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El 14F pone a prueba la solidez del bloque independentista: una década de elecciones por encima del 47% del voto

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En cada cita electoral hay un puñado de preguntas a las que deben darse respuestas cuando llegue la hora de la verdad, el momento del recuento de las papeletas y la emisión de los resultados. Este 14 de febrero se celebran elecciones autonómicas en Cataluña y una de esas respuestas clave tendrá que ver con el peso de las fuerzas independentistas en el nuevo mapa político. ¿Seguirán sumando estos partidos el apoyo de cerca del 50% de los votantes? Las últimas tres elecciones –2012, 2015 y 2017– ubicaron a las fuerzas políticas partidarias de la independencia por encima del 47% de los apoyos. Con una participación que osciló en más de once puntos porcentuales (724.581 votantes de diferencia entre 2012 y 2017), el apoyo al independentismo sólo se movió tres décimas en los distintos comicios.

¿Lograrán ahora esos partidos superar la barrera del 50%? ¿O, al contrario, perderán apoyo significativo tras casi una década de procés?

Las dos encuestas de organismos públicos pronostican justamente lo contrario. La última del Centre d'Estudis d'Opinió de la Generalitat (CEO), otorga a estos partidos el 51,2% de los apoyos. La del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) rebaja esos apoyos al 42,8%.

La del CEO, publicada el 29 de enero, reparte ese porcentaje de voto a las fuerzas independentistas de la siguiente forma: ERC, a la cabeza, obtendría el 22% de los votos, seguido de Junts per Catalunya (20,7%), la CUP (6,2) y el PDeCAT (2,3). 

Por su parte, el sondeo flash del CIS, publicado el pasado 4 de febrero, a diez días de los comicios, otorgó a Esquerra el 19,9%, el 14,6 a Junts, el 6,8 a la CUP y el 1,5% al PDeCAT.

Una campaña de vetos cruzados

Los vetos cruzados respecto a los pactos posteriores el 14F han sido la nota dominante de esta campaña electoral. La elección por parte del PSC del exministro de Sanidad, Salvador Illa, como cabeza de lista, revolucionó la cuenta atrás hacia los comicios. El candidato de los socialistas no ha ocultado que por su cabeza no pasa integrar un tripartito en el que esté Esquerra. Su escenario ideal, aunque ninguna encuesta lo esboza como posible, es intentar construir un Govern al estilo del Gobierno de Pedro Sánchez. A saber: sumando los escaños de los socialistas y de los Comunes de Jéssica Albiach.

En ERC, por su parte, tampoco se ven compartiendo gobierno autonómico con los socialistas por mucho que haya habido entendimiento en Madrid para los Presupuestos Generales del Estado. O esa, al menos, ha sido la consigna de campaña. Tampoco hay que perder de vista los efectos que lo que ocurra la noche del 14F en Cataluña puedan tener en la esfera nacional, donde el Gobierno central sigue considerando a la Esquerra Republicana de Gabriel Rufián como socio prioritario para llevar a cabo su programa en lo que queda de legislatura.

Esta estrategia de vetos cruzados llegó a su máxima expresión en la tarde de este miércoles, cuando las formaciones independentistas dejaron por escrito su compromiso de no pactar el Govern con Salvador Illa tras el 14 de febrero, una maniobra que los socialistas interpretaron como "un error monumental por parte del independentismo" que no hace más que poner de manifiesto los "nervios" o la "desesperación" de los soberanistas porque ven en riesgo que se perpetúe "la decandencia".

Días antes de esta iniciativa, la candidata de Junts per Catalunya, Laura BorràsLaura Borràs, lanzaba el compromiso de que si el independentismo lograba superar el 50% de los votos el 14F, y JxCat gobierna, propondría activar la declaración de independencia, en una especie de continuación de la estela del 1-O.

"Culminaremos el mandato de constituir la república y activaremos la declaración de independencia, movilizando al país para su defensa pacífica y democrática y pidiendo el reconocimiento internacional, este es nuestro compromiso", resumió. Si este 14F su fuerza es la más votada su idea, dijo, es llamar a los candidatos de ERC y la CUP para forjar un Govern independentista.

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En las últimas tres elecciones celebradas, las de los años del procés, el apoyo a los principales partidos promotores del independentismo ha rondado el 48%. Como puede comprobarse en el cuadro que precede a estas líneas, el bloque se ha comportado de igual manera con independencia de que la participación subiese o bajase.

Así, en 2012, las primeras elecciones a las que CiU se presenta con un programa soberanista, la formación se hizo con el 30,71% de los votos, ERC con el 13,7 y la CUP con el 3,39. En total, el 47,8% para este bloque con una participación del 67,76% (3.668.310 votantes). En 2015, cuando la participación subió más de 7 puntos porcentuales, hasta el 74,95% (4.130.196 electores), Junts pel Sí –alianza entre Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Demócratas de Cataluña y Moviment d'Esquerres– se hicieron con el 39,59% de los apoyos. La CUP, por su parte, logró el apoyo del 8,21% de los votantes. La suma, de nuevo resultó el 47,8%.

En las últimas catalanas celebradas hasta la fecha, las de 2017, la participación subió de nuevo respecto a los comicios anteriores, hasta el 79,09 (4.392.891 votantes). Pero el bloque prácticamente ni se movió. Junts se hizo con el 21,66% de los apoyos; ERC, con el 21,38, y la CUP bajó hasta el 4,46. Las fuerzas independentistas alcanzaron el 47,50%.

En cada cita electoral hay un puñado de preguntas a las que deben darse respuestas cuando llegue la hora de la verdad, el momento del recuento de las papeletas y la emisión de los resultados. Este 14 de febrero se celebran elecciones autonómicas en Cataluña y una de esas respuestas clave tendrá que ver con el peso de las fuerzas independentistas en el nuevo mapa político. ¿Seguirán sumando estos partidos el apoyo de cerca del 50% de los votantes? Las últimas tres elecciones –2012, 2015 y 2017– ubicaron a las fuerzas políticas partidarias de la independencia por encima del 47% de los apoyos. Con una participación que osciló en más de once puntos porcentuales (724.581 votantes de diferencia entre 2012 y 2017), el apoyo al independentismo sólo se movió tres décimas en los distintos comicios.

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