Europa afronta la Semana Santa entre la reclusión y la tentación de unas vacaciones en España

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Los efectos de la tercera ola seguirán notándose en Europa para la Semana Santa, o las festividades de Pascua, como mejor se conocen fuera de las fronteras españolas. Los países de nuestro entorno tomaron medidas mucho más centralizadas y duras que las españolas para atajar los contagios, y muchas de ellas seguirán vigentes o parcialmente vigentes durante esos días ante el temor de repetir lo vivido en Navidad. Sin embargo, algunas de estas naciones tienen, PCR obligatoria mediante, vía libre para visitar nuestro país, mientras que las comunidades y el Gobierno han acordado en el Consejo Interterritorial prohibir el turismo nacional. 

Italia, cuya curva comienza a ascender peligrosamente, ha decidido repetir la estrategia que tan bien le funcionó en diciembre para evitar un aumento dramático de la transmisión: imponer medidas más severas, y no más laxas, para los días festivos. En cuanto a Reino Unido, su particular desescalada empezará después y no antes de las vacaciones; Alemania sigue con bares y restaurantes cerrados como mínimo hasta el 28 de marzo, aunque puede activar el "freno de emergencia" si la incidencia a 14 días sube de 100; Portugal anunciará mañana su plan de desconfinamiento tras un cierre total que se alargará hasta, al menos, el 31; y Francia, con un toque de queda hasta las 6 de la tarde, podría endurecer aún más su plan anticovid ante el posible colapso de las Unidades de Cuidados Intensivos en París y su área metropolitana. 

España ha prohibido los vuelos con origen Reino Unido por el temor a la variante B117, así como los fletados desde Brasil y Sudáfrica. Al menos hasta el 31 de marzo, pero el poco margen con el que el Gobierno levantará la suspensión –de levantarla–, hace poco probable que las costas españolas reciban la visita de británicos. No ocurre lo mismo con franceses y alemanes. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha celebrado la llegada de turistas franceses para "mover la economía madrileña", tras meses atacando al Gobierno por el supuesto "coladero" de Barajas. Miles de jóvenes del país galo llevan semanas disfrutando de una hostelería madrileña abierta hasta las 11 y de una generosa oferta de pisos turísticos donde poder continuar –quizá ilegalmente– la fiesta. En Francia, el toque de queda es hasta las seis. 

"Que venga un inglés no es lo mismo que 20.000 personas se muevan de una ciudad a otra", aseguró el pasado lunes 8 de marzo el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes), Fernando Simón, para justificar el criterio del Gobierno nacional de cerrar la puerta al turismo nacional mientras se abre al internacional. "No cualquier extranjero puede venir a España –en referencia a la PCR obligatoria–, pero es que además vienen con cuentagotas", añadió.

Los alemanes no podrán disfrutar de sus propios bares hasta, al menos, el 28 de marzo. Pero los vuelos a España no están vetados ya por ninguno de los dos países, por lo que las operadoras turísticas han visto el resquicio para reactivar un sector también en Cuidados Intensivos. La canciller, Angela Merkel, ha pedido no viajar: pero no está prohibido pasar unos días de vacaciones en Baleares o la Comunidad Valenciana, dos de los destinos preferidos por los germanos. Para el resto de comunidades se mantiene la restricción. En España, además, no hace falta guardar cuarentena de 14 días al llegar, una medida incompatible con la visita puntual.

Easyjet, una de las compañías que ha anunciado un aumento de los vuelos entre ambos países para Semana Santa, ha explicado que esta semana se han incrementado las ventas de asientos en el trayecto Berlín-Palma de Mallorca un 466% con respecto a la semana anterior. Alemania mantiene la fecha del 31 de marzo como el fin de la mayoría de sus restricciones, justo antes de la Semana Santa. A pesar de que los datos llevan semanas estancados en torno a los 130 casos/100.000 habitantes en los últimos 14 días, sin registrar cambios relevantes, y a pesar de que se detecta una aún ligera tendencia al alza en la última semana.

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Por su parte, Francia aún no quiere ni oír hablar de relajar medidas para Pascua. El país lleva meses sin lograr bajar una incidencia peligrosa, sobre los 300 casos. Y a pesar de que la cifra es inferior a la alcanzada durante su pico de principios de noviembre, los enfermos se acumulan en las Unidades de Cuidados Intensivos. En París y su área metropolitana, los casos graves no salen de críticos tan rápido como entran y las autoridades sanitarias hablan de un 90% de ocupación, aunque sin especificar si cuentan las camas extra habilitadas. Macron aún no baraja un cierre total, pero este jueves el primer ministro, Jean Castex, anunció el confinamiento de la Île-de-France y otros quince departamentos. Durará al menos un mes. En esta ocasión, mantienen abiertos los colegios y las actividades al aire libre se permiten sin límite de tiempo. 

Portugal llegó a ser el país del mundo con más casos de coronavirus en relación a su población a finales de enero, cuando sufrió lo que no había sufrido en los meses anteriores. Este jueves presentan su plan de desescalada tras haberse visto abocados a un confinamiento total que, a día de hoy, mantienen. El estado de emergencia se prolonga, como mínimo, hasta el 31 de marzo, y el país no ha aclarado si a partir de entonces y de cara a la Semana Santa abrirán la frontera terrestre con España. Reino Unido sigue con uno de los planes más estrictos del continente: los comercios no abrirán en todo el país hasta el 12 de abril y los bares y restaurantes hasta el 17 de mayo. Ninguna excepción para Pascua y pocos países a los que escaparse, debido al miedo a una variante que, de todos modos, comienza a ser la predominante en medio mundo. 

Italia sigue un camino radicalmente opuesto al español en cuanto a festividades se refiere. Ambos países siguieron dramáticas sendas paralelas durante la primera ola. Ya no. En Navidad, el Ejecutivo de Giuseppe Conte prohibió la movilidad durante Nochebuena y Nochevieja. El resultado: no tuvieron tercera ola como tal. Ahora, el país ve cómo los contagios llevan semanas subiendo, por lo que la mayoría de regiones ya se encuentran en el rojo de su particular semáforo covid semáforo covidal haber superado los 250 casos/100.000 habitantes en los últimos 14 días, prohibiéndose la actividad económica no esencial, las escuelas y las universidades. Además, una vez más, el Gobierno ahora presidido por Mario Draghi confinará todo el país, independientemente de su situación epidemiológica, entre el 3 y el 5 de abril. Eso sí: abrirá sus fronteras, al igual que España, al turismo internacional. 

Los efectos de la tercera ola seguirán notándose en Europa para la Semana Santa, o las festividades de Pascua, como mejor se conocen fuera de las fronteras españolas. Los países de nuestro entorno tomaron medidas mucho más centralizadas y duras que las españolas para atajar los contagios, y muchas de ellas seguirán vigentes o parcialmente vigentes durante esos días ante el temor de repetir lo vivido en Navidad. Sin embargo, algunas de estas naciones tienen, PCR obligatoria mediante, vía libre para visitar nuestro país, mientras que las comunidades y el Gobierno han acordado en el Consejo Interterritorial prohibir el turismo nacional. 

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