Qué trama Zuckerberg con su plan para unir Facebook, WhatsApp e Instagram

Lo que empezó siendo un rumor a voces, pasó a ser una promesa de futuro y ahora se ha convertido ya en el próximo paso de la red social por antonomasia: Mark Zuckerberg va a integrar en uno sólo los servicios de mensajería de Facebook, Instagram y WhatsApp. El nuevo objetivo de la compañía tecnológica, según explicó su propio líder hace un par de semanas en un largo post de más de 3.000 palabras en su perfil en la plataforma, es centrarse así en la "privacidad". Pocos días antes de que se cumpliera el primer aniversario del estallido del escándalo de Cambridge Analytica, el CEO y fundador anunciaba que querían pasar de ser "el equivalente digital de una plaza de la ciudad" a permitir a las personas "conectarse de forma privada en el equivalente digital de la sala de estar". Este parece ser el "cambio filosófico" que prometió cuando compareció ante el Congreso y el Senado de Estados Unidos hace casi un año para dar explicaciones sobre esta filtración de datos que afectó a más de 87 millones de usuarios.

Después de un 2018 calificado de "difícil" por la propia tecnológica californiana y marcado por los escándalos relacionados con la privacidad, Zuckerberg está tratando de reinventar su creación que cumplió el pasado 4 de febrero 15 años como un lugar para la comunicación privada. "Entiendo que mucha gente no cree que Facebook pueda o quiera construir este tipo de plataforma centrada en la privacidad, porque, francamente, no tenemos una reputación sólida en construir servicios de protección de la privacidad y nos hemos centrado en herramientas para compartir más abiertamente", explicó el jefe de la compañía que también señaló que "repetidamente hemos demostrado que podemos evolucionar para construir los servicios que la gente realmente quiere".

"Creo que deberíamos trabajar para lograr un mundo donde las personas puedan hablar en privado y vivir libremente sabiendo que su información sólo será vista por quienes quieren verla y no se quedará para siempre", asegura el CEO que termina su post admitiendo que "si podemos ayudar a mover el mundo en esta dirección, estaré orgulloso de la diferencia que hemos hecho". El resultado de esta integración que planifica el líder de Facebook será la red de mensajería más grande del mundo, con más de 4.000 millones de cuentas de usuarios, según contó Recode cuando comenzaron los rumores sobre esta unión.

La forma de conseguir esta nueva plataforma ya la tienen en Menlo Park porque ya lo han implementado en WhatsApp: los tres servicios estarán interconectadas y permitirán a sus usuarios la interoperabilidad de servicio a través del número de teléfono, entre los que también se incluirá el SMS. "Si Facebook se plantea ahora reevaluar su privacidad, lo hace para defender una compañía que potencialmente se enfrenta a altos costes y regulaciones para solucionar sus problemas", explica Susana Pérez Soler, periodista y doctora de Comunicación Digital por la Universitat Ramon Llull que apunta que la esencia de la declaración de Zuckerberg es "empujar a sus usuarios hacia los servicios de mensajería encriptados y hacía el contenido efímero, como el de Instagram Stories".

De esta forma, el rastro desaparece y "no hay registro de datos que puedan darle problemas en el futuro" a Facebook. Idea que comparte Silvia Martínez-Martínez, profesora de estudios de ciencias de la información y de la comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC): "El objetivo es acentuar la sensación de que el contenido de nuestras interacciones no dejará rastro". Así será posible enviar mensajes por WhatsApp, Messenger e Instagram Direct entre las distintas plataformas: eso sí, parece que los usuarios podrán elegir si desean activar o no esta opción. Asimismo, se seguirá permitiendo utilizar los servicios por separado. Antes, los chicos de Zuckerberg tendrán que solucionar el hecho de que Apple impide que las aplicaciones interactúen con SMS en sus dispositivos y que esta interoperabilidad "no comprometa la expectativa de cifrado que las personas ya tienen".

Tras conocerse este post, muchos medios estadounidenses indicaron que este movimiento parecía destinado a cambiar al buque insignia de Facebook. Es decir, dejar que la red social —y la que da nombre a todo el imperio tecnológico— perdiese peso a favor de la aplicación del teléfono verde. Ambas expertas coinciden en que este posible intercambio de galones no tiene porque ser planificado. Para Martínez-Martínez se trata de un "reconocimiento" al papel de WhatsApp, y también de Instagram, al "apropiarse" de sus funcionalidades estrella —el encriptado y los stories—stories  y una muestra de que el "protagonista será cada vez más compartido". Pérez Soler tampoco es capaz de asegurar que este sea el plan de Zuckerberg, no obstante sí que considera que con esta integración "si que quiere cambiar algunas cosas antes de que la enorme crisis de reputación le pase mayores facturas". La app de mensajería, aunque se encuentra señalada como canal de proliferación de las noticias falsas, no arrastra los escándalos de su hermana mayor y los usuarios tienen mayor confianza en ella.

"Tenemos la intención de desarrollar esto de la manera en que lo hemos desarrollado en WhatsApp: enfocarnos en el uso más fundamental y privado, la mensajería, hacerlo lo más seguro posible y luego crear más formas para que las personas interactúen además de las llamadas, video chats, grupos, historias, negocios, pagos, comercio... y, en última instancia, ser una plataforma para muchos otros tipos de servicios privados", explicó Zuckerberg. Para lograr esta red social "enfocada en la privacidad" se basarán en lograr interacciones privadas, reducción de la permanencia, la seguridad, el almacenamiento seguro de datos, la interoperabilidad y la encriptación.

Los problemas de la encriptación

Es este último punto, la encriptación o cifrado "end to end" o "extremo a extremo" —que impide el acceso no autorizado a las conversaciones privadas de los usuarios con la que ya cuenta WhatsApp desde 2016, es el que más sospechas levanta entre los expertos, pero también entre los gobiernos.

Según Zuckerberg esta función "limita que servicios como los nuestros vean el contenido que fluye por ellos y hace mucho más difícil que alguien acceda a tu información", en referencia a la preocupación de los usuarios a que instituciones y empresas accedan a datos personales. La profesora Silvia Martínez-Martínez explica que lo que se anuncia ahora es que "quieren dar un servicio más seguro" combinando por un lado este encriptado y por otro los contenidos efímeros que "se eliminan y desaparecen con el paso del tiempo". Sin embargo, este movimiento puede plantear al imperio californiano problemas de privacidad y de seguridad, sobre todo en Instagram, dónde la gente se suscribe sin necesidad de aportar un número de teléfono —como ocurre en WhatsApp— y, a veces, con seudónimo.

A mayores, según explica The Washigton Post, muchos gobiernos se oponen al cifrado, lo que podría ocasionar que Facebook podría terminar siendo bloqueado en algunos países. La lista de estados que están implementado o pensando en implementar leyes que prohíban este tipo de prácticas u obliguen a implementar "puertas traseras" para las fuerzas de seguridad es cada vez más larga. Australia, por ejemplo, aprobó a finales de 2018 una ley para rebajar o eliminar el cifrado que permitirá que policía y agencias de inteligencia puedan tener acceso a mensajes cifrados en WhatsApp.

¿Prácticas monopolísticas?

El cifrado no es la única pega que los gobiernos han visto al último anuncio de Zuckerberg. Este nuevo plan para el futuro de la tecnológica californiana llega cuando los reguladores de todo el mundo aúnan esfuerzos para elaborar nuevos reglamentos encaminados a evitar escándalos como el de Cambridge Analytica, es decir, que una empresa recopile y monetize datos de sus usuarios.

Los problemas de la fusión de los servicios de mensajería de las tres aplicaciones principales de Facebook no se terminan aquí ya que los gobiernos consideran que con este movimiento Zuckerberg está faltando a su palabra. ¿La razón? Cuando Facebook se hizo con Instagram en abril de 2012 por más de 1.000 millones de dólares y con WhatsApp en febrero de 2014 por más de 20.000 millones, la compañía se comprometió a mantener con autonomía y de acuerdo con sus idiosincrasias propias a las dos appsapps. Ambas compras contaron con la luz verde de EEUU y la UE, sin embargo, esta búsqueda de una mayor integración genera inquietudes antimonopolio.

Silvia Martínez-Martínez pide tiempo para ver "cómo se concreta y se canaliza" esta estrategia. Aunque reconoce que, a priori, apostar por "una fusión" se presenta como "un movimiento diametralmente opuesto a la posibilidad de que haya más independencia entre las diferentes plataformas". "Ante la posibilidad de que le puedan aplicar restricciones o multas, es lógico que grandes compañías tecnológicas como Facebook busquen vías que les permitan mantener su posición privilegiada en el mercado", explica la profesora de la UOC.

Más crítico es el profesor Siva Vaidhyanathan de la Universidad de Virginia que en un artículo de opinión en The Guardian apunta a que este movimiento del imperio tecnológico "no se trata de la privacidad, se trata de la dominación". El experto y autor del libro El medio antisocial: cómo Facebook nos desconecta y socava la democracia asegura que este unificación podría bloquear cualquier intento gubernamental de separar Instagram y WhatsApp: "puede llevar años que la UE o el gobierno de EEUU reúnan los fundamentos  legales y la voluntad política para romper Facebook. Para entonces, Zuckerberg podría alegar que este nuevo servicio unificado ha compartido durante demasiado tiempo sus datos de fondo y sus funciones principales". Para Vaidhyanathan, al final, el objetivo no es proteger al usuario sino "derrotar a otras empresas y consolidar el poder global". "Aplastar todas esas aplicaciones, junto con el correo electrónico y las llamadas telefónicas anticuadas, sería un paso importante para convertirse en el sistema operativo de nuestras vidas", explica el profesor que también augura que una vez concluida esta integración el único gran rival de los estadounidenses sería el chino WeChat.

En la misma línea se ha pronunciado el demócrata David N. Cicilline, presidente del Subcomité del Congreso sobre Derecho de la Competencia, Comercial y Administrativo, que calificó en un artículo en The New York Times el anuncio de Zuckerberg de "peligrosa decisión para evitar la acción antimonopolio". Asimismo, también solicitó a la Comisión Federal de Comercio (FTC) una investigación sobre si "la conducta de Facebook ha violado las leyes antimonopolio" en relación a las informaciones de finales de enero sobre que la compañía usaba distintas aplicaciones que pagaban a los usuarios —muchos de ellos adolescentes— por sus datos como parte de sus programas Research y Atlas. "Después de cada delito que se hace público, Facebook alterna entre negación, promesas vacías y campañas de disculpa", escribió Cicilline que puntualizó que, a pesar de ello, "nada cambia". Este artículo de opinión del congresista demócrata busca presionar a la FTC, a la que acusa de estar sufriendo "una crisis de credibilidad masiva" por su inacción hasta la fecha contra la tecnológica californiana. "La comisión no sólo no hizo cumplió con su trabajo, sino que al no bloquear la adquisición de WhatsApp e Instagram por parte de Facebook, permitió que Facebook extendiera su dominio", concluye Cicilline.

¿Y qué piensa la UE? En una reciente entrevista en Recode de la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, afirmó que la UE no es partidaria de "romper una empresa" y que para hacerlo tendría que "tener un caso sólido para producir mejores resultados para los consumidores en el mercado que lo que se podría hacer con las herramientas más comunes". Preguntada directamente por el plan de Zuckerberg y su descubrimiento de la privacidad, Vestager aseguró que "el primer paso para cambiar son las buenas intenciones". A pesar de esta posición esperanzadora de la máxima mandataria de la competencia europea, Martínez-Martínez apunta que la UE estará atenta al movimiento de la tecnológica californiana por su preocupación "por el respeto al tratamiento de los datos personales". Pero, también señala que será "muy importante” ver "cómo gestionan la interoperatividad en tanto que esta pueda implicar la transferencia de esa información o datos personales de los usuarios de estas redes".

¿Cómo van a ganar dinero con la privacidad?

A pesar de las pegas y de que el supuesto objetivo de Facebook es la búsqueda de la privacidad, muchos expertos indican que el fin último de este nuevo plan es, por fin, ganar dinero con sus plataformas de mensajería. Sobre todo, con WhatsApp.

Desde que en 2013 la app decidió que el servicio sería gratuito, aún no han encontrado una forma de monetizar los millones de usuarios con los que cuentan. A finales de 2018, el vicepresidente de la aplicación, Chris Daniels, confirmó que en Menlo Park se estaba barajando la posibilidad de intercalar publicidad en sus estados de 24 horas. Sin embargo, el anuncio, por el momento, se ha quedado en eso: en un anuncio. Aunque, en enero de este mismo año, tal y como recuerda Silvia Martínez-Martínez, Zuckerberg ya se mostró partidario en la publicación con motivo de la presentación de los resultados del año 2018 de Facebook de implementar pagos en un futuro en la plataforma de mensajería en algunos países.

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Pero el gran interrogante del nuevo Facebook es cómo afectará esta integración encriptada a un plan de negocio basado prácticamente en la publicidad ya que los expertos consideran que la tecnológica tiene que encontrar una forma realista de seguir dirigiendo anuncios en lo que sería un ámbito privado. "El encriptado puede abrir interrogantes sobre el modelo de negocio y la personalización del mensaje publicitario", explica la profesora de la UOC que también apunta que la solución puede pasar por "ampliar las comunicaciones privadas y cifradas" como vía para lograr beneficios.

Aunque, quizás el negocio de Facebook no sea ya la publicidad en sí, si no los datos de los que ya dispone. "Hay que tener en cuenta que la información que facilita el usuario desde el momento en que se registra así como por cada acción que lleva a cabo en las plataformas es muy valiosa", afirma Silvia Martínez-Martínez. Idea que comparte Susana Pérez Soler ya que esta doctora de la Ramón Llull señala que la principal vía de financiación del imperio de Zuckerberg ya son "los datos empaquetados y segmentados en nichos y vendidos a empresas que colocan así una publicidad adecuada con extrema precisión a cada usuarios". La también periodista recuerda que ninguno de los cambios propuestos aborda "el problema primordial de lo que sucede con los datos personales en términos de cómo la compañía los utiliza para crear mercados de publicidad".

¿Y para cuándo esta futura integración? Aunque en el último post Zuckerberg no se hablaba de plazos, las fuentes consultadas por The New York Times explicaban a finales de enero que la reconfiguración de las aplicaciones se encontraba en una fase temprana y que se esperaba que la unión se completase para principios de 2020. Y todo este cambio radical en un año en el que tienen la lupa de Bruselas encima y en constante funcionamiento por la renovación del Parlamento Europeo el próximo 26 de mayo, dónde más de 500 millones de personas de 27 Estados diferentes están llamados a las urnas. A mayores, en España, la tecnológica también tendrá que afrontar las próximas elecciones generales el 28 de abril, además de las municipales y autonómicas en doce comunidades, que coincidirán con las europeas.

Lo que empezó siendo un rumor a voces, pasó a ser una promesa de futuro y ahora se ha convertido ya en el próximo paso de la red social por antonomasia: Mark Zuckerberg va a integrar en uno sólo los servicios de mensajería de Facebook, Instagram y WhatsApp. El nuevo objetivo de la compañía tecnológica, según explicó su propio líder hace un par de semanas en un largo post de más de 3.000 palabras en su perfil en la plataforma, es centrarse así en la "privacidad". Pocos días antes de que se cumpliera el primer aniversario del estallido del escándalo de Cambridge Analytica, el CEO y fundador anunciaba que querían pasar de ser "el equivalente digital de una plaza de la ciudad" a permitir a las personas "conectarse de forma privada en el equivalente digital de la sala de estar". Este parece ser el "cambio filosófico" que prometió cuando compareció ante el Congreso y el Senado de Estados Unidos hace casi un año para dar explicaciones sobre esta filtración de datos que afectó a más de 87 millones de usuarios.

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