Querida Carolina:

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Como uno se dedica a esto, también conoce los límites de los gestos. Es cierto, como dice Luz Sánchez Mellado, que la historia se hace con fotografías. Pero a veces, las fotos no dicen nada aunque sean históricas, o dicen chorradas.

A mí, personalmente, tu foto con el bebé en el escaño me parece de esta última categoría. El Congreso es un lugar de trabajo, y los niños deben estar en sus cunas y en sus coles y en sus parques y en sus casas cuando sus mayores trabajan. Es así de simple. Y si ahí mismo tienes una guardería –que supongo que Podemos no querrá cerrar como privilegio impresentable de la casta– entonces llevarse a la criatura al escaño me parece una impostura que sólo se justifica por las ganas de dar la nota, sin que se entienda muy bien el mensaje. Yo no sé si lo que nos querías decir es que tú eres la madre superiora, más madre que todas las madres que se sientan en el hemiciclo, o que la guardería no te gusta, o que no tienes posibles como para pedir ayuda, o que todas las madres y los padres tienen derecho a llevar a sus hijos al trabajo.

Francamente, no lo pillé. Colau, que empezó criticando tu gesto, luego dijo que pedía una revisión de los horarios laborales para facilitar la conciliación. ¡Pero si eran las 10 en punto de la mañana cuando tú llegabas al escaño con tu hijo...! Para esa hora, millones de padres y madres habíamos dejado a nuestros hijos en la puerta de su cole o donde tocara, con el soponcio matutino cotidiano.

Pero bueno, oye, que vale... Que la foto ya la tienes, aunque sea a costa de usar a un bebé, que a un servidor, que ha tenido cinco, ya le chirría. Todo lo demás me pareció también excéntrico y rococó. Lo del lenguaje de signos de tu jefe para prometer la Constitución, lo de sus lágrimas junto a los leones, lo del puño en alto como si se estuviera tomando el cielo por asalto... Uno se acuerda de las imágenes de Suárez y Gutiérrez Mellado plantando cara a los golpistas armados, sin saber que les grababan, y toda esa fiesta vuestra de ayer le parece una piñata o una piscina de bolas.

Sánchez defiende el derecho de Bescansa de llevar su bebé al Congreso

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Pero la broma se acaba después del primer día de clase, con jolgorio incluido. Porque ahora debéis decidir cosas reales e importantes: por ejemplo, si permitís que haya un Gobierno del PSOE para España o no. Sabes que en el programa no váis a encontrar muchos problemas, porque en lo fundamental coincide con el vuestro. De lo que planteábais en un principio, no queda casi nada: ni la renta mínima universal, ni la nacionalización de las empresas estratégicas, ni el referéndum para elegir la forma del Estado... Ya tampoco defendéis la posesión de armas como "una de las bases de la democracia", como dijo Pablo hace un par de años, ni que Leopoldo López sea un golpista o Venezuela una democracia impecable.

Por eso yo quisiera pedirte –y creo que en esto comparto petición con cientos de miles de progresistas del país– que, si se diera la muy probable circunstancia de que Pedro Sánchez optara a la Presidencia del Gobierno como alternativa a Rajoy, tú le des al botón del sí. Eres muy libre de llevarte a tu hijo de nuevo, pero dale al verde, por favor, y luego ya hacéis juntos una ley para que todos los padres y las madres, como los diputados, tengan la posibilidad de dejar a los niños en buenas manos mientras ellos y ellas trabajan.

Felicidades por tu bebé que, aun con la cara pixelada, parece un niño muy sano. Y un beso para ti, señoría.

Como uno se dedica a esto, también conoce los límites de los gestos. Es cierto, como dice Luz Sánchez Mellado, que la historia se hace con fotografías. Pero a veces, las fotos no dicen nada aunque sean históricas, o dicen chorradas.

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