"Este alojamiento solo acepta reservas de personas que trabajen en servicios esenciales". Con ese texto como pórtico, se anuncia ahora en booking.com el Plaza España Skyline BeMate, el hotel donde desde hace dos meses se aloja Isabel Díaz Ayuso en una suite de lujo con una rebaja del 60% sobre la tarifa usual: 80 euros por día en lugar de 200. Incorporado en fecha imposible de datar, el texto añade que quienes contraten allí un espacio alegando que su actividad laboral se encuadra en los "servicios esenciales" deberán "proporcionar pruebas" que lo demuestren. "En caso de no hacerlo –concluye el aviso– la reserva se cancelará al llegar al alojamiento.
Al detectar el mensaje de booking.com, infoLibre preguntó el viernes a los portavoces de Room Mate por el mensaje que aparece al llegar al BeMate de Plaza de España en una de las plataformas de reservas hoteleras más importantes de España. Tampoco aquí hubo respuesta. Por la tarde, el uso de un buscador retroactivo aportó otra sorpresa: en un momento anterior pero cuando la pandemia ya había cambiado todo el panorama de los establecimientos turísticos, el texto sobre los trabajadores de "servicios esenciales" no constaba en la parte superior del anuncio del BeMate. En su lugar había otro de carácter más genérico que animaba a los usuarios a "consultar la restricciones de viaje antes de reservar y viajar al alojamiento".
Este periódico no ha podido averiguar cuándo fueron sustituidas esas líneas por las enunciadas en el párrafo anterior. La cadena tampoco ha accedido a explicar el ERTE que afecta a su plantilla ni quién atiende el hotel donde vive Ayuso.
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La normativa en vigor durante el estado de alarma ofrece una larga lista de ocupaciones laborales para que los hoteles sepan quién presta "servicios esenciales" y puedan por tanto hospedar a ese tipo de clientes bajo su techo. Ninguno de los ítems de la tabla coincide con el desempeño de un cargo público. Pero, al menos hasta ahora, ni Ayuso ni su equipo han alegado que ostentar la Presidencia de la Comunidad de Madrid sea justamente la clave que explica por qué, pese a la contundencia de las órdenes ministeriales que ya en marzo impusieron el cierre de hoteles, reside desde el 16 de marzo en la suite del Plaza España Skyline BeMate.
La primera orden ministerial que desarrolló en esta materia el decreto del estado de alarma partió de Sanidad. Muy escueta y en vigor desde el 19 de marzo, daba una semana a los hoteles para cerrar. E introducía una excepción: podían quedarse los huéspedes que ya antes del 14 de marzo residiesen en el alojamiento de forma "estable y de temporada" y en circunstancias muy tasadas. La orden había pasado inadvertida hasta que el diario El País reveló el 14 de mayo las contradicciones insalvables entre su contenido y la estancia de Ayuso en un hotel de Sarasola.
Lo esgrimido por el equipo de Ayuso para explicar el choque entre su estancia en el BeMate y el contenido de las órdenes ministeriales en vigor es un argumento de muy distinto tenor al de su condición de presidenta. Su razonamiento sostiene que, aunque se instaló el 16 de marzo, la estancia se "contrató" con anterioridad a la declaración del estado de alarma. Pero la jefa del Ejecutivo madrileño había expuessto hace dos sábados todo lo contrario. Sus palabras en rueda de prensa fueron las siguientes: "Esa decisión [la de alquilar el apartotel] se toma cuando se declara el estado de alarma, mi equipo no se puede mover con libertad y normalidad por la ciudad y decido que se vaya a instalar allí un lugar de trabajo. Posteriormente yo me contagio, porque es algo que se olvida y me tengo que aislar, y también me mudo allí".
Días antes, su propietario, Kike Sarasola, cabeza visible de la cadena Room Mate, había asegurado que el edificio estaba "vacío" y "cerrado al público" [puedes ver aquí su entrevista en el programa Todo es mentira]. Ahora, Ayuso y su equipo sostienen que en el hotel permanecen "expatriados" que no pudieron regresar a su país.
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Resumiendo: el Be Mate Skyline Plaza España estaba, según Sarasola y antes de que Ayuso se trasladara al edificio en las mismas condiciones que los restantes hoteles del país: "vacío". Así están, por ejemplo, los 300 de la patronal madrileña de hoteles. Salvo los que han sido cedidos a la Comunidad de Madrid para operar como hospitales de refuerzo – hoteles "medicalizados"– o los reservados para personal sanitario que busca conjurar el riesgo de poner en peligro a sus familias. O salvo, también, los hoteles que figuran en lo que el sector conoce como el listado de los "de guardia", que en Madrid agrupa a 21 establecimientos turísticos.
Son esos últimos los específicamente destinados a alojar desde trabajadores de empresas de abastecimiento alimentario a transportistas, a miembros de las Fuerzas de Seguridad o a quienes han de viajar para reparar redes de comunicación, por citar algunos ejemplos [puedes consultar la Orden que lo detalla pinchando aquí]. Y el hotel donde vive Ayuso desde el 16 de marzo ni es uno medicalizado ni de refugio para sanitarios ni consta en la lista dedicada a acoger a trabajadores de servicios esenciales. O a dar hospedaje a quienes "deban desplazarse" para atender a mayores o dependientes o discapacitados o personas "especialmente vulnerables o con necesidades de atención sanitaria". Ayuso dio positivo el 16 de marzo tras someterse a un segundo test la víspera. Recibió el alta médica el 10 de abril. Pero siguió en el hotel. Y de momento nadie ha anunciado su vuelta a casa. A día de hoy, la calculadora arroja un coste para su bolsillo de 5.360 euros: 2.400 por mes más los 560 euros que se corresponden con una semana.
Es cierto que la Orden del Ministerio de Transportes dictada el 23 de marzo permite a cualquier hotel alojar a trabajadores de servicios esenciales. Pero los datos de la patronal madrileña corroboran que ninguno de sus 300 miembros haya permanecido con las puertas abiertas salvo, de nuevo, los que regenten espacios medicalizados o para sanitarios o incluidos en la lista de establecimientos para trabajadores de actividades esenciales. Este viernes y basándose en las estadísticas del INE, saltó de hecho una noticia que corrobora esa afirmación: que el cierre deja en cero la actividad turística de abril.