Las empresas de sondeos culpan de sus fallos a la abstención de los votantes de Podemos

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Desde el PSOE repitieron una y otra vez durante la campaña que no se creían las encuestas. "Los españoles tratan mejor a los socialistas que las empresas demoscópicas", llegó a decir Pedro Sánchez en relación a los datos del CIS, que vaticinaban una caída importante en votos –casi un punto– y escaños –entre 10 y 12 menos–. Sin embargo, los resultados registrados en las urnas en las elecciones generales de este domingo han acabado por darles la razón. Ninguna empresa de sondeos, ni tan siquiera el barómetro preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, se acercaron a los resultados definitivos. Han perdido credibilidad y son conscientes de ello. 

Las últimas encuestas elaboradas y publicadas en los medios de comunicación a cinco días del 26J –la ley electoral prohíbe cualquier publicación durante esas jornadas previas a la cita con las urnas– erraron el tiro. Sobredimensionaron a Podemos –todas ellas vaticinaron el sorpasso–, infravaloraron al PP –al que situaban en primera posición con un 30% de los votos y menos de 130 asientos–, colocaron al PSOE en una tercera posición en votos y asientos y no vieron venir el desplome de 8 escaños de Ciudadanos en comparación con las elecciones del pasado 20 de diciembre. Las firmas demoscópicas contactadas por infoLibre admiten que el cálculo que le hicieron a los de Pablo Iglesias ha lastrado el resto de resultados.

Los primeros datos a tomarse en serio fueron los del CIS del 9 de junio. Tras hacer 17.488 entrevistas, el barómetro preelectoral arrojaba que el PP ganaría las elecciones con un 29,2% de los votos y entre 118 y 121 asientos, seguido por Unidos Podemos –al que daban un 25,6% de las papeletas y entre 88 y 92–, PSOE –21,2% y de 78 a 80– y Ciudadanos –14,6% y 38 o 39–. Con este puzzle político dibujado por el sondeo en mente, los resultados del domingo fueron una auténtica sorpresa para todo el mundo: 137 para los conservadores, 85 para los socialistas, 71 para la coalición de izquierdas y 32 para la formación naranja. El error de cálculo fue mayúsculo, exceptuando el caso de Rivera. El Centro de Investigaciones Sociológicas, con el que se ha puesto en contacto este diario, rechaza hacer valoraciones.

Fallan preelectorales y a pie de urna

Los últimos sondeos de las empresas demoscópicas siguieron la misma tendencia que el CIS. El de GESOP para El Periódico de Catalunya daba al PP 114-118, a Unidos Podemos y PSOE de 83 a 87 y a C's de 38 a 42. El de GAD3 para Abc del 20 de junio tampoco encajó a ninguno de los cuatro partidos en la horquilla adecuada: 122-125 para los conservadores, 84-86 para la coalición Podemos+IU, 79-82 para los socialistas y 36-38 para la formación naranja. No lo logró tampoco Metroscopia para El País –114 PP, 93 Unidos Podemos, 82 PSOE y 39 C's–, ni MyWord para la Cadena Ser. Algo más cerca se quedó la de NC Report para La Razón, que fue la que más le dio al partido de Mariano Rajoy –de 126 a 131–, seguido de la coalición de izquierdas –entre 82 y 87–, los socialistas –de 80 a 83– y la formación naranja –le daban entre 33 y 35 asientos–

Haciendo el cómputo general de todas, las que menos erraron fueron, por orden, la de Sigma Dos para El Mundo, que daba a los conservadores de 124 a 129, frente a los 86-92 de Iglesias, 73-78 de Sánchez y 35-40 de Ciudadanos; y la de Celeste Tel para eldiario.es, en la que se imponía el PP con una horquilla de 123 a 128, frente a los 83-88 de UP, 84-86 de PSOE y 32-34 de C's. Para calcularlo, se ha sumado el número de escaños de diferencia entre el resultado pronosticado por las proyecciones y el resultado real de los cuatro grandes partidos, y en las encuestas que ofrecieron un rango de actas para cada fuerza y no un número exacto se ha tomado el punto intermedio como referencia para calcular la diferencia con el resultado final.

Al igual que ocurrió el 20 de diciembre, tampoco acertaron las israelitas (las que se hacen el día de las elecciones). Sin embargo, en comparación con los anteriores comicios, en esta ocasión el error fue todavía mayor. La encuesta telefónica de GAD3 para Abc y la cadena Cope daba por vencedor al PP con el 30,4% de las papeletas –de 121 a 124 asientos– y colocaba en segundo lugar a los de Iglesias –un amplio 24,8% y una horquilla de 87 a 89–, seguidos a tres puntos por Pedro Sánchez –entre 84 y 86–y Albert Rivera –de 29 a 32–. Un Gobierno de izquierdas estaría, según el sondeo, al borde de la mayoría absoluta. La de Sigma Dos para TVE y La Forta (132.000 encuestas a pie de urna en 1.100 colegios electorales) daba todavía menos apoyos a los conservadores: 117-122 actas para el PP frente a las 91-95 de Unidos Podemos, 81-85 del PSOE y 26-30 para Ciudadanos.

Las empresas de encuestas culpan a la abstención de UP

Las empresas demoscópicas culpan de sus errores a la elevada abstención de Unidos Podemos –que perdió más de un millón de votos–, un fenómeno que no fueron capaces de predecir. "Se sobredimensionó el electorado de la coalición", apunta en conversación con este diario Ramón López, analista de Celeste Tel. En su opinión, los factores principales que influyeron en los tremendamente diferentes resultados que los sondeos ofrecieron en comparación con los resultados finales fueron dos: la enorme abstención dentro de Unidos Podemos, que según dice esta compuesta por gente joven y votantes de IU desencantados que al final decidieron no respaldar en bloque a Iglesias, y que la mayor parte de los indecisos antes de los comicios se han decantado "por el centro izquierda o centro derecha". "Había una burbuja electoral muy grande", sentencia.

Belén Barreiro, expresidenta del CIS y ahora directora de la firma demoscópica MyWord, comienza avisando de que "hay que tener en cuenta que las encuestas trabajan con márgenes de error relativamente amplios". Una vez dicho esto, asegura que en la empresa están haciendo "análisis internos" para tratar de conocer qué es lo que ha pasado este 26J: "Obviamente estamos preocupados y queremos tener una explicación", dice. Sin tener todavía los resultados de estos estudios, la socióloga explica que "el fallo estuvo en la infraestimación del voto al PP y en lo contrario para Unidos Podemos". Esto, según su impresión, se ha producido porque en estos comicios se ha podido dar una "recomposición de la participación".

"Si en diciembre hubo más abstención de derechas, es posible que ahora se haya desplazado hacia la izquierda", apunta Barreiro. La también politóloga cree que el resultado del PP es fruto de recuperar electores que en las pasadas elecciones se habían quedado en casa, además del "trasvase de votos" procedente de la formación dirigida por Albert Rivera. Así, por tanto, explica que el principal fallo no se ha producido tanto en PSOE y Ciudadanos, que en porcentaje de votos entraban en su "margen de error", sino más bien a causa de "una mayor desmovilización de la que había prevista" en la coalición electoral de izquierdas. Preguntada expresamente por la formación naranja, explica que "una pérdida pequeña en términos porcentuales se ha traducido en una caída considerable de escaños".

En la misma línea se posiciona el presidente de GAD3, Narciso Michavila, en conversación con infoLibre. El sociólogo explica que ellos predecían que el PP aumentaba en comparación con el 20 de diciembre, pero lo que no fueron capaces de vaticinar fue la enorme caída de sufragios de Unidos Podemos. "En la encuesta para la Cope establecíamos que la coalición electoral iba a retener más o menos los mismo electores que en el mes de diciembre. Estaban muy motivados, nos decían que irían a votar", asevera. En su opinión, fue esa diferencia repentina la que rompió todos los sondeos: "Si ese millón de votantes hubiera acudido a las urnas, el PP no tendría el 33% de los votos, sino el 31%. En el momento en el que pasan de un porcentaje a otro, aunque sea de dos puntos, el sistema electoral le beneficia mucho en el reparto de escaños", completa.

Al igual que en el mes de diciembre "se quedó en casa un millón de votantes moderados" que no habían detectado, pero que según dice "al repartirse entre todos, los sondeos no fallaron tanto", en esta ocasión el comportamiento ha sido a la inversa: "La sorpresa ha sido el comportamiento de los votantes de Unidos Podemos", sentencia. Pero, ¿por qué no han sido capaces de detectar esa abstención? "Nos decían que estaban muy motivados, que les había gustado la coalición. Pero al final se creó una burbuja", dice, añadiendo a renglón seguido que "es fácil saber si a uno le gusta más la playa o la montaña, pero saber que va a salir de casa para ir a la playa o a la montaña es lo más difícil".

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Barreiro, por su parte, se muestra más cauta: "Podría ser. Pero tampoco podría decir si es a causa del Brexit o por un cierto miedo a que se produzcan nuevas elecciones o cambios que generen inestabilidad", señala. Michavila, por su parte, considera que no ha influido, aunque se apresura a indicar que es algo que "no se puede saber". "El Brexit podría haber influido en el sentido de sacar a más gente a votar al PP de los que se habían abstenido, pero eso ya lo llevábamos detectando antes del referéndum", apunta. En su opinión, tal y como aseguró durante la mañana en el Nueva Economía Fórum, "al final el votante piensa más en el colegio de sus hijos que en el Brexit".

Desde el PSOE repitieron una y otra vez durante la campaña que no se creían las encuestas. "Los españoles tratan mejor a los socialistas que las empresas demoscópicas", llegó a decir Pedro Sánchez en relación a los datos del CIS, que vaticinaban una caída importante en votos –casi un punto– y escaños –entre 10 y 12 menos–. Sin embargo, los resultados registrados en las urnas en las elecciones generales de este domingo han acabado por darles la razón. Ninguna empresa de sondeos, ni tan siquiera el barómetro preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas, se acercaron a los resultados definitivos. Han perdido credibilidad y son conscientes de ello. 

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