En toda guerra se intenta, por todos los medios, que la opinión pública se decante por la opción adoptada de manera oficial por los gobiernos de cada país.
Al referirme a la opción oficial me refiero al posicionamiento que las instituciones del Estado adoptan. Este posicionamiento puede ser de beligerancia a favor de una u otra de las fuerzas contendientes, o bien pudiera ser la de una neutralidad que determinado país piense que pudiera ser de mayor beneficio para sus habitantes, esos que no opinan, esos que, caso de tomar la opción por la guerra, sufrirán sus efectos o incluso lo pagarían con vidas.
En la historia de nuestro país tenemos ejemplos muy claros.
Durante la guerra de Iraq hubo un posicionamiento “oficial” de claro apoyo a una de las partes, aunque los gobernantes del momento no consiguieron modificar en ese sentido la opinión popular. Eran otros tiempos, disponían de otros medios. El No a la Guerra fue un grito mayoritario en la sociedad. Esta posición “oficial” cambió cuando un gobierno de izquierdas sustituyó al anterior.
El apoyo que dio el gobierno del PP a esa guerra, a ese bombardeo de ciudades con muertes tremendas de civiles e incluso niños, en ningún caso fue como consecuencia de un claro apoyo a la OTAN, esta no se pronunció, e incluso se contravino lo que indicaba la ONU. Lo fue debido al seguidismo de ese gobierno y de su presidente a la cabeza respecto de USA.
De forma regular, y remontándonos a tiempos pasados, las izquierdas han defendido la idea del No a la Guerra y de la Paz frente a las posiciones de los políticos de la derecha. Probablemente, la historia les decía que los que al final pagaban los cristales rotos eran de forma mayoritaria los hijos de la clase trabajadora. ¿Qué está pasando ahora con la guerra en que, querámoslo o no, estamos involucrados?
La actual guerra de Ucrania nació hace mucho tiempo. Durante muchos años este es un país cargado de minorías de diferentes etnias, que ha vivido en constante pugna, apoyados por Ucrania o por Rusia. Campo labrado para la lucha de las grandes potencias, como parte del tablero de ajedrez en que dirimen sus políticas. Es el ejemplo claro de una sociedad en la que los intereses de las grandes potencias han llevado adelante sus intentos de control geoestratégico mundial.
En el área de países de la antigua URSS, se ha mostrado evidente el intento expansivo de USA, utilizando para ello a su OTAN, que desde la firma de los acuerdos en 1990 al final de la URSS, ha ido rompiéndolos sistemáticamente y, durante muchos años, integrando a países que provenían del anterior Pacto de Varsovia, cercando más y más a una Rusia que se sintió amenazada y que incluso se sintió humillada y ninguneada en su intento de crear un frente común de seguridad europeo, al margen de la OTAN.
En ese momento, lo países europeos desistieron de crear una potencia auténticamente europea y siguieron los dictados de USA, al que en ninguna forma le interesaba esa nueva potencia que no sería controlada por ellos. La idea no siguió adelante, pero lo que está claro es que Rusia es Europa y es pieza fundamental para asegurar la seguridad europea (no me lo invento, lo ha dicho Macrón recientemente). Rusia se siente presionada y se le ha hecho percibir que el enemigo de la OTAN es ella. No es una conclusión demasiado loca.
¿Y qué papel están jugando la inmensa mayoría de los medios en esta confrontación USA-Rusia? ¿Nos han dado versiones diferentes a las que nos querían dar los amos de occidente? ¿Qué papel está jugando un gobierno que se dice de izquierdas y que en junio organizará un encuentro de la OTAN en España, cuando en nuestro contrato de adhesión para nada figuraba el participar en el brazo militar de esta y que fue lo que aprobaron los españoles en referéndum?
La rusofobia que se está creando es de libro. El llamamiento al odio es muy peligroso y en nada ayuda, y de eso se están encargando muchos medios, la mayoría, diría yo. Ya estamos cerca de atacar a todo ruso que nos encontremos por la calle. Y los que no sigan la línea oficial, serán acusados de traidores y llamados soportes de Putin. Pues no, señores, ni OTAN ni Putin.
Si, como se está diciendo, lo ha dicho Borrell, sugerir que Ucrania iba a ser miembro de la OTAN, arrinconando a Rusia aún más, puede haber sido uno de los orígenes del problema y si, como ha dicho Zelenski recientemente, Ucrania no va a serlo, ¿no es posible iniciar un diálogo entre las partes para parar esta guerra que está destruyendo vidas inocentes y llevando a un país a su destrucción? El envío de armas y militares solo sirve para agravar el problema. La única solución es el diálogo.
Los ciudadanos que sufriremos las consecuencias deberíamos tener una información veraz de lo que está sucediendo y de si es cierto que solo hay un culpable de todo esto: el malvado Putin
Cuando el presidente de nuestro gobierno nos hace saber que la opción buena es ponerse del lado de una de las partes que sabemos lucha por su predominio geoestratégico, no el nuestro, me temo que al mismo tiempo no ha planteado con claridad a la población cuáles habrán de ser las consecuencias de todo esto, cuál será el precio, cómo repercutirá en las vidas de los españoles la penuria económica a la que nos encaminamos, cómo se sentirán los miles de trabajadores que perderán sus empleos y tendrán más dificultades aún para obtener productos básicos. Creo que ni él mismo lo sabe. La cadena será incontrolable, eso sí lo sabe.
La guerra no es la solución, pero el mismo día que Rusia atacaba Ucrania, USA bombardeaba Somalia, Israel a Gaza y Arabia Saudita al Yemen. La operación llamada por el pentágono “Conmoción y Espanto” en un día lanzó 600 misiles en Iraq (los que parece que se han lanzado en Ucrania en tres semanas). El odio que se está creando a todo lo ruso no nos debe hacer olvidar que la OTAN (USA) posee entre 700 y 800 bases militares dispersas por todo el mundo, frente a las 2 de Rusia en Siria. ¿Quién muestra actitudes más belicistas? Y que no me digan, que no se lo digan a los yugoslavos que sufrieron sus bombardeos, que la OTAN es una entidad defensiva. Hay que oponerse a la guerra venga de donde venga, el NO a la Guerra ha de ser el grito unánime y los ciudadanos que sufriremos las consecuencias deberíamos tener una información veraz de lo que está sucediendo y de si es cierto que solo hay un culpable de todo esto: el malvado Putin.
En esta guerra el gran beneficiado va a ser USA, que es experto en controlar guerras fuera de sus fronteras, al objeto de reforzar una organización militar que le estaba “haciendo aguas”, que pondrá su pie sobre la ya imposible no-dependencia europea de sus decisiones y políticas expansivas, y que desea controlar su retaguardia con Rusia, dar un golpe a los movimientos por la Paz que existen por el mundo y, en definitiva, poder dedicarse con mayor intensidad a su futuro gran enemigo, tal vez ya del presente, en el control del orden económico y político mundial: China. USA será el auténtico vencedor de esta guerra y Europa la gran perdedora.
Con todo esto: ¿Va a aceptar USA el final de la guerra? ¿No preferirá mantener en las fronteras con Rusia un estado de tensión permanente, una nueva guerra fría, más caliente que la anterior, que alimente a sus empresas de armamento?
El NO a la Guerra se hace más patente que nunca, pero también relancemos el No a la OTAN de hace años. Se hace necesario que se grite muy fuerte, porque creo que las dos cosas están en los genes de la mayoría de los españoles.
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Ángel Viviente Core es coordinador general de Convocatoria Cívica.
En toda guerra se intenta, por todos los medios, que la opinión pública se decante por la opción adoptada de manera oficial por los gobiernos de cada país.