La guerra entre Israel y Palestina es uno de los conflictos bélicos más duraderos y probablemente el que implica de una u otra forma a más actores del resto del globo. La organización Amnistía Internacional lleva años denunciando los abusos cometidos tanto por Israel como por grupos armados palestinos. A ambas partes las acusa de crímenes de guerra por sus ataques indiscriminados contra la población civil. Y al Estado hebreo, además, de imponer "un régimen de opresión y dominación institucionalizado contra el pueblo palestino" allí donde ejerce "control sobre sus derechos". Tras la escalada iniciada por Hamás el pasado 7 de octubre, el foco se ha vuelto a situar en lo que, hasta ahora, era una guerra olvidada.
La comunidad palestina
Si hay una palabra que los palestinos conocen bien es la de éxodo. Un éxodo a marchas forzadas hacia países de Oriente Próximo como Siria, Líbano y Jordania y en menor medida hacia Europa. En España, según los últimos datos del padrón de extranjeros residentes que proporciona el Instituto Nacional de Estadística —a 1 de enero de 2022—, hay 1.364 personas con nacionalidad palestina, aunque el organismo no tiene datos de su presencia por comunidades. Sin embargo, la Embajada del país en España asegura a infoLibre que son muchos más aunque no aparezcan en los registros oficiales.
Nayef Ibrahim, presidente de la Asociación Hispanopalestina en Madrid, cifra en unas 30.000 las personas de origen palestino que residen en nuestro país. “En los sesenta vinieron muchos, y durante esa década y la siguiente se produjeron importantes oleadas migratorias”, asegura en conversación telefónica con este periódico. Sin embargo, explica que a partir de los 80 las “cosas en España empezaron a cambiar” ya que se convirtió en un país “más caro” y, por tanto, menos accesible para la comunidad palestina.
“Mi familia está en siete u ocho países del mundo”, así resume Ibrahim la realidad de muchos palestinos que han dejado su país como consecuencia de una guerra que se ha recrudecido en las últimas semanas pero que comenzó hace décadas. Médico de profesión y afincado desde hace más de cuarenta años en España, asegura que la Asociación Hispanopalestina busca ser un “un lugar de encuentro para la comunidad” que ayude a “tender lazos” entre sus miembros, aunque también admite que se trata de una organización que “ha tenido sus altibajos”, por lo que no cuenta con una estructura “muy definida”.
El objetivo, según explica Ibrahim, es lograr que “las segundas o terceras generaciones” de palestinos conozcan “de cerca” la lengua —organizan clases de árabe-español— y la cultura del país. “Somos una microsociedad, intentamos recrearla al máximo para mantener nuestra identidad”, expone. Una identidad que, subraya, quieren “proteger”. Además, asegura que otra de las funciones pasa por “explicar a la sociedad con la que convivimos nuestros valores” y, lograr que su “problemática” se escuche.
Este médico palestino asegura que el “dolor” que vive su comunidad “toca la fibra de cualquier persona con un mínimo de sensibilidad” y que sus hijos y nietos, aunque no hayan vivido lo mismo que ellos, “lo palpan y perciben” por la dispersión de los palestinos en el mundo. “Cada palestino es una historia en sí mismo, cada uno de ellos cuenta cosas que dejarían a cualquiera boquiabierto”, asegura.
La comunidad judía
La comunidad judía se asentó en Palestina bajo el eslogan “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra” —pese a que se trataba de una tierra ya habitada— que se comenzó a difundir ya en el último tercio del siglo XIX. El 29 de noviembre de 1947, tras el holocausto impulsado por Alemania en la II Guerra Mundial, la Asamblea General de la ONU adoptó la resolución de partición de Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío. Según las actas de Naciones Unidas, la población de Palestina en ese momento era de 1.972.000 habitantes de los cuales menos de una tercera parte eran judíos.
Actualmente, según datos del Ministerio de Exteriores, en Israel viven 9.656.000 personas, de las que 7.106.000 son judías (73,6%), 2.037.000 son árabes (21,1%) y unas 513.000 drusas, circasianas y otras (5,3%). En España, con fecha de 1 de enero de 2022, hay 2.424 personas con nacionalidad israelí. Estos últimos se reparten, mayoritariamente entre Cataluña — 1.058 personas—, la Comunidad de Madrid —429— y Andalucía —304—. La franja más numerosa la componen aquellos que tienen entre 40 y 59 años.
Los datos que maneja la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) cifran en 45.000 los judíos en España aunque aseguran que “hay más” pero “no están adscritos a ninguna comunidad, lo que hace complicado cuantificarlo”. Su presidente, Isaac Benzaquén, explica que la Federación es la “representante oficial de las comunidades judías españolas”, según los acuerdos firmados con el Estado en 1992, cuando “consideró al judaísmo como confesión de notorio arraigo en España, junto con la confesión musulmana, evangélica y católica. Por eso firmó con nosotros unos acuerdos que garantizan el libre y pleno ejercicio de nuestro credo”, explica Bezaquén a infoLibre.
Sobre las actividades de la Fundación, su presidente asegura que hay de todo tipo: religiosas, sociales, culturales, festivas y de ocio, enfocadas a jóvenes, mayores y niños. Destaca que es una sociedad “abierta” que tiene “una relación excelente con los representantes de todas las confesiones”: “Todos buscamos lo mismo, la libertad para profesar nuestra religión en un marco de respeto a la diferencia, entendimiento y conciliación”, subraya.
El apoyo de la sociedad española
¿Hay apoyo a la causa palestina y judía en España? Ibrahim, que se define como “activista de la causa palestina”, asegura en que en las conferencias que ha dado por España ha notado siempre “la simpatía” que hay hacia su gente. “La cercanía del pueblo español no tiene parangón”, afirma, aunque también destaca que generalmente “todos los pueblos del Mediterráneo” son cercanos a Palestina. España es, según la compañía de investigación YouGov con datos de mayo de 2023, el país occidental donde más apoyo suscita la causa palestina. El 31% de la población simpatiza con Palestina y solo el 12% con Israel.
El último barómetro del Real Instituto Elcano publicado en 2022, preguntó a los encuestados cuál debe ser la solución al conflicto. Las opciones eran: la existencia de un solo estado con los mismos derechos para judíos y palestinos, la existencia de dos estados diferenciados o la anexión de los territorios ocupados por Israel. El 54% apostó por la primera como mejor solución, mientras que el 38% defendió lo segundo y tan sólo un 3% optó por la anexión como su opción preferida.
Ibrahim sostiene que, aunque “todos los pueblos del Mediterráneo” son cercanos a la causa Palestina, el apoyo también es mayoritario por parte de los ciudadanos alemanes u holandeses, lo que contrasta con la posición de sus gobiernos. “En general la gente de a pie está con nosotros, cuando se ha expuesto el problema palestino en la ONU el mundo entero, a excepción del veto americano y sus cuatro o cinco países satélite, se nos ha apoyado”, afirma, no sin antes recordar que la historia de su pueblo es la de un “genocidio televisado”, aunque Israel siempre trata de “sembrar dudas” sobre su autoría.
La postura de Benzaquén es la opuesta. El presidente de la FCJE afirma que lo que está sucediendo en la actualidad es una guerra entre “un estado legítimo y soberano que ha sido salvajemente atacado sin mediar provocación alguna por el terrorismo”. “El objetivo de todos tendría que ser alinearnos contra el terrorismo que ayer golpeó en Israel, hoy puede hacerlo en Europa y mañana en cualquier punto del mundo como desgraciadamente hemos visto”, argumenta.
Ibrahim, por su parte, asegura que no es “ninguna guerra” por la religión, sino “un acto de colonialismo”. “Los que ocupan nuestra tierra en nombre judaísmo no creen en Dios, solo creen en el dinero”, afirma.
La postura del Gobierno español: los dos Estados
Aunque España no ha reconocido de manera formal a Palestina como un Estado soberano, el Congreso aprobó una resolución en el año 2014 en la que instaba al Gobierno a hacerlo. Una década después ese anuncio oficial no se ha llevado a cabo a la espera de establecer una postura común europea. El Gobierno, a través del presidente en funciones, Pedro Sánchez, y del titular de Exteriores, José Manuel Albares, ya ha dejado clara su apuesta para resolver el conflicto: la fórmula de los dos Estados.
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El presidente de la Federación de Comunidades Judías de España no ve con malos ojos la propuesta de los dos Estados y afirma que el “sentir de la población judía” pasa por que se encuentre “una paz duradera que garantice la seguridad para palestinos e israelíes y que de una vez por todas puedan vivir sin guerras, sin dolor y en prosperidad”.
Ibrahim asegura que la postura del Gobierno español “ha ido de menos a más”. Recuerda las primeras declaraciones del ministro Albares, cuando se manifestó “sobrecogido” por la “violencia indiscriminada” Gaza contra Israel. “Ese tuit nos puso a todos en pie de guerra, pero poco a poco el Gobierno ha ido moderado y rectificando su postura”, señala el presidente de la asociación Hispanopalestina, que reconoce que España “va por el buen camino” y está llevando la delantera en Europa.
Por su parte, Benzaquén distingue entre el discurso enarbolado por el presidente del Gobierno y el de la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra. “Escuchamos una opinión contundente por parte del presidente Sánchez, condenando el terrorismo de Hamás, defendiendo el derecho de Israel a su legítima defensa y exigiendo el regreso incondicional de las 199 personas secuestradas y también hay miembros del gobierno que con sus posturas justifican a los terroristas e incluso llaman genocida a Israel”, subraya. “Estos dos discursos nos asombran y desconciertan y dan una imagen exterior poco sólida”, asegura.
La guerra entre Israel y Palestina es uno de los conflictos bélicos más duraderos y probablemente el que implica de una u otra forma a más actores del resto del globo. La organización Amnistía Internacional lleva años denunciando los abusos cometidos tanto por Israel como por grupos armados palestinos. A ambas partes las acusa de crímenes de guerra por sus ataques indiscriminados contra la población civil. Y al Estado hebreo, además, de imponer "un régimen de opresión y dominación institucionalizado contra el pueblo palestino" allí donde ejerce "control sobre sus derechos". Tras la escalada iniciada por Hamás el pasado 7 de octubre, el foco se ha vuelto a situar en lo que, hasta ahora, era una guerra olvidada.