El expresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo (TS), Carlos Dívar, que se mantuvo en el cargo hasta el 21 de junio de 2012, todavía goza de una escolta compuesta por 11 guardias civiles y 4 policías nacionales, según adelanta la Cadena SER, a pesar de haber tenido que dimitir por cargar viajes al Poder Judicial, sin que este tuviese constancia de los mismos, y fines de semana en el Caribe.
Además, el magistrado también disfruta de coche oficial en el que se desplaza mensualmente a Torremolinos. El coste aproximado de todo el despliegue de seguridad ronda los 385.000 euros al año.
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Todo esto contrasta con la decisión, hace dos años, del Ejecutivo de retirar la protección policial a casi todos los jueces de la Audiencia Nacional y el Supremo que investigan casos de terrorismo y crimen organizado, tanto la escolta estática en sus domicilios como la móvil. Sólo se mantienen las rondas periódicas de los agentes por los diferentes lugares que frecuentan las personas en riesgo, medida que provocó severas protestas en la carrera judicial.
Desde el Ministerio del Interior aseguran que Dívar sigue requiriendo un “elevado nivel de seguridad” y afirman que la escolta “se le mantendrá”. No obstante, también argumentan que los custodiados pueden renunciar a dicha protección, aunque aseguran que “hay personas a las que no se les puede quitar”.
Carlos Dívar ni confirma ni desmiente el número de agentes que tiene a su servicio. El expresidente del Poder Judicial admite que tiene a su disposición un coche oficial con el que viaja a Torremolinos. El magistrado concluye afirmando que él no solicitó la escolta personal, sino que se la concedieron desde el Ministerio del Interior.
El expresidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo (TS), Carlos Dívar, que se mantuvo en el cargo hasta el 21 de junio de 2012, todavía goza de una escolta compuesta por 11 guardias civiles y 4 policías nacionales, según adelanta la Cadena SER, a pesar de haber tenido que dimitir por cargar viajes al Poder Judicial, sin que este tuviese constancia de los mismos, y fines de semana en el Caribe.