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El equipo de Susana Díaz quiere compensar su imagen centralista potenciando a Madina y Puig

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Ibon Uría

El equipo de confianza de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, admite que entre los puntos flojos de la dirigente andaluza están su imagen "centralista" en el debate territorial y su perfil excesivamente asociado al sur de España. Para compensar esa "debilidad" y evitar que se convierta en un escollo importante de cara al próximo Congreso Federal del PSOE, donde el partido elegirá a un nuevo líder y que se celebrará "antes del verano" según la gestora, la estrategia del círculo de confianza de Díaz es potenciar la imagen del diputado vasco Eduardo Madina y del presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig.

Aunque la mayoría de secretarios generales de las federaciones socialistas con más peso son favorables a Díaz y forman, como ella, parte del sector que maniobró para derrocar a Pedro Sánchez en el Comité Federal del 1 de octubre, no todas las señales son positivas para las aspiraciones orgánicas de la líder del PSOE andaluz. En las últimas semanas son varias las encuestas que apuntan que la presidenta de la Junta despierta menos simpatías que Sánchez entre los votantes de su partido, mientras que es mejor valorada que el ex secretario general entre los electores que apostaron por el PP o Ciudadanos en las últimas elecciones.

La pasada semana, un sondeo de Sigma Dos para El Mundo cifró en casi 20 puntos la ventaja de Sánchez ante Díaz entre los votantes socialistas: según esa encuesta, un 53,8% de quienes apoyaron al PSOE prefieren a Sánchez frente a un 34,7% que elegiría a Díaz. La situación se repetía entre quienes votaron a Unidos Podemos –75% para Sánchez y sólo un 7,8% para Díaz– mientras que las tornas se invertían entre los votantes de PP y Ciudadanos: entre los conservadores la ventaja de la presidenta andaluza era de 60 puntos –70% a 10%–, y entre los fieles del partido naranja, de casi 25 –48,9% a 25,4%–.

Ese panorama era similar al que dibujó otro estudio de My Word para la Cadena SER a finales de noviembre: entre los votantes del PSOE, Pedro Sánchez era el claro preferido (35%), por delante de Patxi López (17%), Susana Díaz (16%), Josep Borrell (12%) y Eduardo Madina (9%). Díaz, en cambio, era quien mejor imagen tenía entre los electores del PP con un 31% de las respuestas, por encima de Madina (19%), López (12%), Borrell (6%) y Sánchez (1%). La excepción ha sido un estudio de NC Report para La Razón publicado el domingo, donde Díaz aventajaba a Sánchez en valoración entre los votantes del PSOE –6,1 frente a 5,7 sobre 10–.

Una líder 'españolista'

Al margen de la desventaja que Díaz parece tener frente a Sánchez a tenor de varios de estos sondeos, sus afines creen que su imagen puede estar excesivamente ligada a los territorios del sur de España y que puede ser vista como "centralista" o "españolista", de modo que despierta menores simpatías entre los electorados de comunidades autónomas con una sensibilidad plurinacional extendida o donde el PSOE compite con fuerzas nacionalistas. Entre las cuestiones que "no ayudan", por ejemplo, está el hecho de que territorios como Cataluña, Euskadi o Baleares estuvieran indudablemente alineados con Pedro Sánchez hasta su caída.

Susana Díaz, habitualmente contundente contra los nacionalismos, también ha sido una de las dirigentes que ha insistido en modificar el protocolo de colaboración entre el PSOE y el PSC. La relación entre los partidos se enturbió a raíz del no de los catalanes a la investidura de Rajoy, y la comisión bilateral creada para revisar las relaciones abordará la cuestión orgánica a partir del 27 de enero –tal como adelantó infoLibre–. En concreto, si los afiliados catalanes pueden votar al próximo secretario general del PSOE. Dejarlos fuera podría facilitarle a Díaz ganar las primarias, pero también perjudicar su perfil como líder nacional más allá del sur.

Precisamente la dependencia del sur de España se ha acentuado en el PSOE en las últimas elecciones. En Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura viven, aproximadamente, el 25% de los votantes en unas generales. Pero en el caso de los votantes socialistas eran el 28% en 2008, el 31% en 2011 y el 35% en 2015. La tendencia aflojó ligeramente el 26J (33,9%), pero el desequilibrio entre norte y sur sigue siendo notable. La preocupación por este hecho lleva tiempo presente en las filas socialistas, y el temor es que si Díaz se convierte en líder y no compensa de algún modo su actual imagen pública, el partido no recupere terreno en el norte.

Madina y Puig

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Las personas elegidas por los próximos a la presidenta andaluza para reeliquilibrar su imagen y presentarla así como parte de un equipo más amplio y atractivo en todo el Estado son la del diputado vasco Eduardo Madina y la del presidente de la Comunitat Valenciana, Ximo Puig. Consideran que ambos pueden tener mayor proyección nacional –con la llegada de la gestora, por ejemplo, se planteó la posibilidad de que Madina asumiera la portavocía en el Congreso, mientras que Puig está centrado en su Gobierno autonómico y lleva tiempo sin pronunciarse sobre cuestiones orgánicas– y desean potenciar sus figuras.

La relación de Susana Díaz con Madina no siempre ha sido buena: el diputado de origen vasco, víctima de un atentado de ETA en 2002, fue quien pactó con Rubalcaba el formato de las primarias de 2014 y quien se negó a cederle el paso a la líder andaluza, que en aquella elección interna se volcó con Sánchez de forma decisiva para su victoria. Con el paso de los meses Madina y Díaz acabaron reconciliándose y, tras el verano de 2016, coincidieron en la necesidad de poner fin a la etapa de Sánchez. Ahora Madina está claramente en la órbita de la presidenta de la Junta, y cuenta además con el respeto y el afecto de gran parte del PSOE.

Puig, por su parte, es uno de los dirigentes que maniobró para forzar la caída de Sánchez. De hecho, fue uno de los 17 dimisionarios de la Ejecutiva del ex secretario general. La semana pasada, en el terreno orgánico, expresó su "afecto y simpatía" por Susana Díaz, aunque por ahora ha evitado apoyarla expresamente de cara al Congreso Federal. En lo político representa un perfil más amable con el nacionalismo y partidario del Estado plurinacional que la líder andaluza: gobierna con el apoyo de Ccmpromís y Podemos –fuerzas con las que planteó ir en listas conjuntas al Senado– y es partidario de una salida dialogada con el PSC.

El equipo de confianza de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, admite que entre los puntos flojos de la dirigente andaluza están su imagen "centralista" en el debate territorial y su perfil excesivamente asociado al sur de España. Para compensar esa "debilidad" y evitar que se convierta en un escollo importante de cara al próximo Congreso Federal del PSOE, donde el partido elegirá a un nuevo líder y que se celebrará "antes del verano" según la gestora, la estrategia del círculo de confianza de Díaz es potenciar la imagen del diputado vasco Eduardo Madina y del presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig.

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