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Ganadores y perdedores en la ‘operación Rajoy’

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Sobre estas líneas descansa la fotografía de gran parte de los encargados de intentar conducir a Mariano Rajoy a una nueva victoria en las elecciones generales. A falta del propio presidente del Gobierno y del Partido Popular, de María Dolores de Cospedal y de la nueva vicesecretaria de Estudios y Programas, Andrea Levy, es la imagen de las personas que, junto a los diferentes portavoces parlamentarios, se reunirá semanalmente para diseñar las estrategias del partido de cara a la cita con las urnas. Sin contextualizar, se podría decir que todos los citados, junto a Jorge Moragas, que actuará como jefe de campaña, son los ganadores de la denominada operación Rajoy. Pero no hay que perder de vista la letra pequeña. 

De las cinco vicesecretarías en las que el PP divide ahora su dirección, cuatro (Organización, Sectorial, Comunicación y Estudios y Programas) están ocupadas por caras más nuevas y más jóvenes. Y una (Política Autonómica y Local), por un veterano: Javier Arenas, un hombre del aznarismo convertido al marianismo y que se mantiene. En la foto queda claro: Javier Maroto (Sectorial), Pablo Casado (Comunicación) y Fernando Martínez Maíllo (Organización) aparecen en mangas de camisa; Arenas, se ha atrevido a quitarse la americana, pero mantiene la corbata.

Es la imagen de un PP en el que de los dirigentes de la generación de Rajoy –muchos de ellos se llevaron un importante batacazo el pasado 24-M– ya han empezado a dar un paso atrás y éste tiene que tirar de otros perfiles para que le aúpen a la Moncloa. Pero no sólo se impone el relevo generacional por razones internas de partido. Rajoy sólo tiene que mirar fuera del PP, a sus rivales, para darse cuenta de que el salto generacional en la política nacional ya está en marcha.

De si el PP ha captado o no el mensaje de los ciudadanos que piden renovación y regeneración dará cuenta el próximo congreso nacional del partido, que se celebrará a la vuelta de las generales. A principios de 2016, Rajoy tendrá la oportunidad de seguir al frente del partido o apartarse. Y de la situación a la que llegue a este cónclave va a depender mucho el resultado de las generales. De momento, lo que hay es un equipo al frente del que se ha puesto él mismo. Una decisión que ha dejado ganadores y perdedores. Y que infoLibre repasa a continuación.

RAJOY Sentencia y se declara vencedor

Es el hombre que hace y deshace todo en el Gobierno y en el partido. El que tiene la última palabra. Un poder que se ganó tras conseguir una holgadísima mayoría absoluta en las generales de 2011 y que ahora ve peligrar. Pese a que se empeñe en señalar a los suyos y a la opinión pública que los resultados en las autonómicas y municipales no son extrapolables a las generales, el haber perdido la mayoría absoluta en todas las comunidades autónomas que celebraron elecciones y 2,4 millones de votos en las municipales no son el mejor entrenamiento. Por eso ha decidido, cuando la legislatura está a punto de concluir, tomar las riendas del partido y de la relación entre partido y Gobierno.

El anuncio de que será él quien presida las reuniones del Comité de Dirección –un órgano integrado por la secretaria general, los cinco vicesecretarios y los tres portavoces parlamentarios (Congreso, Senado y Parlamento Europeo)– es aprobado por todos en el PP y en el Gobierno. Otra cosa es que consideren que llega tarde. 

Dicen quienes le conocen que Rajoy no es un hombre de hablar mucho, pero sí de escuchar. Y que lleva oyendo desde 2008 que María Dolores de Cospedal, por su función como presidenta del PP de Castilla-La Mancha, primero, y como presidenta autonómica, después, no era la persona idónea para manejar el día a día del partido.

Pero no ha sido hasta ahora cuando ha decidido, sin cambiar su puesto de denominación, restarle poder. Poner diques. El poder que le quita lo absorbe él, bien por vía directa, presidiendo las reuniones del comité de dirección, o indirecta: colocando a Moragas como responsable máximo de su campaña.

El nombre del puesto es lo de menos: “director del comité de campaña”. En la práctica, será el puente entre Génova y Moncloa. Las relaciones entre la sede del PP y del Gobierno no han funcionado bien esta legislatura, entre otros asuntos por la mala relación entre Cospedal y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. De cara a unas generales, Rajoy considera clave recomponerlas.

También gana por los perfiles de los que se rodea, según coindicen las fuentes consultadas. Maíllo, Maroto y Casado ofrecen una imagen moderada para un partido que, según el propio Rajoy, ha sufrido una importante fuga de votos por el centro. Esta es una de las advertencias que su gurú de cabecera, Pedro Arriola, lleva más de un año haciéndole.

No obstante, está por ver el daño que pueda causarle su apuesta por Maíllo, expresidente de la Diputación de Zamora. El también presidente de los conservadores en esa provincia va a ser citado a declarar como imputado por el caso caja España. Un cuestión que, ya de por sí, desgasta políticamente y da un arma importante a la oposición.

En el entorno de Maíllo aseguran que no está imputado, que hace casi un mes se solicitó la nulidad del proceso, y que, en todo caso, esta imputación no tiene nada que ver con un escándalo de corrupción.

Cospedal, derrotada sin matices

Del apartado anterior se deduce que la número dos del PP, pese a seguir conservando despacho en Génova es la gran derrotada. Una situación que se agrava después de haber perdido la Presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha el pasado 24-M.

Cuentan en el PP que en este último mes nunca se ha agarrado al cargo. Es más, que siempre ha estado a disposición de lo que decidiese Rajoy y que ha sido él mismo el que ha decidido mantenerla. "Prescindir de ella sería reconocer a estas alturas de la película que él también se ha equivocado, así que ha optado por esta vía intermedia de mantenerla pero con el poder recortado", analiza un diputado.

A la hora de pronunciarse sobre Cospedal, en el PP no hay medias tintas. O se la defiende a muerte, o se la critica con dureza.

Quienes la critican señalan que ha sido incapaz de mantener conexión con el Gobierno y que se ha escondido en Carlos Floriano, ya exsecretario de Organización, para no dar la cara en los últimos meses en las ruedas de prensa de los lunes. Su última comparecencia en la sede del PP fue el 21 de enero.

Quienes la defienden aseguran que le ha tocado bailar con la más fea, rindiendo cuentas de la corrupción de una etapa en la que ella ni siquiera estaba en el partido y que eso la ha desgastado mucho. Pese a ello, señalan que con ella como número dos los conservadores obtuvieron los mejores resultados de su historia en 2011, tanto en las municipales y autonómicas como en las generales.

A los asistentes al Comité Ejecutivo Nacional del jueves les extrañó que Rajoy no hiciera una sola mención a Cospedal en su discurso.

Floriano: el portavoz que se quemó

A Carlos Floriano, ya ex número tres de partido, Rajoy le ha buscado como sustituto a Maíllo, una persona de su confianza, bregado en la política local y provincial. Aunque mantiene muy buena relación con el presidente del Gobierno y del PP –fue uno de los invitados a su boda– no es del todo incómodo para Cospedal.

Para entender el ocaso de Floriano hay que ponerlo en el contexto de los resultados de los comicios del 24-M, de cuya campaña fue máximo responsable.

Este hombre que asumirá ahora responsabilidades dentro de la dirección del Grupo Parlamentario Popular tuvo que hacerse cargo en los últimos meses de gran parte de la labor de comunicación del partido. Con Cospedal casi desaparecida, Floriano tuvo que dar la cara ante la prensa, rendir cuentas de los escándalos de corrupción y marcar distancias con el PSOE, Ciudadanos y Podemos. "Eso le ha desgastado enormemente", señala uno de sus compañeros de partido, que mantiene, no obstante, que "no siempre ha estado atinado" y que, desde sus funciones, contribuyó a crear una imagen del PP de partido alejado del centro.

Ser la mano derecha de Cospedal tampoco le ha ayudado mucho de cara a sus relaciones con el Gobierno.

El superviviente Arenas

La relación personal de Rajoy con Arenas es mejor que con Cospedal. Eso no es ningún secreto. Esto quizá, haya ayudado algo a que el vicesecretario de Política Autonómica y Local mantenga sus competencias intactas desde el congreso de 2012.

Pero su permanencia en la cúpula del PP tiene mucho que ver con la permanencia de Cospedal. Ambos y sus entornos llevan años enfrentados internamente y prescindir de cualquiera de los dos habría sido interpretado puertas adentro del PP como la victoria de uno y la derrota de otro.

Rajoy tampoco toca a su equipo. Y el diputado Juan José Matarí continúa al frente del área autonómica y Manuel Cobo, exvicealcalde de Madrid, sigue al frente de la local.

La labor de la vicesecretaría de Arenas se considera clave a la hora de movilizar al poder autonómico y municipal del partido de cara a las generales de otoño.

El 'G-8' no da el salto al partido

En el Gobierno hay dos grupos muy bien diferenciados: los amigos personales de Mariano Rajoy, a los que se suman otros ministros, algunos casi recién llegados, y el extitular de Agricultura, Miguel Arias Cañete, y el resto, los próximos a la vicepresidenta. El primer grupo ha sido bautizado como G-8 y lo integran Jorge Fernández, José Manuel García Margallo, José Manuel Soria, Ana Pastor, Isabel García Tejerina, José Ignacio Wert y Rafael Catalá.

En las últimas semanas, cuando las quinielas sobre los cambios en el PP y en el Gobierno se multiplicaban casi a diario, uno de los rumores fue que Soria iba a ocupar un destacado puesto como coordinador entre Génova y Moncloa.

No ha sido así. Y todo apunta a que, salvo sorpresas, lo único que le puede pasar a este grupo es perder a un miembro: Wert. El ministro de Educación quiere irse del Gobierno y a Rajoy le está costando convencerle de que no es la mejor idea a cinco meses de las generales.

Premio al PP del ministro Alonso

Con la entrada de Javier Maroto como vicesecretario de Sectorial, el PP vasco recupera su cuota en el comité de dirección del partido. En los últimos años, había contado con la presencia de Jaime Mayor Oreja en su calidad de portavoz en el Parlamento Europeo.

Rajoy premia a un hombre que ha liderado uno de los ayuntamientos clave para el PP, el de Vitoria, y que lo perdió hace una semana después de que el PNV, apoyado por EH-Bildu e Irabazi, sumaran mayoría absoluta. Su lista fue la más votada.

También alcalde de Vitoria fue en su día Alfonso Alonso, ahora ministro de Sanidad, el principal apoyo de Maroto en el Gobierno, y con el que se coordinará en su misión de acercar el PP a los diferentes colectivos sociales.

Uno de los fallos que el PP ha detectado en las últimas semanas al analizar los resultados del 24-M es que de nada les sirve centrar su relación con los sectores sociales en las campañas electorales. "El trabajo tiene que venir de lejos", señala una diputada.

El aterrizaje en Génova de Maroto es un triunfo del PP vasco, pero sobre todo del PP alavés, liderado por Alfonso Alonso. El ministro, que abandonó el comité de dirección cuando fue nombrado titular de Sanidad, tiene ahora a uno de sus hombres de confianza en el máximo órgano de decisión del partido. Pero no es el único vasco en la dirección nacional. Iñaki OyarzabalIñaki Oyarzabal, también alavés, es responsable de Justicia y Libertades Públicas.

Con este movimiento, Rajoy parece inclinar la balanza a favor de Alonso y los suyos en la batalla que mantiene Álava con Arantza QuirogaArantza Quiroga, presidenta del PP vasco.

Hace más de un año, Quiroga fue elegida presidenta de los conservadores de Euskadi pero con una fuerte contestación interna motivada por su rechazo a mantener a Oyarzabal como número dos del partido. En esta batalla contó con el apoyo de la secretaria general del PP.

El pasado 24-M el PP vasco sólo resistió en Álava, un hecho que debilita todavía más a Quiroga internamente.

De los jóvenes dirigentes que tomaron el relevo de María San Gil en el PP vasco ocupando puestos en la primera línea política, sólo Borja Sémper, presidente del PP de Gipuzkoa, no ha sido reclamado por la dirección nacional.

Un gesto al PP catalán

Rajoy lanza un órdago personal en el PP a cinco meses de las generales

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Los resultados el pasado 24-M para el PP fueron igual de malos el 24-M en el País Vasco que en Cataluña y Navarra. En siete de las ocho provincias de estas comunidades - a excepción de Álava- el partido de Rajoy no ha llegado ni al 10%.

Al igual que ocurre con Euskadi, Rajoy ha decidido que en el núcleo de poder del partido no falte cuota catalana. Moragas es diputado por Barcelona y Levy, que es de su confianza, también proviene del partido que lidera Alicia Sánchez-Camacho. Esto despeja, además, el escenario de cara a las posibles catalanas del mes de septiembre y da casi por sentado que Sánchez-Camacho será candidata.

En el ámbito de la comunidad autónoma, el PP catalán logró en las municipales del pasado 24-M un total de 234.847 votos (7,54% y 214 concejales). Y el partido de Rivera le pisa los talones: 231.293 votos (7,43% y 176 concejales). Pero para verlo en perspectiva hay que ir a los datos de 2011, cuando el PP logró el 12,68% de los sufragios frente al 1,22 de Ciudadanos.

Sobre estas líneas descansa la fotografía de gran parte de los encargados de intentar conducir a Mariano Rajoy a una nueva victoria en las elecciones generales. A falta del propio presidente del Gobierno y del Partido Popular, de María Dolores de Cospedal y de la nueva vicesecretaria de Estudios y Programas, Andrea Levy, es la imagen de las personas que, junto a los diferentes portavoces parlamentarios, se reunirá semanalmente para diseñar las estrategias del partido de cara a la cita con las urnas. Sin contextualizar, se podría decir que todos los citados, junto a Jorge Moragas, que actuará como jefe de campaña, son los ganadores de la denominada operación Rajoy. Pero no hay que perder de vista la letra pequeña. 

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