Dos topos del gigante armamentístico Thales se infiltraron en la ONU para "orientar las licitaciones" de misiones de paz
La comunicación de crisis es un ejercicio muy delicado. El gigante aeroespacial y de defensa francés Thales, en el punto de mira desde noviembre de 2020 por una investigación de corrupción dirigida por la Fiscalía Nacional Financiera, se encuentra en un buen embrollo.
El pasado 12 de noviembre, Mediapart (socio editorial de infoLibre) publicaba documentos que demostraban que Thales había colado dos topos en la ONU, con la misión de infiltrarse en el departamento encargado de la seguridad de las misiones de paz. Dicho departamento trabajaba en los contratos de comunicación y protección de los cascos azules desplegados en Malí, adjudicados finalmente a Thales. El segundo agente de Thales se describía a sí mismo en correos electrónicos como “informante e influenciador”, también del servicio del agregado militar del embajador francés ante la ONU.
Estas revelaciones causaron un importante revuelo interno. El 28 de noviembre, dos semanas después de la publicación de nuestro artículo, la división PRS (sistemas de protección) de Thales celebraba un seminario en un auditorio de Vélizy. Su responsable, Gérard Herby, habló al respecto y el vídeo se difundió pensando en los trabajadores de la división, pero corrió como la pólvora por toda Thales, en particular por la división de “Apoyo y servicio al cliente” (SSC, por sus siglas en francés), que dirigió la operación de la ONU.
Este vídeo, al que Mediapart ha tenido acceso, pone en un brete al gigante francés del equipamiento aeronáutico y militar, controlado a partes iguales por Dassault y el Estado. Porque Gérard Herby, cuyo discurso giró en torno a la línea oficial de defensa de Thales, cometió algunos deslices. Por ejemplo, admitió que los agentes de Thales en la ONU pudieron “orientar las licitaciones”.
Al habla con Thales, la compañía responde que las labores de comunicación se planificaron y que Gérard Herby se limitó a responder a una pregunta formulada por uno de los empleados asistentes al seminario.
“Aunque confirman en su totalidad la respuesta proporcionada por Thales a Mediapart el 9 de noviembre de 2021, los comentarios orales fueron imprecisos y erróneos en algunos aspectos y formulados por una persona no encargada del tema”, añaden fuentes del grupo, que se negó a responder a nuestras preguntas concretas (véase abajo la Caja negra).
Esta respuesta de Tales no se sostiene. Por un lado, a pesar de las palabras “imprecisas y erróneas” de Gérard Herby, el grupo ha puesto el vídeo a disposición de sus empleados. Por otro lado, Gérard Herby conoce perfectamente el asunto, como reivindica en el vídeo; de hecho, fue responsable del área SSC, que inició la operación, hasta enero de 2016.
En el seminario del 28 de noviembre de 2021 en Vélizy, Gérard Herby estaba acompañado de una responsable de comunicación interna de Thales, encargada de moderar el debate. Ella le dijo: “Una pregunta de actualidad; Mediapart [...] acusó recientemente al grupo Thales de haber introducido un topo en la ONU. ¿Qué opina?”.
“Conozco un poco el asunto. Le voy a contar la historia, verá que hay bastante de manipulación”, responde Herby. Unos minutos después, se sorprende de no haber sido “citado en el artículo” de Mediapart. “¿Un poco decepcionado, Gérard?”, le dice alguien en la sala. “Sí, un poco, sí”, responde.
Comienza revelando, de forma muy cruda, los entresijos políticos de los acuerdos de la ONU sobre la compra de equipos para las misiones de mantenimiento de la paz. Hace más de 20 años, un informe de inspección ya señalaba la falta de transparencia en las decisiones tomadas a través de las “cartas de asistencia”, un procedimiento que permite a la ONU solicitar ayuda a un Estado, pero también comprarle equipos y servicios sin necesidad de licitación.
En enero de 2013, Francia puso en marcha la operación militar Serval de lucha contra los yihadistas en Malí. “El hombre que ganó la guerra se llama general [Bernard] Barrera. Ahora es el asesor de defensa-tierra de Thales, así que tenemos un verdadero guerrero como asesor de tierra”, se enorgullece Gérard Herby.
Y continúa: “A raíz de esto, cuando la ONU desplegó fuerzas para garantizar la seguridad en Malí, Francia, que había luchado en esta guerra, dijo: ‘Sois amables en la ONU, pero estaría bien que a cambio de la inversión que hicimos, los contratos de seguridad fueran para Francia’. Y así, Francia [...] negoció un acuerdo privado con la ONU, para que después desplegáramos contratos de seguridad en los campamentos de los soldados de la ONU en Malí”.
Por lo tanto, Gérard Herby y Thales afirman que no hubo nada ilegal, ya que se encontraban amparados por un acuerdo entre Francia y la ONU.
La ONU firmó con Expertise France, una agencia de cooperación bajo la supervisión de los Ministerios de Finanzas y Asuntos Exteriores, que formó un consorcio de empresas. Pero para lo relativo a la seguridad, Thales fue elegida sin licitación. “Hicimos nuestra labor de lobby con Expertise France, [...] sin la intervención de nadie, aparte de lo habitual que hacemos para posicionarnos”, comentó Gérard Herby durante el seminario.
La naturaleza de este “lobby” plantea interrogantes. Los documentos ya revelados por Mediapart muestran que Expertise France fue informada de que Thales había infiltrado a un agente en la ONU. Y la agencia pública, por su parte, buscaba reforzar sus redes en la ONU. ¿Hubo un intercambio de buenas prácticas? Thales y Expertise France no han respondido sobre este punto.
Thales, beneficiaria de los contratos (red de seguridad, cámaras, drones, detectores de fuego enemigo), también resultó elegida por Francia para enviar a un oficial experto a la ONU, encargado de ayudar a redactar el pliego de condiciones de los equipos vendidos a Thales.
En el verano de 2015, “Francia quería enviar a un oficial francés para que ayudara a la ONU a concretar una serie de cosas en torno a la seguridad de los campamentos”, cuenta Gérard Herby. “Recurrió a Tales. [...] Thales contaba con oficiales de reserva, antiguos militares, que estaban contratados [...]. Así que lo hicimos. Lo hicimos con un primer oficial, luego con un segundo”.
Gérard Herby, al igual que Thales, señala que la cesión de empleados se regía por “un acuerdo” entre el grupo y el Ministerio de las Fuerzas Armadas.
Mediapart ha tenido acceso a dicho acuerdo, firmado en 2013 por el entonces ministro de las Fuerzas Armadas Jean-Yves Le Drian y el actual director general de Thales, Patrice Caine. El documento estipula que el grupo sigue pagando los salarios de estos reservistas cuando cumplen sus períodos de servicio en el ejército, “con un límite anual de 15 días”.
Sin embargo, los dos empleados destinados en el Ministerio de las Fuerzas Armadas y luego en la ONU siguieron cobrando de Thales durante un año. En la ONU, todo el mundo lo ignoraba.
Aunque los primeros contratos estaban reservados a Thales, el segundo agente, Philippe Schifferling, sin embargo resultó inútil: siguió de cerca la ejecución de los contratos en la burocracia de la ONU e informaba a Thales con antelación de las necesidades de la Minusma (la misión integrada multidimensional de las Naciones Unidas para la estabilización de Malí). También pudo asegurarse de que las especificaciones técnicas de los productos solicitados por la ONU se correspondían con las de los vendidos por Thales.
Todo esto cambió en 2017, cuando la ONU decidió poner fin a los contratos privados de los que Thales había estado disfrutando. “Hubo una consulta internacional por parte de la ONU, que estaba cansada de estar siempre vinculada a Francia, sobre la continuación de la protección de todos los ámbitos de la ONU”, relata Gérard Herby.
Thales dijo que su empleado reservista Philippe Schifferling “no estaba vinculado al departamento de compras de la ONU y no participó en ninguna toma de decisiones”.
La versión dada por Gérard Herby es algo diferente: “Así que el papel que estos oficiales pueden haber tenido... Ayudaron a la ONU a redactar las especificaciones [técnicas], conocían los productos de Thales, por supuesto, venían de Thales, pero también conocían los productos de los demás. [...] No tengo todos los detalles, pero de hecho, tampoco se dedicaron a orientar las licitaciones, tal vez un poco, pero francamente…”.
Esta declaración confirma el contenido de los documentos obtenidos por Mediapart. El agente de Thales Philippe Schifferling se jactó en un correo electrónico de haber añadido “elementos técnicos” al borrador de la licitación, sin los cuales el sistema de detección de fuego enemigo de Thales “podría haber sido excluido de los posibles proveedores”. Además, envió al grupo francés la primera versión de la licitación ya en agosto de 2017, un año y medio antes de su publicación.
Durante el seminario, el ejecutivo de Thales Gérard Herby aseguró, sin embargo, que no había habido ningún problema. Y lo hizo con este argumento: “Al final, este concurso [...] lo ganaron los israelíes, con precios bajos y yo diría que con niveles de cumplimiento que no considerábamos realistas en relación con los niveles de seguridad que había que mantener. [...] Así que si los tipos debían influir en las licitaciones, no lo hicieron muy bien porque después hubo una verdadera competición y la perdimos. Así que…”.
Salvo que el período de licitación (abierto en marzo de 2019), que fue muy turbulento para Thales, puede haber afectado a su motivación. En enero, la dirección del grupo ordenó cortar todo contacto con el agente encubierto. Dos meses después, una directiva de Thales denunció formalmente los hechos al comité de ética del grupo y, posteriormente, en 2020, a la Agencia Francesa de Lucha contra la Corrupción (AFA).
“El comité de ética no encontró nada reprochable, en Thales no se despidió a nadie”, aseguró Gérard Herby en el seminario. En realidad, el comité de ética reconoció un problema y envió recordatorios formales de las normas éticas a las personas afectadas.
La denunciante demandó a Thales porque cree que fue despedida por represalia a su denuncia. Perdió el recurso y ahora el caso se estudiará en el fondo.
Thales lo niega formalmente y alega un simple conflicto con la dirección. Durante el seminario, Gérard Herby la atacó violentamente: “Tenemos una empleada de Thales que, en un momento dado, aspiraba a un puesto de promoción interna en un departamento, y que no consiguió. [...] Ella siempre estaba tratando de deshacerse de su jefe y su jefe estaba tratando de deshacerse de esta empleada también. [...] Y detrás de todo esto, hubo una instrumentalización y manipulación [del caso de la ONU] por parte de esta persona para tratar de deshacerse de su jefe”.
El abogado de esta exdirectiva de Thales, Frédéric Benoist, al que pedimos su versión de los hechos, denuncia las “afirmaciones falsas de este directivo de Thales que tienden a trivializar los hechos de corrupción” y “opone la realidad de unos hechos especialmente graves que llevaron a la Agencia Francesa de Lucha contra la Corrupción a remitir el asunto a la Fiscalía Nacional Financiera”.
Benoist añadió que “el responsable jerárquico en cuestión como la N+2 fueron personalmente objeto de los actos ilícitos denunciados, está claro que ‘querían deshacerse de [su] cliente’... Sin embargo, la elección de las palabras dice mucho sobre la violencia de las represalias, que [su] cliente vio a través del implacable acoso al que fue sometida”.
En el seminario de Thales del 28 de noviembre, Gérard Herby pidió a los y las trabajadoras que no olviden nunca que hay en la prensa “formas de manipulación que tienen poco que ver con la realidad”. “En el artículo de Mediapart, tienes la posición oficial de Thales, que es extremadamente objetiva, que dice que hemos ganado contratos, que los oficiales fueron cedidos legalmente a través de acuerdos y punto”, añadió.
En el escenario, la responsable de comunicación interna de Thales concluyó con este consejo a los empleados: “Hay que trabajar con el departamento de comunicación antes de llamar a los periodistas”.
Caja negra
Thales Gérard Herby no respondió a las llamadas de Mediapart. Thales nos remitió una respuesta por escrito. La ONU no respondió.
Ya contactada en nuestro anterior artículo, la empresa Expertise France se negó a responder. El actual ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, ministro de las Fuerzas Armadas con François Hollande (2012-2017), respondió que ni él ni su gabinete habían “sido nunca informados de los elementos en cuestión”.
Traducción: Mariola Moreno
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