Vox no pierde ninguna oportunidad para lanzar su discurso xenófobo y el drama humanitario derivado de la toma de Kabul por parte de los talibanes no iba a ser menos. Este lunes, el líder del partido de extrema derecha, Santiago Abascal, aprovechaba una rueda de prensa para pedir a los servicios secretos y de seguridad españoles que analicen "con muchísimo cuidado" a los ciudadanos afganos llegados a España en los 17 vuelos de evacuación del país para, dijo, evitar que pueda haber miembros de células terroristas. Europa, aseguró, cometería un "suicidio en términos de seguridad" convirtiéndose en lugar de acogida de "todo Afganistán o toda África". "Ya tuvimos este debate en el año 2015 y vimos lo que ocurrió: que en mitad de las oleadas de supuestos refugiados llegaron los terroristas que asesinaron a ciudadanos europeos", aseveró. Sin embargo, las imágenes de las personas evacuadas saliendo de los aviones difícilmente pueden encajar con la definición que de ellas hace Abascal. La mayoría son niños, niñas y mujeres. Y así lo confirman los datos.
Este viernes el Gobierno detalló que España ha evacuado a un total de 2.206 personas desde el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai de Kabul, la capital del país. Como concretó, el 47% de ellas son mujeres y un 40%, menores. Eso, en términos absolutos, deja un balance de alrededor de 1.037 mujeres, 882 niños y niñas y 288 hombres adultos, a falta de conocer esta semana los datos definitivos que ofrecerá el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Fuentes de ese departamento confirman a infoLibre que la gran mayoría de los afganos evacuados vienen con sus familias. Unas familias que previamente habían formado parte de las listas que el Ministerio de Exteriores elaboraba con los nombres y apellidos de las personas a rescatar.
Forman parte de estas listas porque habían colaborado activamente con España en las últimas dos décadas. Según los datos del propio Gobierno, 1.671 personas habían trabajado codo con codo con las fuerzas españolas, otras 333 con las del servicio exterior de la Unión Europea, otras 131 con Estados Unidos, otras 50 con la OTAN y otras 21 con Portugal.
Ignacio Rodríguez es director de 14 Lawyers, una ONG que ha participado activamente en la evacuación de algunas de estas familias del horror impuesto el pasado 15 de agosto con la llegada de los talibanes. Rechaza de lleno el último bulo lanzado por Vox porque él sí conoce de cerca quiénes son quienes han volado a nuestro país. Y poco tienen que ver con supuestas células terroristas. Según explica en conversación con infoLibre, a la base aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid, han llegado personas que fueron vigilantes de seguridad de las embajadas, trabajadores de limpieza, proveedores de los soldados desplegados en Afganistán, jueces, fiscales, abogados y jóvenes que estudiaron en España. Todos, confirma, con un necesario y "estrecho vínculo" con España. Y acompañados de sus familias, claro. "En nuestro caso hemos colaborado en evacuar a gente que conocíamos directamente de cuando hemos estado en Afganistán o personas referenciadas por ellos y que, en todos los casos, cuentan con un vínculo con nuestro país, bien laboral, bien por cuestiones de estudio o bien porque son objetivo directo del ISIS o del crimen organizado", dice. No obstante, previamente, explica, el Exteriores se asegura de que no tengan ningún antecedente penal ni ninguna orden de búsqueda y captura.
Otros llegaron a través de iniciativas ciudadanas. Es el caso de la capitana de la selección afgana de baloncesto en silla de ruedas, Nilofar Bayat, que aterrizó en España después de que el periodista Antonio Pampliega hiciera público su caso, al igual que el del resto de las jugadoras, cuya vida está seriamente amenazada por el hecho de ser mujeres y deportistas, un empeño que al final no pudo cumplirse.
Una llegada protocolizada
El hecho de que el partido de extrema derecha pida que se vigile "con muchísimo cuidado" a estas personas dista completamente de la realidad por otro motivo: que ya lo están. Los vuelos de evacuación han llegado o bien a la base de Rota o Morón, en Cádiz, o a la de Torrejón de Ardoz. Las que llegan a la primera lo hacen para continuar su viaje a Estados Unidos, con quien se ha llegado a un acuerdo para que use esos lugares como tránsito. Los que lo hacen en la segunda llegan con visas de otros países europeos, a los que se pone en contacto con las diferentes embajadas para que alcancen su destino final, o con la intención de comenzar una nueva vida en nuestro país.
No suelen pasar demasiado tiempo en la base aérea desde que pisan tierra. Los cálculos del Gobierno central —los últimos fueron facilitados el pasado viernes y están pendientes de actualización— sitúan la estancia media en unas 32 horas. Es el tiempo que tardan en ir pasando al sistema de acogida, una red compuesta por unas 9.000 plazas –3.000 de ellas, algo más de un 30%, vacías actualmente–. A medida que van completando el primer filtro, los solicitantes de asilo se reparten por los diferentes pisos o centros, la mayor parte de ellos gestionados por ONG, habilitados en las distintas comunidades autónomas. Según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en la mañana del pasado viernes ya habían sido derivadas 1.108 personas. De esas, el Ejecutivo central tiene detalle de la distribución de 1.067 –41 casos están aún pendientes de grabación de destino–. Castilla y León y Cataluña son, con estas últimas cifras sobre la mesa, las que más han acogido: 146 y 136, respectivamente. Les sigue Andalucía y Aragón. Están, por tanto, todos localizados.
Vox, al estilo de la extrema derecha europea
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El caso de Vox no es único en Europa. Su discurso es similar al que emplea estos días la extrema derecha europea. Y que ya utilizó con la crisis de refugiados del año 2015, cuando hubo más de 2,5 millones de solicitudes de asilo.Al igual que Abascal, el líder de La Lega, Matteo Salvini, también intenta capitalizar el temor a la inmigración, en disputa con Hermanos de Italia. "Terrorismo, violencia, miedo e inmigración ilegal en el horizonte", señaló Salvini al hilo de la toma de Kabul. En Reino Unido, el partido nacionalista UKIP, clave en el Brexit, instó a al Gobierno de Boris Johnson a no acoger refugiados.
En otros países, a través de partidos que tampoco se ubican en el mismo espectro ideológico, los mensajes de repliegue han sido claros. Emmanuel Macron ha advertido de que frenará los "flujos de inmigración irregular". En Reino Unido, el gabinete de Johnson trabaja en un plan específico, cuyos términos están aún por conocerse, justo mientras prepara un endurecimiento de la ley contra la inmigración irregular. Destaca por su dureza la posición de Austria, donde el gobierno Sebastian Kurz –desoyendo las advertencias de Acnur– insiste en seguir deportando afganos incluso después del triunfo talibán.
Grecia también envía un mensaje duro. "Nuestro país no será la puerta de entrada a una nueva ola de refugiados", ha afirmado Notis Mitarachi, ministro de Migraciones. Grecia es el país al que más llegadas de inmigrantes irregulares se produjeron en 2015, con más de 850.000, según un informe del Barcelona Centre for International Affairs (Cidob).
Vox no pierde ninguna oportunidad para lanzar su discurso xenófobo y el drama humanitario derivado de la toma de Kabul por parte de los talibanes no iba a ser menos. Este lunes, el líder del partido de extrema derecha, Santiago Abascal, aprovechaba una rueda de prensa para pedir a los servicios secretos y de seguridad españoles que analicen "con muchísimo cuidado" a los ciudadanos afganos llegados a España en los 17 vuelos de evacuación del país para, dijo, evitar que pueda haber miembros de células terroristas. Europa, aseguró, cometería un "suicidio en términos de seguridad" convirtiéndose en lugar de acogida de "todo Afganistán o toda África". "Ya tuvimos este debate en el año 2015 y vimos lo que ocurrió: que en mitad de las oleadas de supuestos refugiados llegaron los terroristas que asesinaron a ciudadanos europeos", aseveró. Sin embargo, las imágenes de las personas evacuadas saliendo de los aviones difícilmente pueden encajar con la definición que de ellas hace Abascal. La mayoría son niños, niñas y mujeres. Y así lo confirman los datos.