Escarbar en las raíces de la Generalitat como institución supone retroceder siete largos siglos. Los y las historiadoras han convenido en señalar su génesis -un modelo muy diferente al actual- en el año 1359, "cuando el rey Pere el Crimoniós convoca la Corte de la Cervecera para obtener fondos y poder hacer frente a la invasión de los territorios de la corona por parte de las tropas castellanas de Pere el Cruel", así es como queda recogido en un recoveco de la página web del gobierno catalán. Al frente de la institución han desfilado, hasta hoy, un total de 132 líderes. Entre sus nombres, algún Miquel, varios Jaume y diversos Francesc. Pero aunque siete siglos dan para mucho, no han bastado para hacer hueco a ninguna mujer. Tampoco estas elecciones dejarán a una molt honorable presidenta al frente del gobierno autonómico.
La foto fija es la siguiente. Entre los principales partidos con opciones de gobernar, ninguna candidatura encabezada por una mujer. Esquerra Republicana mantiene su apuesta por el actual president, Pere Aragonès. El fichaje estrella de Junts no es otro que el expresident Carles Puigdemont y de la mano del PSC, el exministro de Sanidad Salvador Illa. El PP abraza a su candidato Alejandro Fernández y la extrema derecha de Vox se queda con Ignacio Garriga.
Existen algunas excepciones que sí aspiran a dar un giro radical a la historia y llevar a una mujer al frente de la presidencia. Por un lado se encuentran la CUP, con Laia Estrada, junto a Comuns Sumar, con Jéssica Albiach. Por otro lado, dos opciones que se estrenan en unos comicios autonómicos: el partido de extrema derecha Aliança Catalana, con la actual alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols; y la formación Alhora, gestada al calor de estos comicios y encabezada por Clara Ponsatí.
Feminismo en el discurso
ERC, a pesar de su elección, sí dibuja entre sus prioridades la paridad: "Alcanzar la plena paridad es un reto que tenemos como sociedad y también como partido, por ejemplo con una candidata a la Generalitat", dicen fuentes de la formación a preguntas de infoLibre. El partido presume de llevar siempre listas cremallera –una fórmula que hará obligatoria la futura Ley de Representación Paritaria–, también saca pecho de contar con tres mujeres cabeza de lista en las circunscripciones de Tarragona (Raquel Sans), Lleida (Marta Vilalta) y Girona (Laia Cañigueral), las dos primeras además con cargos en la estructura del partido.
También desde el PSC lo dejan claro: se definen como una organización "profundamente feminista" y están "firmemente comprometidos con el avance de las políticas, derechos y libertades de las mujeres del país" que no son, subrayan, un colectivo "sino la mitad de la sociedad". Los socialistas catalanes destacan que dos de las circunscripciones están encabezadas por mujeres, lo que "ya supone paridad en el número de cabezas de listas".
Pero lo cierto es que, más allá de las listas cremallera y de la paridad en las distintas circunscripciones, ninguna mujer será presidenta de la Generalitat tras el 12M. ¿Hay autocrítica? "Es evidente que todavía queda mucho camino que recorrer en términos de igualdad, también en la política", reconocen las mismas voces de ERC. A su juicio, lo fundamental no es sólo una "mayor presencia cuantitativa de mujeres en puestos de responsabilidad y en las listas electorales, sino también la plena igualdad en el ejercicio de las responsabilidades políticas".
También las voces socialistas creen que los avances en materia de igualdad "no son suficientes" e insisten en que "queda muchísimo camino por recorrer". "De ahí probablemente que la mayoría de candidatos sean hombres", admiten. Sí creen importante la existencia de mujeres en puestos de responsabilidad que sean "referentes para las nuevas generaciones". En el plano discursivo, lo tienen claro: "Estamos convencidos de que es cuestión de tiempo, que estos perfiles femeninos lleguen a todas las esferas de la sociedad, no solo a la política, y que se puedan romper techos de cristal y limpiar los suelos pegajosos".
"Es muy preocupante"
Quienes además de tenerlo claro mantienen cierta coherencia entre teoría y praxis, son partidos como la CUP y Comuns Sumar. "Es muy preocupante", señalan voces de la izquierda independentista, "también lo es que aún sea un hecho excepcional que una mujer sea la cabeza de lista de un proyecto político". En el proceso de elección de su candidata, la militancia del partido propuso una serie de nombres, posteriormente integrados en una comisión de listas. Esta vez, comentan las mismas fuentes, las dos listas resultantes fueron encabezadas por mujeres.
No es un hecho arbitrario, sino que se trata precisamente de una apuesta decidida por el feminismo como principio político. Además, las tres primeras personas que encabezan las listas de la CUP son mujeres. Y van un paso más allá: "Creemos que lo más importante en la política no es quién encabeza los proyectos sino sus programas electorales". A su juicio, "de poco sirve tener una mujer si después tus políticas no son transversales en todos los ámbitos sociales", por lo que entre las páginas de su propuesta política se hacen hueco medidas como una renta básica universal que "permitiría a una mujer sin recursos poder ser autosuficiente y no depender de nadie" o la confección de una ley del aborto catalana que "garantizaría poder abortar libremente en todo el país".
El partido de Jéssica Albiach también carga contra la homogeneidad que, en clave de género, atraviesa a las elecciones catalanas. Unos comicios en los que entrarán en disputa candidatos "todos hombres, de una edad similar y de una procedencia social similar", por lo que apostar por una mujer no sólo "es un mensaje claro a favor de una Cataluña feminista y moderna", sino también la aspiración palpable de "hacer política para la mayoría desde el feminismo". La campaña que arranca la noche del jueves estará, lamentan, centrada en "las aventuras y desventuras de tres hombres que discuten", en lugar de priorizar "la vida de los catalanes y las catalanas".
"Seguir apostando por un debate político centrado en las discusiones personales de tres señores significa que la mayoría de partidos no han entendido que estamos en 2024 y no en 1990", denuncian fuentes del partido.
Crecer con la idea de "padres de la democracia"
La imagen que deja la contienda electoral que tendrá lugar en suelo catalán no satisface a quienes miran desde una perspectiva de género. Mónica Grau Sarabia, investigadora del International Institute of Social Studies de la ERASMUS University y especialista en estudios de género, cree que la panorámica es sencillamente un reflejo de la situación "en la que nos encontramos respecto a la participación general de las mujeres en política" y que tiene que ver con una "falta de paridad". Pero hay más: igual de acuciante es la escasa "representación de otros muchos" sectores de la población. Aunque la sociedad catalana "es muy diversa", las candidaturas están copadas por "representantes que pertenecen al mismo grupo social", incide la investigadora.
No es fruto de la casualidad, sino que se trata de la consecuencia lógica de todo un contexto previo construido en base a las necesidades de un grupo privilegiado: "En España somos muchas las generaciones que hemos crecido con la idea de padres de la democracia, un título que invisibiliza todo el trabajo y labor de las mujeres en la política", completa la entrevistada.
La analista política y autora de El poder de la influencia: así se construye un liderazgo (Esfera, 2024), Verónica Fumanal, cree que alrededor de la imagen del 12M se construye un mensaje, cuanto menos, caduco. "La política de sólo trajes y corbatas", ligada al "estereotipo de liderazgo" basado en una "visión androcéntrica del poder". Si bien las listas cremallera imponen la presencia de mujeres, lo cierto es que ellas tienden a quedar relegadas a un eterno número dos.
"La foto no es del todo desoladora"
El de las listas cremallera constituye uno de los diversos mecanismos que se han ido desarrollando en los últimos años, precisamente encaminados al fomento de la participación política de las mujeres. Lo recuerda Grau Sarabia. "Ha habido grandes cambios culturales y legislativos" de modo que la participación de las mujeres "en los ámbitos de poder sí se ha incrementado notablemente en los últimos años", reflexiona. Empezando por la Ley de Igualdad que en 2007 introdujo el criterio de presencia y composición equilibrada, basado en la proporción 40-60% de cada género.
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"Es verdad que los ámbitos políticos donde hay una presencia equilibrada son muy reducidos" y además existe una "gran variabilidad" según el órgano, también es cierto que "el porcentaje de mujeres en el conjunto de cargos ejecutivos de los partidos ha ascendido ligeramente". Eso, celebra la investigadora, "confirma la tendencia al alza", así que la "foto no es del todo desoladora".
Fumanal añade una reflexión: situar a las mujeres en primera línea constituye un activo electoral. "En el elemento de la representación siempre tiende a haber prototipicalidad: si hay una persona de tu área geográfica o de tu profesión, se activa la simpatía". En ese sentido, la politóloga se apoya en un análisis interclasista según el cual existen una serie de intereses y problemáticas comunes entre las mujeres de izquierdas y de derechas: "Todas sufrimos las mismas violencias y estereotipos, discriminación en el trabajo, somos juzgadas diferentes y padecemos que no nos crean si denunciamos violencia sexual". "Una mujer de izquierdas tiene más en común con otra mujer de derechas que con un hombre de izquierdas".
En todo caso, coinciden las voces pulsadas, la imagen que dejan los próximos comicios es muestra de las muchas barreras que todavía existen para las mujeres. Por un lado, aquellas que tienen que ver con los estereotipos de género ligados al poder, señala Fumanal. Por otro, la violencia que campa a sus anchas, especialmente en internet y redes sociales, completa Grau Saraiba. Pero el obstáculo que más se resiste es, con diferencia, el reto de ir más allá del plano teórico para hacer del feminismo no sólo un discurso, sino también una forma de entender y practicar la política.
Escarbar en las raíces de la Generalitat como institución supone retroceder siete largos siglos. Los y las historiadoras han convenido en señalar su génesis -un modelo muy diferente al actual- en el año 1359, "cuando el rey Pere el Crimoniós convoca la Corte de la Cervecera para obtener fondos y poder hacer frente a la invasión de los territorios de la corona por parte de las tropas castellanas de Pere el Cruel", así es como queda recogido en un recoveco de la página web del gobierno catalán. Al frente de la institución han desfilado, hasta hoy, un total de 132 líderes. Entre sus nombres, algún Miquel, varios Jaume y diversos Francesc. Pero aunque siete siglos dan para mucho, no han bastado para hacer hueco a ninguna mujer. Tampoco estas elecciones dejarán a una molt honorable presidenta al frente del gobierno autonómico.