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Las vivas y las muertas pueden quedar y celebrar la Navidad

Teresa Franco

Mucho se ha dicho y escrito sobre Ava Gardner: que era la mujer más guapa de la Tierra, una campesina con acento para pulir a conciencia, que bebía demasiado, que se casó tres veces y tres veces fracasó en sus matrimonios, que se enamoró de España y quemó la noche madrileña… y a mí, sin embargo me llama poderosamente la atención lo que ha dicho de sí misma, de la mujer que sostenía a “la leyenda” sobre sus preciosos hombros, el cerebro contenido en ese cuerpo espectacular, sus reflexiones.

Ava tenía contradicciones pero no lo son tanto. Las entiendo y me hubiera gustado ser su amiga, su amiga de verdad, compañera de conversaciones y confidente. Y además, nos hubiéramos reído muchísimo porque no se retraía en llamar a las cosas por su nombre. ¡Cuánto contenido en un mensaje tan breve!: “Hay en Frank (Sinatra) siete kilos de hombre y cuarenta y tres de pene.” O cuando sobre sus matrimonios y los fracasos que le achacaban concluía “ Se piensa que el amor loco puede curarlo todo. Pues no. Si quieres que el matrimonio funcione, necesitas tener algo más en común. Me casé con tres hombres atractivos, de mucho talento, que sabían fascinar a las damas. Supongo que ellos podrían decir lo mismo de mí. Pero teniendo en cuenta que entre mis tres maridos han reunido una colección de veinte esposas, no creo todo fuera culpa mía.”

He querido hacer un homenaje a Ava, celebrar su cumpleaños, conocerla más, imaginar que charlamos en un bar madrileño sobre el sentido de la vida. Las vivas y las muertas pueden quedar y celebrar la Navidad.

Se llamaba Ava Lavinia. Era atea, no tuvo hijos, le gustaba la fiesta, temía cosas que yo también temo, amaba sin miramientos, escribieron sobre ella ríos de tinta de mentiras y siento a través de sus palabras una rebeldía ante el machismo. ¿Acaso no se aprecia en sus contestaciones? “Nunca tuve intención de desmentir las falsedades que se han escrito sobre mí, ya que con eso lo único que haría es perder un tiempo maravilloso que necesito para mí misma”, dijo. Hay hormas del zapato que se descubren en vida y tras ella.

La mujer más guapa del mundo, la más deseada sexualmente en los años 50, ha dejado su huella feminista, porque como víctimas todas del patriarcado, el sufrimiento y aprendizaje nos sirve a las que venimos detrás para mejorar. No estamos ahora libres del machismo, mucho menos entonces. Las reflexiones que ha dejado son la voz de una experiencia. ¿Qué somos sino experiencia para compartir?

En cierto modo llegué a odiar mi belleza muy a menudo. Ahora que el tiempo se la ha llevado me proporciona casi un alivio. No me importa envejecer, me asusta ser olvidada.

La seguimos nombrando y recordando como “el animal más bello del mundo”. Pero Ava no era ningún animal, era una mujer. Y aunque digan que son formas de hablar, hay formas que hacen daño. Ser guapa no es tan idílico como pudiera parecer. Ava decía "En cierto modo llegué a odiar mi belleza muy a menudo. Ahora que el tiempo se la ha llevado me proporciona casi un alivio. No me importa envejecer, me asusta ser olvidada."

A ella le preocupaba mucho morir sola y que no la quisieran. Son preocupaciones universales. Los seres humanos buscamos el amor, querer y que nos quieran. En estas fechas familiares y de amor en torno al fuego del hogar pienso mucho en ella y en quienes sienten soledad. Decía que “ La idea de la muerte ha sido una constante en mi vida. No por miedo sino por temor a morir sola. La vida no ha sido buena conmigo. Me ha dado fama, riqueza y todo lo que se quiera, pero por lo demás me lo ha negado todo. La mujer que había y hay en Ava Gardner siempre ha sido maltratada y ha sufrido decepciones. A pesar de todo soy una mujer que se esfuerza en vivir y amar la vida”. 

La mujer más guapa del mundo, la más deseada sexualmente en los años 50, ha dejado su huella feminista, porque como víctimas todas del patriarcado, el sufrimiento y aprendizaje nos sirve a las que venimos detrás para mejorar.

Al fuego de un lugar seguro te diría que la vida no ha sido buena contigo, Ava. Y lo sabes. La vida que has vivido te ha permitido experimentar cosas que la mayoría de los mortales no podríamos ni imaginar, pero la vida y sobre todo los hombres que te ”doraban” la píldora por tu belleza, no te han tratado bien, porque tú eras más que una carcasa bella. Siempre lo serás, bella y más que una carcasa. Esa mujer que se ha esforzado en vivir y amar la vida es con la que todas nos identificamos. Al menos a mí me identifica. La belleza cuando se va queda de otra manera y es mágico. Es muy valiente por tu parte hablar sin tapujos sobre el mundo donde te moviste, “El cine no me ha tratado muy bien que digamos. Por lo tanto no me siento obligada a reconocerle nada. Si acaso el aspecto económico que es lo único que me interesa”, confesó. Si te das cuenta hoy sigue existiendo, para tus compañeras actrices que te suceden, una dificultad terrible para ser respetadas y valoradas cuando envejecen. Es un problema endémico con el que las mujeres seguimos lidiando y avanzando en la sociedad, y tú lo has sufrido porque así se desprende de tu dolor. Decías, “Admiro a Greta Garbo. Cuando empezó su crepúsculo tuvo el valor de huir de él y retirarse con dignidad. Demonios, supuse que si te mantenías por aquí el tiempo suficiente, ellos tendrían algo bueno que decir de ti. Lo peor de ser actriz es el ambiente que este hecho te crea fuera de los platós”.

Me quedo con estas palabras, Ava, “Si tuviese que volver a vivir mi vida, la viviría exactamente igual. Tal vez un par de cambios de aquí y allá, pero nada en especial”. Y si pudiera haberte conocido y coincidido en tiempo y forma, en esos “cambios de aquí y de allá”, no hubiera parado de repetirte lo inteligente que eras más allá de la belleza que te catapultó a la fama.

Voy a regalarme tu biografía para seguir conociéndote y queriéndote más. Y felicitemos juntas a esas tropas que siguen desplegadas por todo el mundo en estas fechas de amor y paz en un presente bélico como siempre y con un fuerte olor a testosterona machorra. No aprendemos, nos cuesta. Feliz Navidad, Ava Lavinia Gardner.

Mucho se ha dicho y escrito sobre Ava Gardner: que era la mujer más guapa de la Tierra, una campesina con acento para pulir a conciencia, que bebía demasiado, que se casó tres veces y tres veces fracasó en sus matrimonios, que se enamoró de España y quemó la noche madrileña… y a mí, sin embargo me llama poderosamente la atención lo que ha dicho de sí misma, de la mujer que sostenía a “la leyenda” sobre sus preciosos hombros, el cerebro contenido en ese cuerpo espectacular, sus reflexiones.

Publicado el
26 de diciembre de 2022 - 19:37 h
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