El independentismo pierde el control de la política catalana tras más de una década de ‘procés’

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Menos de siete años después del fallido intento de declaración unilateral de independencia de 2017, el independentismo catalán ha perdido por primera vez el control del Parlamento de Cataluña. Junts, con Carles Puigdemont a la cabeza, ha ganado la batalla interna a Esquerra, pero el hundimiento de los republicanos hace imposible una alianza de ambas fuerzas con la CUP. Las cuentas no dan aún en la hipótesis de incluir en la ecuación a la ultraderechista Aliança Catalana.

Con el escrutinio al 99%, Junts sube tres escaños (35), ERC pierde 13 (20) y a CUP cinco (4). En total suman 49 diputados, una cifra nunca vista en la historia del Parlament de Cataluña, a 9 escaños de la mayoría absoluta.

El fracaso del independentismo sigue a una etapa de división y enfrentamiento entre las dos grandes formaciones que se ha saldado con un refuerzo de las posiciones de Junts y una derrota sin paliativos de los republicanos.

Lectura diferente

Pero el resultado lo han leído de manera muy diferente en Esquerra y en Junts. El candidato republicano, Pere Aragonès, reconoció su fracaso, renunció a negociar una alianza con el PSC y los Comuns y anunció que su partido pasa a la oposición, Según él, corresponde los dos partidos que lideraron la oposición a su gobierno, PSC y Junts, buscar una solución a la gobernabilidad de Cataluña. Ahora es el turno de PSC y de Junts de “liderar una nueva etapa” en Cataluña tras unos resultados republicanos afectados por la “polarización”, declaró.

En sus primeras declaraciones tras las elecciones, Puigdemont rechazó la posibilidad de un tripartito de izquierdas PSC-ERC-Comuns y se manifestó en contra de que Illa sea elegido president. Y, poniendo como ejemplo la investidura de Sánchez, elegido a pesar de que el PSOE fue la segunda fuerza, planteó su intención de explorar un acuerdo, se supone que con el PSC, para asumir él la presidencia de la Generalitat y evitar así una repetición electoral.

El candidato de Junts dejó clara su disposición a construir “un Govern sólido de obediencia netamente catalana. A eso dedicaremos las próximas horas con el objetivo de que haya un Govern coherente, con un buen liderazgo en el Parlament y evitar la repetición electoral, que sería una mala noticia para el país”, declaró en una breve comparecencia junto a la plana mayor del partido y de la candidatura en Argelès-sur-Mer (Francia).

Comparación con el Congreso

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Según Puigdemont, la distancia entre PSC y Junts en términos parlamentarios “no es diferente de la que existe entre PP y PSOE” en el Congreso. Quedan muchos días, subrayó, para ahondar en los resultados electorales, pero un tripartito "con la mayoría tan justa que tiene, aún pendiente de todo el escrutinio y del voto exterior, sigue siendo una mala opción para el país". "Es una mala opción para el Govern, y menos liderado por un partido que hoy, con este caso inexplicable de Rodalies que ha tenido afectación en los derechos electorales, ya ha demostrado su incapacidad de buen gobierno", remarcó.

"Ha habido una movilización del electorado unionista como consecuencia de la estrategia de la españolización, que hemos denunciado que ha sido promovida por el PSC, mientras una parte significativa del electorado independentista sigue sin movilizarse y en la abstención", lamentó en su primer análisis de lo ocurrido. Todo ello, según Puigdemont, obliga a los independentistas a una reflexión que, a su juicio, han pospuesto demasiado tiempo, “sobre los efectos de la desunión y la falta de estrategia compartida”.

A su vez, la candidatura de la CUP liderada por Laia Estrada obtuvo en estas elecciones 4 diputados y perdió 5 diputados de los 9 que logró en las últimas elecciones al Parlament en 2021. Los anticapitalistas lograron un 4,09% de los votos y se sitúan como séptima fuerza, por debajo de Comuns Sumar, aunque ligeramente por encima de Aliança Catalana, la candidatura de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, que se estrena en el Parlament con dos diputados.

Menos de siete años después del fallido intento de declaración unilateral de independencia de 2017, el independentismo catalán ha perdido por primera vez el control del Parlamento de Cataluña. Junts, con Carles Puigdemont a la cabeza, ha ganado la batalla interna a Esquerra, pero el hundimiento de los republicanos hace imposible una alianza de ambas fuerzas con la CUP. Las cuentas no dan aún en la hipótesis de incluir en la ecuación a la ultraderechista Aliança Catalana.

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