frente Nacional”. “Aunque éste no es de izquierdas y no tiene vocación de representarla mañana, hago una distinción total, lúcida, entre un rival político y un enemigo de la República”, subrayó, fiel a la estrategia de frente republicano de su partido.

El candidato también tranquilizó a sus simpatizantes al anunciar, contrariamente a Lionel Jospin en 2002, que no tiene previsto dejar la política. Y eso a pesar de que el ex primer ministro consiguió un resultado mejor, del 16%. “No desertaré nunca. No sólo porque es el deber de la izquierda, sino porque es el combate de mi vida. Porque sé de donde vengo, porque sé para quién peleo”, lanzó Hamon, a modo de conclusión, en una jornada en que destacaba la ausencia de figuras destacadas del PS en la Mutualidad.

El diputado, que también se presenta a las legislativas de junio, a pesar de su mal resultado, aludió a “una campaña fundadora” y a “la simiente de cara al futuro”. “La izquierda no está muerta, sé que no esperáis una ‘reorganización' de aparatos, apaños de un viejo mundo político gastado por parte de una V República que también está agotada... Me lo habéis dicho: esperáis un renacimiento; esta tarde es dolorosa, mañana será fecunda”, lanzó, antes de dirigirse a la 5ª planta donde había reunido a su equipo para agradecerle el trabajo.

Pero ¿qué valor puede tener sus palabras con un resultado tan malo? Es la única pregunta a la que tendrá que dar respuesta en los próximos días y en las legislativas, en caso de que Emmanuel Macron obtenga la victoria en la segunda vuelta de las presidenciales, el 7 de mayo. Menos de dos horas antes del anuncio de los resultados, alguien cercano a Hamon afirmaba: “[Un resultado de] entre el 7 y el 11%, lo cambia todo... Cambia nuestra capacidad de influir más tarde”. “Si Mélenchon pasa a la segunda vuelta, entonces podremos arreglárnoslas, sino no lo sé”, decía otro, que pide mantener su identidad en el anonimato. “Y después van a decirnos que son nuestros votos los que han fallado. Entre el 5y el 7% es la cata...”. Una “cata” que se confirmó a las ocho de la tarde del domingo.

A pesar de todo, las personas del entorno de Hamon esperan optener resultados en una campaña a la que el candidato ha traído ideas nuevas. “Sea cual sea el resultado, Benoît habrá aportado algo positivo”, decía hace 15 días la eurodiputada Isabelle Thomas. “Benoît ha tenido razón demasiado pronto. La constancia acabará pagando”, afirma el codirector de campaña Jean-Marc Germain, que añade, desde la Mutu: “Por supuesto que estoy decepcionado. pero hay esperanza... Benoît Hamon quiere luchar por el futuro, incluso en la derrota se ha forjado una personalidad fuerte que va a contar para el futuro”.

“Benoît Hamon no está desacreditado en el país”, quiere pensar el otro codirector, Mathieu Hamontin. “La pregunta es cómo hacemos renacer la perspectiva de una izquierda mayoritaria”. En su opinión, no puede pasar por los “viejos aparatos enmohecidos”. Entiéndase: El PS actual. “El PS, es el Pasok [el PS, barrido por Syriza en Grecia]. Ya no representa nada, pero la cuestión no es el PS, es el espacio político que hay que reconstruir”, dice el diputado de Saint-Denis. En su opinión, no se puede resumirse a Francia Insumisa ya que, pese a conseguir un resultado mucho más favorables, la formación de Jean-Luc Mélenchon, también ha fracasado en su intento por pasar a la segunda vuelta.

Refundación necesaria, pero ni Francia Insumisa ni PS actual: ese viene a ser el resumen, los dos puntos que ponen de acuerdo a los partidarios de Hamon. Para el resto, es mucho más complicado: la salida del Partido Socialista no goza de unanimidad. “Si nos vamos, muchos socialistas no querrán seguir”, confiaba el 19 de abril una persona del entorno del candidato socialista. “Deben seguir conviviendo juntos los que no están en el PS y los que quieren estar”, opina Thierry Marchal-Beck, expresidente del MJS y próximo de Hamon. “De todas formas, hace que dejar que pasen las legislativas”.

Pero los socialistas que han apoyado a su candidato saben que los arreglos de cuentas empezaban este mismo lunes, cuando había convocada una reunión de la ejecutiva nacional del PS. Durante la campaña, gran parte del aparato socialista pidió el voto para Emmanuel Macron, es decir, torpedeó la campaña de Hamon.

El domingo por la mañana, el secretario de Estado Jean-Marie Le Guen, que votó por Macron en la primera vuelta, rechazaba cualquier fracaso del PS; para esta persona del entorno de Manuel Valls, el “contestatario” es Hamon, el único responsable, y los diputados socialistas tiene las puertas abiertas en la futura mayoría presidencial de Emmanuel Macron, si resulta elegido el 7 de mayo frente a Marien Le Pen. Un discurso contrario al del equipo de Hamon, que juraba el domingo que es impensable un acuerdo con “un candidato de derechas”.

“Hacen falta acuerdos roja-rojo-verde en las legislativas. Eso es lo importante ahora”, asegura el eurodiputado Emmanuel Maurel, convencido de que el PS es suficientemente “electoralista” para no explotar antes de las legislativas. “Habrá configuraciones de geometría variable en todas las circunscripciones, pero de momento el PS va a permanecer unido”.

A pocos metros, personas del entorno de Hamon, partidarias de tratar de alcanzar un acuerdo con la Francia Insumisa de Mélenchon, no tardaban en ser desmentidas. “Es imposible”, dice François Lamy, próximo a Martine Aubry, que añade: “Hace falta un contrato legislativo muy claro, con 10 o 15 puntos”. Acto seguido afirma: “Se va a plantear la posibilidad de alcanzar un acuerdo más amplio con el EELV”. Y a continuación: “Jean-Christophe Cambadélis va a ser muy ambiguo sobre la futura mayoría presidencial, mientras que nosotros no podemos serlo”. Eso sí, sin poder decir dónde estarán en realidad.

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  Traducción: Mariola Moreno

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Él no creía en el “yo”, creía en el “nosotros”. Pero el “nosotros” no es numeroso. Benoît Hamon fue eliminado en la primera vuelta de las presidenciales celebrada el 23 de abril, al obtener sólo el 6% de los votos. Ese resultado supone una caída espectacular de 22 puntos, con respecto a los sufragios obtenidos por su predecesor François Hollande hace cinco años. Nunca un candidato del PS había conseguido un resultado tan malo desde Gaston Defferre, en 1969 para la difunta SFIO. Ahora está en juego la supervivencia del Partido Socialista, y la recomposición de la izquierda, eliminada como en 2002 y superada por Jean-Luc Mélenchon (19%).

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