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¿De qué depende el resultado en EEUU y cuándo se sabrá? Tres estados clave y más de tres millones de votos por contar

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2.21 am, hora de la costa este de EEUU, 8.21 hora española. Tras una ajustada noche electoral, Trump ofrece una rueda de prensa con un discurso que marcará el futuro del país en las próximas semanas. “Esto es un fraude para el pueblo americano”, anunciaba el actual presidente, denunciando que las elecciones le han sido arrebatadas. “Esto es una vergüenza para nuestro país. Nos estábamos preparando para ganar estas elecciones. Honestamente, hemos ganado las elecciones”. De este modo, el inquilino de la Casa Blanca ponía en marcha la maquinaria de guerra judicial y anunciaba que pondrá fin al recuento de votos, dejando la decisión en el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora (6 jueces frente a 3) tras la reciente elección de la juez a Amy Coney.

¿Tiene razón Trump en su denuncia de fraude?

Lo cierto es que las declaraciones del actual presidente de los Estados Unidos no han ido acompañadas de ninguna prueba. Es más, el movimiento lleva anunciado semanas por parte de los republicanos, mientras que el vicepresidente, Mike Pence, se ha desmarcado de las palabras de Trump y no ha declarado la victoria. “Mientras se sigan contando los votos, estaremos atentos”.

¿Qué está en juego?

Tras la victoria republicana en estados clave como Florida y Carolina del Norte y una más que ajustada Georgia, la carrera presidencial mira de nuevo al ‘Rust Belt’ o cinturón de óxido, que aglutina 46 votos electorales: los estados de Pensilvania (20 votos electorales), Michigan (16 votos electorales) y Wisconsin (10 votos electorales). Son los mismos que dieron la victoria a Trump en las elecciones de 2016 tras conquistar el voto de los trabajadores de la industria pesada tras la crisis de la década de los 80.

¿Por qué la elección depende del voto por correo?

Pese a que vuelven los ecos de las pasadas elecciones, la situación es diferente en esta ocasión. La crisis del coronavirus ha atravesado unas elecciones eb medio de una de las mayores divisiones sociales que ha atravesado el país desde la década de los 60. La crispación social se traduce en una polarización en el voto y una masiva llamada a las urnas por parte de los demócratas. Pero en el contexto del covid-19, las formas de ejercer el voto han variado entre partidos. Mientras que los republicanos se muestran más propensos a depositar su papeleta de forma presencial, entre los demócratas se ha impuesto el voto adelantado, bajo el lema ‘I Voted Early’. Una diferencia que se muestra determinante en el sistema electoral estadounidense, ya que por su naturaleza heterogénea, el voto a distancia se contabiliza de forma totalmente diferente entre estados.

¿Cuándo se procesan los votos?

Mientras que estados como Arizona o Nevada procesan estos votos semanas antes de las elecciones, estados como Wisconsin o Pennsylvania (recordemos, parte de ese ‘Rust Belt’), no empiezan a contarlos hasta el mismo día de las elecciones, en un proceso que puede durar días. Aquí es donde entran en juego las palabras de Trump mientras las miradas están puestas en Pensilvania. El estado natal de Biden tiene hasta el seis de noviembre para contar ese voto por correo, de mayoría demócrata, mientras que el día de las elecciones se cuenta mayoritariamente los votos presenciales, que favorecen a Trump. Esta es la clave de la decisión del presidente de la Casa Blanca, que necesita estos tres estados (si finalmente no se hace con Georgia) para seguir otros cuatro años en la Casa Blanca. Un recuento de los votos por correo podría arrebatarle la ventaja que mantiene en estos momentos.

¿Cuántos votos faltan por contar y dónde?

A primera hora de la mañana, Trump tenía una ventaja de 12 puntos frente a Biden en Pensilvania: 2.956.791 votos republicanos (55,7%) frente a los 2.283.656 demócratas (43,0%) con un 74% del escrutinio. Una diferencia de alrededor de 680.000 votos, según apunta The New York Times. Sin embargo, se espera que se cuenten la mayoría de votos el 6 de noviembre. Y es en este voto por correo el que podría hacer girar las tornas.

Mientras que solo 19 de los 67 condados del estado han ofrecido los resultados de voto por correo, estos arrojan unos datos determinantes. De un total de 785,473 papeletas, 616,014 (más del 78,4%) han sido para Biden, frente a los 162,288 votos (apenas un 20%) han ido para Trump. La preferencia demócrata por el voto a distancia podría cambiar el peso de la balanza, arrebatándole esa ventaja que mantiene ahora mismo Trump. Aún queda un 1,9 millones de votos por contar en Pensilvania, mientras que Michigan y Wisconsin aún tienen que contar 1,4 millones y 570.000 votos respectivamente. El total aproximado es de 3.87 millones de votos. Michigan presenta también un 66% de preferencia demócrata en este voto por correo, mientras que Wisconsin aun no ofrece resultados, aunque no se alejaran mucho de estos números, según los expertos. 

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¿Cuándo habrá novedades que aclaren el resultado?

Mientras que Pennsylvania tiene hasta el 6 de noviembre para dar sus cifras, Wisconsin y Michigan otorgarán sus resultados en las próximas horas. Sin embargo, las palabras de Trump crean un escenario incierto. “Queremos que paré la votación. No queremos que busquen más papeletas a las cuatro de la mañana para que lo añadan a la lista”, aseguraba el presidente.

Biden, en su intervención, pedía “paciencia” a sus electores. “¡Mantened la fe! ¡Vamos a ganar!”, clamaba el demócrata. Pero el futuro que se presenta es incierto, y las primeras respuestas no llegarán hasta dentro de unos días.

2.21 am, hora de la costa este de EEUU, 8.21 hora española. Tras una ajustada noche electoral, Trump ofrece una rueda de prensa con un discurso que marcará el futuro del país en las próximas semanas. “Esto es un fraude para el pueblo americano”, anunciaba el actual presidente, denunciando que las elecciones le han sido arrebatadas. “Esto es una vergüenza para nuestro país. Nos estábamos preparando para ganar estas elecciones. Honestamente, hemos ganado las elecciones”. De este modo, el inquilino de la Casa Blanca ponía en marcha la maquinaria de guerra judicial y anunciaba que pondrá fin al recuento de votos, dejando la decisión en el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora (6 jueces frente a 3) tras la reciente elección de la juez a Amy Coney.

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