La Comunidad de Madrid recurre de nuevo al sector privado para hacer frente a la crisis sanitaria. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso acaba de adjudicar por la vía de emergencia –a dedo y sin publicidad– cuatro contratos para poder disponer durante todo este año de casi un centenar de camas de hospitalización para pacientes positivos con necesidad de cuidados continuados. Las licitaciones están valoradas en 26,5 millones de euros. Y llegan, precisamente, en un momento en el que la ocupación del Hospital de Emergencias Isabel Zendal está bajo mínimos. Este mismo lunes, según los datos oficiales facilitados a infoLibre, el centro que iba a "asombrar al mundo" se encontraba a menos del 7% de la capacidad hospitalaria con la que fue diseñado. De tres pabellones, solo uno permanece abierto para positivos de coronavirus.
La primera vez que el Ejecutivo regional tiró de este tipo de recursos fue hace justo un año. A mediados de febrero de 2021, el Gobierno madrileño puso sobre la mesa casi 22 millones de euros para asegurarse por la vía de emergencia 89 camas en centros de media estancia privados para pacientes contagiados que requiriesen cuidados continuados. Por aquel entonces, la vacunación solo había llegado a algo más de un millón de personas. Y la Comunidad de Madrid trataba de restañar las heridas que le había dejado la tercera ola de la pandemia. "El objetivo es que estos pacientes estén en un recurso hospitalario donde se les proporcione una rehabilitación que permita su recuperación, reduciendo las estancias innecesarias en los hospitales de agudos", defendía entonces la administración regional.
Aquellos contratos finalizaron a finales de diciembre. Sin embargo, el Ejecutivo autonómico no ha dudado en recurrir de nuevo a este tipo de servicios. Hace un par de semanas, el Consejo de Gobierno dio luz verde a un desembolso de 26,5 millones de euros para disponer durante todo este año de 99 camas para pacientes positivos que precisen de una asistencia permanente durante un periodo de tiempo algo más prolongado de lo habitual. "El proceso de derivación establece que el periodo de estancia inicial máximo será de tres semanas y que, en el caso de que el paciente superase la infección por covid-19, será dado de alta o continuará sus cuidados continuados y rehabilitación en una unidad de media estancia convencional", recalcan desde el Gobierno madrileño.
De SSR Hestia a la Clínica San Vicente
SSR Hestia, a quien ya se acudió hace algunos meses para que se hiciese cargo de positivos con necesidades paliativas, se ha quedado con la mayor parte del pastel. En concreto, con el 56,6%, casi seis de cada diez euros. Encima de la mesa de esta firma, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso ha puesto 15 millones de euros para reservarse el uso de 56 camas de hospitalización al día en sus centros. En plena pandemia esta compañía era, con unos ingresos de 45,4 millones de euros, la filial más potente de uno de los principales grupos dedicados en España al negocio alrededor de la salud mental (Hestia Alliance).
El resto de plazas se las reparten entre otras tres entidades privadas. La Fundación Instituto San José pondrá 18 diarias a disposición de la administración regional, quien cifra el importe total máximo estimado por estos servicios en los 4,8 millones de euros. Cuatro millones es lo que puede llegar a cobrar también la Clínica San Vicente, especializada en daño cerebral, por prestar al Servicio Madrileño de Salud (Sermas) 15 de sus camas. Y 2,7 millones el Hospital Beata María Ana de Jesús, de las hermanas hospitalarias, por usar durante un año una decena de plazas. Quitando esta última, el resto de firmas son las mismas a las que se recurrió para este mismo servicio hace justo un año.
Por aquel entonces, el Gobierno autonómico fijó el precio diario por el uso de cada una de esas camas en los 734 euros, un coste que en las nuevas adjudicaciones se mantiene inamovible. La cifra es idéntica a la que estableció el Gobierno regional a comienzos del pasado año para compensar el uso del sistema sanitario privado durante la pandemia. Lo hizo a través de una orden por la que la Consejería de Sanidad intervenía estos centros "ante la progresión y afectación de la epidemia" y situaba el coste diario de estancia en planta de los pacientes positivos derivados de la red pública en los 734,25 euros y de 2.084,89 euros en las unidades de cuidados intensivos.
Menos de cien pacientes
El Ejecutivo de Díaz Ayuso ha decidido recurrir al sistema privado a pesar de tener al ralentí 80.000 metros cuadrados de instalaciones sanitarias al norte de la capital. En el madrileño barrio de Valdebebas, solo uno de los tres grandes pabellones –en concreto, el segundo– del Hospital Enfermera Isabel Zendal, escaparate de la política sanitaria del Gobierno regional y cuya construcción terminó triplicando el coste cifrado inicialmente –pasó de 50 a 150 millones de euros–, está en estos momentos recibiendo personas contagiadas con covid. El tercero, si bien tiene también la persiana levantada en la actualidad, se está dedicando en exclusiva al proceso de vacunación.
Ver másEl Zendal sigue abonado a los contratos "por emergencia" más de un año después de inaugurarse
"Está vacío", apuntan a este diario fuentes sindicales de CCOO. Según los datos oficiales aportados por el centro a este diario, en la mañana de este lunes figuraban 71 pacientes ingresados en el Zendal. Teniendo en cuenta que las instalaciones fueron levantadas para albergar 1.056 camas, tal y como consta en un documento del Ejecutivo regional distribuido a los medios antes de su apertura, el hospital se encuentra funcionando actualmente al 6,7% de la capacidad con la que fue construido. Un 11,2% si se toma como referencia el máximo de camas que han sido habilitadas al mismo tiempo –631 disponibles en abril del año pasado– o del 12,2% si se utiliza para el cálculo el pico máximo de contagiados que tuvo simultáneamente el centro durante aquella época –581–.
Este diario se ha puesto en contacto con la Consejería de Sanidad para conocer por qué el Ejecutivo madrileño recurre a estos servicios teniendo esta infraestructura prácticamente vacía. Sin embargo, desde el departamento se limitan a explicar que "ante la evolución de la pandemia" se ha "decidido" mantener esos contratos que fueron firmados por primera vez en febrero de 2021 para poder "dar una respuesta inmediata y flexible" a las necesidades de atención de estos pacientes "vulnerables" con coronavirus. "Tanto a los que proceden de agudos como a los que se han contagiado en unidades de media y larga estancia, manteniendo por un lado el aislamiento que precisa la infección y por otro los cuidados especializados de estos pacientes", sentencian.
Desde su apertura, las dudas sobre el futuro de este centro han sido permanentes. "Seguirá centrado en la atención de los pacientes covid", explicaba el pasado mes de septiembre el consejero Enrique Ruiz-Escudero en la Comisión de Sanidad. Una sesión en la que dio algunas pistas sobre lo que puede estar por venir: "La flexibilidad de esta infraestructura sanitaria nos va a permitir que se convierta en un futuro próximo en un centro de cuidados poshospitalarios; un centro diseñado para la atención de pacientes que reciban el alta hospitalaria después de una enfermedad o lesión crítica, con la finalidad de ayudarles en la transición de su vuelta a los domicilios, mejorando así su calidad de retorno y su calidad de vida".
La Comunidad de Madrid recurre de nuevo al sector privado para hacer frente a la crisis sanitaria. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso acaba de adjudicar por la vía de emergencia –a dedo y sin publicidad– cuatro contratos para poder disponer durante todo este año de casi un centenar de camas de hospitalización para pacientes positivos con necesidad de cuidados continuados. Las licitaciones están valoradas en 26,5 millones de euros. Y llegan, precisamente, en un momento en el que la ocupación del Hospital de Emergencias Isabel Zendal está bajo mínimos. Este mismo lunes, según los datos oficiales facilitados a infoLibre, el centro que iba a "asombrar al mundo" se encontraba a menos del 7% de la capacidad hospitalaria con la que fue diseñado. De tres pabellones, solo uno permanece abierto para positivos de coronavirus.