Elección directa del alcalde: un sistema menos representativo y con dudas sobre su constitucionalidad

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Que el alcalde sea siempre del partido más votado y no provenga de una coalición entre "cinco que han perdido las elecciones". Fue la propuesta que realizó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el pasado lunes, cuando anunció que presentaría una reforma del sistema electoral a nivel local el próximo septiembre como una medida de regeneración democrática. Sin embargo, los expertos consultados por infoLibre alertan de que esta iniciativa sólo conseguiría reducir la representatividad en los municipios e incluso plantean dudas sobre su encaje en la Constitución. 

La propuesta de Rajoy ha tenido una acogida desigual: mientras varios alcaldes del PP la han apoyado públicamente, el presidente del Congreso, Jesús Posada, abogó por un sistema de doble vuelta "para garantizar que el alcalde tenga capacidad de gobierno y su mandato no sea un calvario". Y en el PSOE, división de opiniones: mientras Alfredo Pérez Rubalcaba señaló ayer que "un cambio de esa naturaleza en la Ley Electoral no se puede hacer a cuatro meses de las elecciones locales", uno de los candidatos a la Secretaría General, Pedro Sánchez, se ha unido a Posada para pedir dos vueltas "si tiene que haber elección directa", aunque matizó que en principio es contrario a cambiar el sistema de votación de los alcaldes.

Pero, ¿qué particularidades, ventajas e inconvenientes tiene cada uno de los escenarios? ¿Ayudará esta medida, de llevarse finalmente a cabo, a calmar las ansias de regeneración democrática de la ciudadanía? ¿Se trata de un sistema que ayude a representar mejor al ciudadano? Pues según los expertos consultados por este diario, todo lo contrario: que el alcalde fuese directamente escogido de la lista más votada disminuiría la pluralidad en los ayuntamientos e incluso podría plantear problemas de constitucionalidad. Así de tajante es Miguel Ángel Presno, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Oviedo, que asegura que "el mero hecho de que un alcalde se elija de manera directa no es regeneración democrática, eso es algo que va mucho más allá".

Presno recuerda, además, que la Carta Magna establece que el sistema electoral tiene que ser proporcional, si bien no ofrece indicaciones más concretas sobre el mismo. Por ello, el constitucionalista no se atreve a afirmar que la reforma sería de todo punto inconstitucional, pero sí advierte de que podría no encajar en los parámetros que establece la Carta Magna si se acompañase de medidas como un bonus que otorgase en el Consistorio la mayoría a la lista del alcalde, una de las posibles vías para garantizar la gobernabilidad del municipio y evitar los problemas derivados de que el regidor gobernase en minoría.

"El problema es la poca concreción de Rajoy a la hora de enunciar su propuesta", se queja Presno, que explica que es legal "establecer una cierta prima mientras no desvirtúe el resultado electoral", pero también matiza que, en muchos casos, sí se produciría esta distorsión. "En Italia se ha planteado que si consigues el 37% de los votos consigues el 50% de escaños: eso en España plantearía problemas de constitucionalidad, ya que se dan distintos valores al voto de los ciudadanos. Si yo voto por la lista ganadora, mi voto vale más que el voto del que haya votado a alguna de las otras formaciones", asevera el profesor.

No obstante, Presno también reconoce que "si con el 30% de los votos se consiguen el 50% de los concejales podría ser inconstitucional, pero con el 40% de los votos no, porque con el actual sistema electoral [aplicado en las elecciones generales] el PP, con el 44% de los votos [en las elecciones de 2011] tiene el 53% de los escaños en el Congreso". En lo que sí es claro el constitucionalista es en afirmar que la elección directa del alcalde no podría aprobarse sin ir acompañada de alguna medida que permitiese que no tuviese que gobernar, si se diese el caso, en minoría. "Si se plantea un sistema presidencialista sin cambiar el actual se generaría un absurdopresidencialista", remacha.

"La gente quiere modelos más inclusivos, y este es lo contrario"

Por su parte Ignacio Urquizu, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en comportamiento electoral, se muestra sorprendido de que Rajoy plantee su medida como una iniciativa de regeneración democrática, ya que asegura que "el problema que se ha puesto de relieve en los últimos tiempos es el que se resume en el lema 'que no nos representan'; la gente quiere modelos más inclusivos, y este es justo lo contrario".  Preguntado por las posibles ventajas o inconvenientes de este sistema, Urquizu señala que el poder del alcalde aumentaría, si bien asegura que en España los regidores ya tienen muchas competencias y alega que en los sistemas de elección directa "se tiende al presidencialismo y al hiperliderazgo, lo que puede acabar haciendo sombra a otro tipo de controles democráticos, como el pleno del Ayuntamiento".

¿Y en cuanto al sistema en concreto? Pablo Simón, doctor en Ciencias Políticas e investigador postdoctoral en la Universidad Libre de Bruselas, explica a infoLibre que en Europa el mecanismo de elección directa de los alcaldes es muy poco habitual y tan sólo se utiliza en Grecia, Francia e Italia: en los dos primeros, el partido que gane la elección recibe la mayoría de los concejales de manera instantánea, mientras en el país transalpino se eligen de manera separada el alcalde y la asamblea de ediles, pero las listas de ambas elecciones deben ir ligadas, por lo que en la práctica la lista del ganador recibe la mayoría de los ediles.

En España, por el contrario contra, todavía no se ha propuesto un modelo, y el debate es entre dos posturas –aparte de la de aquellos, como IU, que se muestran radicalmente contrarios al sistema de elección directa–: la elección a una vuelta o a dos. Y en este sentido, Simón alerta de que si se aprobase un sistema a una sola vuelta "una gran cantidad de votos se quedarían sin representación", un problema que solucionaría tan sólo parcialmente una doble votación. "La desproporcionalidad va a ser siempre elevada, incluso con dos vueltas, porque va a haber menos partidos compitiendo, y puede haber partidos que no apoyen a ningún otro en la segunda vuelta y sus votantes se queden sin opciones", señala.

De la misma opinión es Urquizu, que asevera que "la doble vuelta no es más inclusiva, sino que habrá gente que en la segunda vote el mal menor". Por ello, el sociólogo es tajante al afirmar que "la propuesta está muy enfocada a beneficiar a los dos partidos grandes, y a dos vueltas es incluso mayor el beneficio". No obstante, también hace hincapié en que PP y PSOE "están haciendo cálculos de que ellos van a quedar siempre primero y segundo, pero la crisis política es de tal magnitud que este cálculo ya no sirve".

"Es una propuesta partidista porque el PP sabe que a dos vueltas llega siempre él, pero es que tal y como está el PSOE y teniendo en cuenta la división en la izquierda, yo no estoy tan seguro de que el PSOE fuese a llegar siempre a la segunda ronda", remacha Urquizu. Y en este sentido, Simón afirma que con cualquiera de los dos sistemas el PP sería el partido más beneficiado, si bien con el modelo de dos votaciones "se atenúa un poco esta diferencia porque los partidos pueden llegar a acuerdos". No obstante, el investigador coincide con Urquizu en que la disgregación del voto de izquierdas frente al aglutinamiento del sufragio conservador beneficiaría claramente al PP.

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Además, Simón pone el foco en lugares como Cataluña o el País Vasco, donde existen gran cantidad de partidos con una representación que no es hegemónica –en Barcelona, por ejemplo, el partido más votado (CiU) no supera el 29% de los votos, mientras en San Sebastián la formación mayoritaria (Bildu) no alcanza el 25% de los sufragios–  y que, con este sistema, podrían conseguir alcaldías de manera automática con un porcentaje de votos bajo. Y, por otra parte, señala que tampoco serviría para luchar contra la corrupción, una de las grandes banderas de la regeneración democrática.

Simón explica que en otros países se han implementado medidas en esta línea que han dado resultado. Y pone como ejemplo los países nórdicos, donde, frente al modelo español donde el alcalde tiene un gran poder de decisión, existe una suerte de bicefalia en la gestión. "Estos países tienen, en paralelo al alcalde, una figura que se llama city manager, elegida por amplio consenso del Ayuntamiento con mayorías de dos tercios e incluso con mandatos fuera del ciclo electoral, de seis años por ejemplo, para garantizar su independencia", relata.

¿Y en qué consiste este city manager? Básicamente en retirar la competencia a los plenos o los alcaldes para realizar contrataciones, sin perjuicio de que estos sigan decidiendo dónde se destina el presupuesto. "El pleno marca dónde se gasta el dinero, pero quien decide a quién se contrata es esta figura, que se encarga sólo de la gestión", explica Simón, que contrapone esta propuesta con la iniciativa presentada por Rajoy. "Con la elección directa se convierte al alcalde en un factótum. Si ya tiene amplios poderes, se le quita otro contrapeso", denuncia el investigador.

Que el alcalde sea siempre del partido más votado y no provenga de una coalición entre "cinco que han perdido las elecciones". Fue la propuesta que realizó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el pasado lunes, cuando anunció que presentaría una reforma del sistema electoral a nivel local el próximo septiembre como una medida de regeneración democrática. Sin embargo, los expertos consultados por infoLibre alertan de que esta iniciativa sólo conseguiría reducir la representatividad en los municipios e incluso plantean dudas sobre su encaje en la Constitución. 

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