Los resultados electorales del pasado 20 de diciembre, que dibujaron un Parlamento tan fragmentado que ninguno de los cuatro partidos fue capaz de encontrar una fórmula para formar gobierno, provocaron que el fantasma de la gran coalición se cirniese sobre el cielo de la política española. Una posibilidad de acuerdo que, de cara al próximo 26-J, todavía se mantiene viva. El PSOE rechaza esta opción por activa y por pasiva: "No habrá gran coalición", dijo Pedro Sánchez en una entrevista con La Voz de Galicia. Pero el PP, tal y como apuntó su candidato este sábado, se la volverá a ofrecer a los socialistas tras la cita con las urnas si se repiten los resultados de diciembre. Los conservadores defienden a capa y espada que es la mejor fórmula porque otorga estabilidad.
Sin embargo, los expertos consultados por infoLibre afirman que de todas las posibilidades, la coalición sobredimensionada, o gran coalición, no es la más duradera en el tiempo. "Si atendemos a los datos, experimentan una mayor inestabilidad que el resto", sostiene Ignacio Urquizu, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). El sociólogo y candidato del PSOE al Congreso de los Diputados por Teruel, que acaba de publicar el libro La crisis de representación en España, respalda su postura en los resultados que extrajo de la base de datos –analizó 22 democracias entre 1945 y 2008– que elaboró a la hora de trabajar en su tesis doctoral: mientras que un Ejecutivo con varios partidos dura de media 568 días, las grandes coaliciones bajan a 458.
Ranking por duración
Pablo Simón, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) e investigador del Observatorio de los Gobiernos de Coalición de la Universidad de Barcelona, elabora, por su parte, un ranking de duración en el tiempo, de mayor a menor: "Gobierno de mayoría absoluta, coalición que llega a la mayoría absoluta –cuando PSOE e IU estaban juntos en Andalucía–, gobierno en minoría apoyado desde fuera, coalición sobredimensionada y, en último lugar, la coalición minoritaria –el ejemplo más claro sería el caso valenciano, con un Ejecutivo integrado por PSPV y Compromís respaldado desde fuera por Podemos–".
Con estas evidencias empíricas, el politólogo señala que la fórmula propuesta por el partido morado en la legislatura anterior era la más "inestable" porque se quedaba a muchos escaños de la mayoría absoluta. Pero, ¿por qué suele durar más un gobierno en minoría que una coalición minoritaria? "En la primera fórmula se llegan a acuerdos en el Parlamento para que alguién les apoye de forma implícita. (...) Sin embargo, en la segunda opción se tienen que enfrentar a dos desajustes simultáneos: por un lado deben gestionar la pluralidad interna y por otro manejar la externa. Esto les genera muchos problemas a la hora de ajustar sus estrategias", explica. Preguntado en esta línea por el Gobierno en la Comunidad Valenciana, asegura que "no va a ser un problema" porque la coalición allí está muy cerca de la mayoría absoluta.
Según afirma Simón, esta clasificación es una tónica general a nivel europeo. Con todo esto sobre la mesa, el politólogo afirma que una gran coalición en España "duraría menos, en teoría" que conformar un Ejecutivo PP con Ciudadanos o PSOE con Podemos, siempre y cuando alcancen los 176 escaños o se queden muy cerca: "Una coalición congruente ideológicamente, formada por dos o más partidos, normalmente agota la legislatura", afirma. "Cuando gobiernas con un partido que está más alejado a ti ideológicamente, las dos formaciones se encuentran incómodas y tienden a romperla antes de tiempo", concluye en este sentido Urquizu.
Fórmulas atípicas para momentos excepcionales
Los dos expertos coinciden en señalar que la fórmula que proponen los conservadores para después del 26 de junio, que nunca se ha dado en España y es propia de algunos países del centro de Europa, es atípica y se aplica cuando existe una situación excepcional. "Siempre hay una gran razón detrás para impulsar este tipo de coalición", señala el sociólogo, que añade: "Se pactan unos puntos muy definidos, se ejecutan y el pacto se deshace dando paso a unas nuevas elecciones". En definitiva, Ejecutivos con encargos muy determinados. Y pone como ejemplo la gran coalición en Alemania de 1966 que colocó al democristiano Kurt Georg Kiesinger como canciller y al socialdemócrata Willy Brandt como segundo al mando.
Simón concreta que se llevan a cabo por tres razones: "Hay una situación de emergencia social que obliga a unificarse; se quieren abordar reformas constitucionales en profundidad y, tan pronto como se han hecho, convocan nuevos comicios para regresar a un sistema normal; o, como en el caso de Austria, para impedir que un partido antiestablishment sea definitorio para gobernar, haciendo entre los dos partidos mayoritarios una especie de cordón sanitario". Para el profesor de Ciencia Política de la UC3M esta última será un poco la disyuntiva que se tendrá que afrontar tras los comicios del 26-J: si los socialistas y conservadores apuestan por aislar a un Podemos en auge, según las encuestas,o se decantan por la coalición de gobierno mayoritaria en el eje izquierda-derecha.
De que España se encuentra en una situación excepcional –tanto a nivel económico, político, social e institucional– no hay ninguna duda. Pero, ¿es el caldo de cultivo adecuado para una fórmula de estas características? "No es necesariamente cierto que sólo la gran coalición sea la forma de resolver este momento", apunta el profesor de Sociología de la UCM, que pide distinguir entre "compartir Gobierno y llegar a acuerdos". "Durante la Transición no se estableció una gran coalición pero sí se pudieron pactar grandes reformas", completa en conversación telefónica con este diario.
La excepcionalidad de Alemania
La única excepción sobre el carácter temporal de estas grandes coaliciones la encontramos en Alemania. Además de la de 1966, el país germano ha vivido en dos ocasiones más la alianza entre la CDU y el SPD: tras las elecciones de 2005, cuando se conformó un Ejecutivo con Angela Merkel como canciller y Franz Müntefering como vicecanciller, y después de los comicios del año 2013, con la democristiana repitiendo en el cargo y el socialdemócrata Sigmar Gabriel como segundo al mando. Entre medias, un Gobierno de la CDU pactando con el Partido Democrático Libre (FDP), que venía siendo lo clásico en el país.
"Lo que pasa es que en las de 2013 los liberales, pata de alianza de Merkel, desaparecen del Bundestag", detalla Simón. El politólogo de la UC3M explica que en el país germano "no se plantea la posibilidad de que exista un Gobierno en minoría, de que alguien tenga que gobernar con apoyos variables". "Siempre se considera que hay que incorporar a los socios dentro del Ejecutivo", añade. Sin embargo, la fórmula de la gran coalición en Alemania se debilita progresivamente: si bien en el año 2013 CDU y SPD acumularon en las urnas un 67,2% de los votos, las tres últimas encuestas elaboradas por el Instituto INSA para el diario Bild Zeitung revelan que, de celebrarse este mismo domingo elecciones en el país, los dos grandes partidos sumarían sólo un 49,5% de los votos. La coalición de gobierno, según estos sondeos, no podría reeditarse.
"La última gran coalición allí parece que está durando", asevera Urquizu. Pero, ¿se podría extrapolar al contexto español? El sociólogo reconoce que en nuestro país "es más difícil" que se dé, principalmente por el nivel de "conflictividad ideológica" que hace que las distancias entre el PP y PSOE sean "mucho más grandes" que las que puede haber entre la CDU y el SPD. "Al final, cuando te implicas en este tipo de fórmulas como partido sabes que estás sacrificando una parte importante de tu electorado que no lo comparte", señala el también candidato socialista al Congreso de los Diputados.
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El principal problema de las grandes coaliciones es que acaban debilitando a los partidos que la conforman. "Hacen que la identificabilidad de alternativas sea menor", explica Simón, algo que provoca que los electores descontentos con los dos principales partidos políticos, que comparten Gobierno, se vean obligados a buscar otras alternativas, lo que provoca que "los partidos antiestablishment" experimenten una subida. Y, a partir de ese momento, comienza a girar la rueda: "Las formaciones clásicas tienen miedo y tienden a hacer más grandes coaliciones, lo que sigue reforzando a estos nuevos partidos", continúa el politólogo. Todo esto, por supuesto, se intensifica en contextos económicos complicados.
En el caso de Alemania, el SPD es el que tiene una mayor fuga de electores y el que se está desinflando a mayor ritmo. Las últimas encuestas dan a los socialdemócratas una estimación de voto por debajo del 20%. Algo que, en opinión del investigador del Observatorio de los Gobiernos de Coalición, se puede dar en España en el caso de que los socialistas decidan apoyar a los conservadores: "Quien más sufriría las consecuencias sería el PSOE", asegura. "Syriza llega al poder porque hay una gran coalición. El Movimento 5 Stelle surge en Italia por el pacto entre el Partido Democrático y la formación de Silvio Berlusconi para poner a un tecnócrata, Mario Monti, en el poder", concluye.
Urquizu, por su parte, considera que el debilitamiento de una formación dentro de una gran coalición depende, principalmente, de quién encabeza la cartera del Primer Ministro. "Es ese partido el que se llevará todos los premios y todos los castigos del mandato. Según la base de datos que elaboré, en el 80% de los casos este puesto lo ocupaba el partido más votado", afirma. Y termina la llamada haciendo, de nuevo, referencia al caso alemán: "Eso es lo que sucedió con Gerhard Schröder (SPD) durante la coalición con Los Verdes. Él acabó castigado con la crisis, pero la otra formación casi no salió perjudicada".
Los resultados electorales del pasado 20 de diciembre, que dibujaron un Parlamento tan fragmentado que ninguno de los cuatro partidos fue capaz de encontrar una fórmula para formar gobierno, provocaron que el fantasma de la gran coalición se cirniese sobre el cielo de la política española. Una posibilidad de acuerdo que, de cara al próximo 26-J, todavía se mantiene viva. El PSOE rechaza esta opción por activa y por pasiva: "No habrá gran coalición", dijo Pedro Sánchez en una entrevista con La Voz de Galicia. Pero el PP, tal y como apuntó su candidato este sábado, se la volverá a ofrecer a los socialistas tras la cita con las urnas si se repiten los resultados de diciembre. Los conservadores defienden a capa y espada que es la mejor fórmula porque otorga estabilidad.