Todavía es pronto para vislumbrar todas las puertas que ha abierto (y cerrado) la exitosa cadena humana que capitalizó la Diada, la multitudinaria manifestación convocada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y que se extendió de punta a punta de la comunidad, a lo largo de más de 400 kilómetros. Pero por lo pronto sí son evidentes las tensiones que se sienten en las costuras de la mayor parte de partidos catalanes y que les coloca en un laberinto de difícil salida. Unas fuerzas –y así lo dicen las encuestas– están saliendo fortalecidas de este pulso soberanista, las que se sitúan en los extremos: ERC y en menor medida, la CUP, por el flanco independentista, y Ciutadans, por la banda españolista. Otras, más debilitadas y divididas internamente, caso de CiU, PSC y PP y, en menor medida, ICV-EUiA.
Se esperan movimientos. Desde varios frentes. Primero por parte del Govern de Artur Mas, que ayer volvió a reafirmar su compromiso de cumplir con lo pactado con ERC y poner fecha a la consulta en 2014 antes del próximo 31 de diciembre. Y dos, por parte del Ejecutivo de Mariano Rajoy. Partidos como PSC, ICV y la propia CiU aseguraban este jueves que la Moncloa no puede ya "mirar para otro lado" y ha de responder, y todos están muy pendientes de esas conversaciones reservadas entre Rajoy y Mas, pese a que el margen de negociación sea ya muy estrecho después de un año de "inacción" –critican– del presidente.
01. CiU, ATRAPADA ENTRE DOS FUEGOS
Mas se encuentra en una encrucijada compleja de resolver. De un lado, debe protegerse frente a las recurrentes tensiones en el seno de la propia federación. Mientras que Convergència Democràtica de Catalunya (CDC, el socio mayoritario) abrazó a las claras la denominada Via Catalana convocada por la ANC, Unió, la formación democristiana de Josep Antoni Duran i Lleida, optó por la equidistancia y por dejar hacer a sus miembros. Duran nunca ha ocultado su preferencia por una consulta pactada con el Estado, como tampoco ha escondido que su alternativa favorita no es la independencia, sino una solución confederal.
El otro fuego para Mas se llama Esquerra Republicana de Cataluna, la formación que le presta sostén al Govern desde fuera y la que más está capitalizando el debate soberanista. ERC no admite dilaciones en el referéndum y se atiene a lo firmado tras las últimas elecciones autonómicas de 2012: "CiU y ERC se comprometen a trabajar en todos los procedimientos formales, jurídicos e institucionales posibles hasta el 31 de diciembre de 2013 para estar en condiciones, a partir de entonces, de convocar la consulta de acuerdo con el marco legal que lo ampare, al año siguiente". Claro que ese punto contiene una salvedad: el referéndum será en 2014 "con la excepción de que el contexto socioeconómico y político requiriesen una prórroga".
El president mostró su bala en la recámara la semana pasada, su plan B: si no es posible pactar una consulta para 2014, entonces intentará unas elecciones plebiscitarias para 2016. Ese aplazamiento daba más aire a la negociación con Madrid y enfriaba las tiranteces con Unió, pero soliviantó a sus socios de ERC y a la misma ANC, cuya presidenta, Carme Forcadell, pidió el referéndum para el año próximo "sin dilaciones ni pérdidas de tiempo".
"Si ERC rompe el acuerdo, tendrá que explicarlo"
Fuentes de CiU insistían ayer a este diario en que están trabajando desde todos los frentes, en Madrid y en Cataluña, para que se reabran "los puentes de diálogo" entre el Govern y la Moncloa. Recordaban la reunión reservada entre Mas y Rajoy el pasado 29 de agosto en Madrid, propiciada por Duran. "El Gobierno central no puede estar impasible. Esperamos que se produzcan gestos". ¿Pero cuáles? ¿Qué pasos? Nada está claro, porque lo que más ha subrayado Rajoy y su equipo es que el escenario debe quedar encuadrado por la Constitución, sin dar un paso más allá. Fuentes del grupo parlamentario de los convergentes en el Congreso añadían que el éxito de la manifestación soberanista de la Diada no incrementa la "presión" sobre Mas para que convoque la consulta ya, sino que es un "argumento a favor", un aviso a Madrid de que los deseos de que los catalanes se pronuncien "no han menguado".
Ahora bien, las citadas fuentes incidían en que el plan B sigue en pie, porque esa misma posibilidad de aplazamiento quedaba contemplada en el pacto de estabilidad con ERC. "Si ellos rompen el acuerdo, tendrán que explicarlo, porque es lo que estaba firmado". En la federación minimizaban las diferencias entre CDC y Unió, porque el "paso previo", la necesidad de la consulta, está asumido por los dos partidos. Harina de otro costal es el objetivo final.
Las encuestas, mientras, reflejan una progresiva caída de CiU desde 2012. El último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), el CIS catalán, de junio de 2013, ya situaba a ERC como primera fuerza política, pronóstico que corroboró otro sondeo más reciente, el Observatorio de MyWord para la cadena Ser: 22,1% de estimación de voto para los republicanos por el 20,7% de los convergentes.
02. EL PSC, EN CAÍDA LIBRE
En esta última encuesta, el PSC se desplomaba aún mas y se colocaba en el quinto puesto del escalafón, en el 10,5%, por detrás de ERC, CiU, Ciutadans-Ciudadanos e ICV-EUiA. Los socialistas no encuentran suelo y se hallan sumergidos en una profunda crisis interna, proporcional al batacazo del que ha sido una fuerza central en Cataluña desde la Transición.
Pere Navarro padece las tensiones dentro y fuera de casa. De un lado, las críticas de los sectores más catalanistas, en los que se encuadran figuras políticas señeras como los exconsellers Marina Geli, Montserrat Tura o Joaquim Nadal, la eurodiputada Maria Badia o el alcalde de Lleida, Àngel Ros. De otro, la rotunda negativa del partido hermano, el PSOE, a aceptar el derecho a decidir, que el PSC llevó a su programa electoral de 2012 y al que no ha renunciado. El pegamento discursivo que une a las dos fuerzas es la apuesta por la reforma constitucional, para conferir al Estado de una fisonomía federal, un paso adelante que quedó sellado en la Declaración de Granada, aprobada por unanimidad en el Consejo Territorial del pasado 6 de julio.
En el círculo de Navarro se asume la dificultad de penetración de un discurso de "grises", moderado, alejado de los dos polos –el independentista y el españolista–, "menos visceral, menos radical", pero insistían en que es la única solución plausible, el único punto de partida viable, y aunque cueste defenderlo, mantendrán su apuesta federal, óptima "no sólo para Cataluña, sino para resolver los problemas territoriales de toda España". "Es una cuestión de principios", señalaba un alto cargo próximo al primer secretario. Fuentes oficiales consideraban "positivas" las palabras de ayer de Alfredo Pérez Rubalcaba, en las que reconoció que hay que "escuchar" a los catalanes que se unieron en la cadena humana, y en las que recriminó al Gobierno que intente "minimizar" el conflicto.
La "pluralidad", la "virtud" del PSC
En el PSC se reprueba la "indolencia" e "inacción" de Rajoy, al igual que la "ambigüedad" calculada de Mas, pero también eleva una demanda a sus compañeros del PSC. Distintas fuentes consultadas por infoLibre recalcaban que si algo está ya probado es que la voluntad de la consulta "es firme", tanto como el deseo de "cambio", de mover el tablero, de no consagrar el actual statu quo. "En el PSOE están muy reacios al derecho a decidir, pero es una propuesta bastante razonable", señalaba un cargo cercano a Navarro. "El PSOE debe ir asumiéndolo, quitándose el miedo", agregaba un diputado catalán en el Congreso. Otro parlamentario con mucho peso en Madrid apuntaba a ese "mayor grado de compromiso" que debería aceptar Ferraz para que la opción federal sea vista como "posible y legítima". Por eso la atención estará puesta este próximo domingo, 15 de agosto, en la tradicional Fiesta de la Rosa, donde coincidirán los dos jefes, Rubalcaba y Navarro.
En las últimas semanas las fricciones internas se habían disparado a cuenta de la Via Catalana. Antonio Balmón, secretario de Acción Política del PSC y mano derecha de Navarro, había invitado a marcharse a los dirigentes catalanistas del partido, a los que llamó "profesionales de la polvareda" en un artículo publicado en El Periódico de Catalunya. Al final, tras las escaramuzas, la dirección del PSC acordó que no respaldaría formalmente la cadena humana, pero sí dio libertad de asistencia a sus militantes. ¿Habrá ruptura? Todos los sectores consultados –los más próximos y los más distantes al primer secretario– confiaron en que no se producirá, precisamente porque la "pluralidad" ha sido el elemento vertebrador de la formación desde la Transición.
"Conjurado del todo el peligro de división no lo sé, pero todo dependerá de cómo evolucione todo. Sí está claro que esta división perjudica nuestra capacidad de dar un mensaje fuerte", sentenciaban fuentes oficiales. "Nos sabe muy mal a todos la ruptura –abundaba una dirigente del ala catalanista–. La gran virtualidad del PSC es que unía a trabajadores, al mundo de la cultura, a los catalanistas de izquierdas... Lo que tiene que hacer el PSC es coger la bandera del cambio en profundidad. Debe ser más valiente y plantear el libre consentimiento de las naciones. Para que el federalismo sea una solución creíble, debe mostrar una gran voluntad de cambio muy profundo". En el partido apuntan otra dificultad añadida: la crisis del bipartidismo, el descrédito de las grandes fuerzas y la "desorientación" de la socialdemocracia en su respuesta a la crisis.
03. EL PP, MODERACIÓN O INFLEXIBILIDAD
Un escuálido 7% concedía el último sondeo de MyWord para la Ser al PP. Sexta fuerza política en el Parlament, por detrás de Ciutadans-Ciudadanos. Los números apuntan, por tanto, a que la formación de Albert Rivera, con un 12,6% de estimación de voto, estaría capitalizando el discurso más contrario al soberanismo. Ese ascenso de Ciutadans coloca a los conservadores en la disyuntiva de retornar a la posición más antinacionalista e inflexible de Alejo Vidal-Quadras, presidente del partido de 1991 a 1995, o mantener tesis menos rígidas.
Comprar la primera opción supondría desacreditar los gestos de acercamiento que dirige la Moncloa. El Gobierno, de hecho, está inclinándose por la no confrontación directa, por el perfil bajo y por la negociación discreta, por el "diálogo dentro de la Constitución" y sin mostrar satisfacción por la cierta marcha atrás (con muchos matices) de Mas. Ayer mismo, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, se limitó a afirmar que el Ejecutivo tiene la obligación "de escuchar a todos los españoles", tanto a "la gente que sale" a la calle como a las "mayorías silenciosas" que "se quedan en casa". "El Gobierno, dentro de la Constitución, habla y dialoga con todas las comunidades autónomas porque somos Gobierno en toda España, de toda España". La Moncloa quiere ayudar a CiU a recuperar la centralidad en el debate político catalán, consciente de que con una ERC más fuerte las opciones de negociación se reducirían al mínimo.
04. ICV-EUiA, EL DEBATE ENTRE EL ACENTO SOCIAL Y EL NACIONAL
"Queremos decidirlo todo. Derechos nacionales, sí; derechos sociales, también". Fue el mensaje de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) para la Diada, pero en realidad vertebra todo su discurso de los últimos meses. Los ecosocialistas siempre han entendido el derecho a decidir de una forma más extensiva, en la medida en que creen que los ciudadanos deben poder pronunciarse sobre los recortes. Eje de izquierdas y eje nacional de la mano. Lo reiteró el coportavoz Joan Herrera ayer mismo: agradeció el esfuerzo a los organizadores de la Via Catalana (a la que no acudió) y enfatizó que la Diada fue una reivindicación nacional con muchas expresiones en las que se sumaba la social, ya que "una cosa va con la otra".
Sin embargo, la omnipresencia del debate soberanista también plantea complicaciones a ICV y sus aliados de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA, la marca de Izquierda Unida en Cataluña), y de hecho no ha tomado la decisión de si pediría el voto por la independencia en ese eventual referéndum, consciente de que sus bases están divididas. Sí defiende (y con ella, IU) con vehemencia la consulta. "Pero una dificultad es la polarización entre los independentistas, que tampoco son integradores, y los españolistas", indicaban fuentes del partido. En un arena tan revuelta, la formación juzga como un "pequeño milagro" que logre no sólo "resistir", sino "crecer", como mostró el CEO y, de forma más acusada, el Observatorio de la Ser.
Si no hay movimientos, casi descartado el rechazo a la secesión
Un máximo dirigente de ICV apuntaba a este periódico que la Via Catalana debería servir a España "para reaccionar de una vez", porque hasta ahora PP y PSOE "no han hecho nada". "Mientras que España no ofrece nada, los independentistas venden ilusión", reflexionaba esta fuente, que incidía en que la solución debería ser una propuesta fuerte que recabase un amplio respaldo". "¿Qué problema hay? Que las estaciones van pasando. Lo que podía haber servido hace un año, ya no vale. Y la propuesta federal del PSOE ya no sirve, se queda corta", agregaba.
Desde ICV advertían de que si al final el Gobierno central no mueve una hoja, el partido "casi seguro" descartará pedir el voto contra la secesión de Cataluña. Dicho de otro modo, si no hay feedback de Madrid, estaría más cerca de apostar por la vía directa de la independencia.
05. ERC Y CIUTADANS, LAS FUERZAS PUJANTES
Ver másLa reforma constitucional imposible (por ahora)
Los republicanos crecen, según todos los sondeos. Y hasta se colocan por encima de CiU. Un ascenso que los dirigentes contactados atribuyen a que los votantes prefieren la alternativa "genuina" y clara antes que la buscada indefinición de CiU. ERC lleva advirtiendo en los últimos días a Mas de que no aceptará una demora en el proceso, que la consulta ha de hacerse "sí o sí" en 2014. "Queremos que los ciudadanos dejen de gritar que quieren la independencia para poder votarla, sí o no. Es la mejor forma de ponernos al servicio de la mayoría de los catalanes", abundó ayer Marta Rovira, la número dos del partido.
Para CiU, a su vez, es fundamental que ERC no se aleje. La formación de Oriol Junqueras ya ha repetido que supedita su entrada en el Govern a que Mas ponga fecha al referéndum. Es decir, que su estabilidad queda ligada a un paso adelante del president.
Ciutadans, por su parte, juega con el discurso de oposición frontal al soberanismo. Ayer, el diputado autonómico y portavoz de C's, Jordi Cañas, lamentó que el Onze de Setembre haya sido "secuestrado definitivamente" por aquellos que creen que el futuro pasa por la ruptura y la división, y subrayó el valor de su partido como tercera vía frente a "separatistas e inmovilistas". La situación actual, dijo, es hija "de la falta de un proyecto nacional en manos de PP y PSOE".
Todavía es pronto para vislumbrar todas las puertas que ha abierto (y cerrado) la exitosa cadena humana que capitalizó la Diada, la multitudinaria manifestación convocada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y que se extendió de punta a punta de la comunidad, a lo largo de más de 400 kilómetros. Pero por lo pronto sí son evidentes las tensiones que se sienten en las costuras de la mayor parte de partidos catalanes y que les coloca en un laberinto de difícil salida. Unas fuerzas –y así lo dicen las encuestas– están saliendo fortalecidas de este pulso soberanista, las que se sitúan en los extremos: ERC y en menor medida, la CUP, por el flanco independentista, y Ciutadans, por la banda españolista. Otras, más debilitadas y divididas internamente, caso de CiU, PSC y PP y, en menor medida, ICV-EUiA.