Este martes, cuando no habían pasado todavía 24 horas desde que el presidente del Gobierno y el PP, Mariano Rajoy, encajase el batacazo en las autonómicas y municipales con una especie de 'aquí no ha pasado nada y no hay nada que tocar', los suyos, los perdedores, los que dieron la cara siendo candidatos , enmendaron su discurso. Lo hicieron con gestos, con el anuncio en cadena de que dejarán sus respectivas presidencias regionales del partido. Empezó amagando Juan Vicente HerreraJuan Vicente Herrera (Castilla y León) y le siguieron con el anuncio ya confirmado de un próximo abandono Alberto Fabra (Comunidad Valenciana), Luisa Fernanda Rudi (Aragón) y José Ramón Bauzá (Baleares). Un número de bajas que en los próximos días puede crecer y que, sobre todo por la puesta en escena, preocupa y enfada en el entorno del presidente del Gobierno, el próximo que tendrá que enfrentarse a las urnas en las generales de otoño.
Las fuentes de Moncloa consultadas por infoLibre focalizan su malestar en la sensación de "desbandada", de "abandono del barco" que se dio este martes desde el partido. Y, sin negar que después de procesos electorales complicados siempre hay que analizar la situación para tomar decisiones, consideran que las anunciadas este martes han sido "precipitadas".
En este sentido, mantienen que en política siempre es un error actuar en "caliente". "El presidente del Gobierno dijo ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP que lo íbamos a analizar todo, que se iban a tomar decisiones. Y este tipo de decisiones no se anuncian de un día para otro", añaden las mismas fuentes.
En este último argumento pesa la idea de que la comunicación de futuros cambios en algunos de los territorios en los que el PP ha salido más golpeado en las urnas se produjo justo el día que Rajoy descartó cambios en el Gobierno, en el partido y en sus planes de ser candidato.
El enfado que se ha asentado en sectores del Ejecutivo llega en un momento en el que el equipo de Rajoy quiere huir de la desestabilidad y de los líos internos de partido. No en vano, tras el examen en las municipales y autonómicas llegará la prueba final: las elecciones generales. Y no pasa inadvertido que la desbandada de dirigentes, algunos más jóvenes que el presidente del Gobierno, dirigirá precisamente todas las miradas hacia él, sobre todo cuando los barones culpan de su fracaso –en las municipales el PP perdió 2,4 millones de votos respecto a 2011– a las políticas del Ejecutivo.
Un "proceso ordenado"
En Génova admiten que el propio Rajoy estaba al tanto de que muchos de sus cabeza de lista querían ceder el testigo –ninguno revalidó la mayoría absoluta– pero que se pretendía un anuncio más ordenado de la apertura de procesos de renovación, una vez constituidas las instituciones con los resultados del 24-M. "Se trataba de dar una sensación de normalidad, de 'hemos reflexionado y hemos tomado estas decisiones porque son las mejores para el partido", señala un miembro de la dirección nacional del PP.
En este contexto, y ya con los anuncios ya sobre la mesa, la dirección nacional del PP se prepara para achicar agua y minimizar riesgos. Y recuerdan que en la marcha de Fabra, Bauzá o Rudi no será inmediata, del día a la noche. Será la dirección nacional la que autorice los respectivos congresos regionales en los que se dará relevo a los citados barones.
En el caso de Baleares, las fuentes consultadas precisan que el cónclave para suceder a Bauzá podría tener lugar en verano. En la Comunidad Valenciana y Aragón, lo más posible es que esto ocurra a principios de 2016, cuando casi con seguridad ya se habrá celebrado el XVIII Congreso Nacional del PP, ese en el que los conservadores tendrán que revalidar como presidente a Rajoy –si se presenta– o buscar un nuevo líder. Salvo cambios de última hora motivados por una crisis interna de mayor magnitud a la vivida en estos días, el cónclave nacional no tendrá lugar hasta después de las generales. Estatutariamente, Rajoy ya es candidato del PP a la Presidencia del Gobierno desde el XVI Congreso Nacional, celebrado en Sevilla en febrero de 2012.
Las fuentes del PP consultadas consideran que todo se precipitó a primera de la mañana de este martes, cuando el presidente en funciones de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, dejaba abierta la puerta a no ser investido.
El presidente del PP castellanoleonés no afirmó en ningún momento que vaya a ser él quien se presente a esa investidura y dijo haber reflexionado sobre la posibilidad de adoptar "otra decisión" pensando en lo mejor para Castilla y León, en lo mejor para el PP y en lo mejor para sí mismo. "Al escucharle, otros barones se pusieron nerviosos", mantiene un dirigente provincial.
"Hay que entender a Juan Vicente. Se presentó por no abrir una crisis, porque ya llevaba años asegurando que tenía más pasado que futuro. Pero confiamos en que sea un calentón. Es un hombre responsable y lo responsable ahora es quedarse", valoraba a infoLibre uno de sus compañeros de partido en Castilla y Léon. El martes por la tarde recibió una llamada de Rajoy cuyo contenido no trascendió.
"Hay que entendernos"
Un integrante de una de las listas del PP más golpeadas este 24-M sostiene que hay que entender la posición de quienes ahora anuncian pasos atrás. "Vienen tiempos muy duros y si las urnas les han echado considerarán que lo mejor es presentar otros rostros en los ciudadanos, otra gente que ayude a Rajoy a llegar a la Presidencia del Gobierno", señala.
"A los que nos volvemos a la oposición nos esperan meses muy duros en los que nuestros rivales van a usar las instituciones como plataforma de erosión al Gobierno. Tenemos que estas preparados", añade la misma fuente.
La excepción de Aguirre
En este contexto de fugas, la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, dio ayer muestras de que ella, de momento, no piensa en dejar ni el cargo ni el asiento en el pleno del Ayuntamiento de Madrid que se ganó en las elecciones.
Cuando desde la dirección nacional del PP ya estudiaban la fórmula para descabalgarla del PP de Madrid antes de las generales, este martes convocó a los concejales electos de su lista –21 con ella– a una reunión interna a puerta cerrada tras la que convocó a la prensa.
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Además de señalar que estaba dispuesta a sacrificarse y dejar gobernar al PSOE o Ciudadanos para cerrar el paso al Ayuntamiento a Manuela Carmena (Ahora Madrid), la presidenta del PP de Madrid dejó un mensaje a Rajoy: el PP necesita regenerarse y ella va a empezar por Madrid con la convocatoria de un congreso extraordinario. Una cita que, por cierto, tendría que convocar la dirección nacional del partido.
El pasado marzo, cuando Rajoy la designó candidata, sellaron un pacto: si era alcaldesa, dejaría el PP de Madrid. Ahora, sin posibilidades de serlo, los aguirristas, defienden que no se dan las condiciones para que tenga que cumplirse ese acuerdo.
Pocos en el PP creen que Aguirre se atreverá de nuevo a presentarse como candidata, pero de momento ya ha disparado alguna que otra alarma en la sede nacional del partido. En el equipo de Rajoy no quieren que éste enfile la recta final de las generales con el PP de Madrid, una formación clave en lo que a movilización se refiere, en manos de Aguirre y de Ignacio González. El presidente de la Comunidad de Madrid en funciones, rechazado por Rajoy como candidato, sigue siendo secretario general de la formación regional.
Este martes, cuando no habían pasado todavía 24 horas desde que el presidente del Gobierno y el PP, Mariano Rajoy, encajase el batacazo en las autonómicas y municipales con una especie de 'aquí no ha pasado nada y no hay nada que tocar', los suyos, los perdedores, los que dieron la cara siendo candidatos , enmendaron su discurso. Lo hicieron con gestos, con el anuncio en cadena de que dejarán sus respectivas presidencias regionales del partido. Empezó amagando Juan Vicente HerreraJuan Vicente Herrera (Castilla y León) y le siguieron con el anuncio ya confirmado de un próximo abandono Alberto Fabra (Comunidad Valenciana), Luisa Fernanda Rudi (Aragón) y José Ramón Bauzá (Baleares). Un número de bajas que en los próximos días puede crecer y que, sobre todo por la puesta en escena, preocupa y enfada en el entorno del presidente del Gobierno, el próximo que tendrá que enfrentarse a las urnas en las generales de otoño.