Mónica García (Madrid, 1974) es la portavoz de Más Madrid y líder de la oposición a Isabel Díaz Ayuso. Acaba de publicar Política sin anestesia, un libro en el que narra su paso del quirófano del Hospital 12 de Octubre hasta la Asamblea de Madrid. "Me han preguntado muchas veces por qué dejo un oficio que está muy bien considerado por otro que tiene menos prestigio", admite en una entrevista con infoLibre. La anestesista ha pedido una excedencia para centrarse en su labor política pero insiste en que eso "no significa que vaya a dejar la medicina": "Para mí ese es mi anclaje con la realidad, con la sociedad. Me sirve para saber de dónde vengo y dónde voy a volver a aterrizar".
Lo que sí quiere desterrar García es a la presidenta madrileña de las instituciones. "A Isabel Díaz Ayuso no le interesa la gestión, lo ha reconocido ella misma. Ella utiliza la política para hacer una cruzada ideológica contra Sánchez", lamenta. "Hay quienes hacen de la política un lugar abstracto y hostil porque así se convierte en un coto privado en el que ellos hacen y deshacen a su antojo".
Su libro se titula Política sin anestesia. ¿Es un guiño a su trabajo como anestesista?
Básicamente es un alegato a la buena política, a que la política debería ser un oficio noble y sin embargo hay quienes se empeñan en envilecerlo. Yo creo que no hay mayor ejercicio de patriotismo que intentar ser parte de la sociedad gracias a la participación política, bien sea institucional o cotidiana. La política es lo que determina tu futuro. La vida nos va en la política y es dramático que el 90% de los jóvenes no se sientan identificados con la política. A la política le falta curiosidad, innovación y agilidad, mientras a la vida le falta tiempo.
El 'bullying' político que practican la señora Ayuso y el PP comporta que la gente se lo piense mucho antes de significarse y que se desentienda de la política. Y ahí te encuentras a una sociedad fragmentada, desinformada y segregada
Acaba de citar un dato demoledor: el 90% de los jóvenes no se sienten identificados por lo que hacen ustedes. ¿Por qué cree que sucede? ¿Cuál es su grado de responsabilidad?
Yo creo que fallan muchas cosas, una que tiene que ver con el sentido común que impera desde hace tiempo de no te metas en política, que es un sitio feo. Luego, porque la política debería hablar de las cosas cotidianas, de las cosas importantes. Hay quienes hacen de la política un lugar abstracto y hostil porque así se convierte en un coto privado en el que ellos hacen y deshacen a su antojo. Y el hacer bullying político, como practican la señora Ayuso y el PP en la Comunidad de Madrid, comporta que la gente se lo piense mucho antes de significarse y que se desentienda de la política. Y ahí te encuentras a una sociedad fragmentada, desinformada y segregada en la cual nadie considera que unirse, asociarse y hacer tejido común es lo que te convierte en una sociedad.
En el libro habla del "coste personal" al que una se enfrenta por dedicarse a la política. ¿En qué ha cambiado su vida a peor desde que se dedica a esto?
No debería haber cambiado a peor en nada, si no fuera por ese bullying político al que se nos somete. Si alguien desde las instituciones, o desde la propia política, utiliza su posición de poder para desprestigiar personalmente a otra persona, para deshumanizar a tu contrincante, es porque no tiene nada que contar, ninguna idea con la que confrontar. Es una estrategia lúcida: los bulos, las mentiras y ese bullying está calculado y es completamente dañina para nuestro entramado democrático.
¿Le han llegado a afectar personalmente esas críticas?
Sí, es parte del juego perverso de si te metes en política, lo vas a pagar personalmente. A mí me han preguntado muchas veces por qué dejo un oficio que está muy bien considerado por otro que tiene menos prestigio. Y yo siempre digo que hay una traslación, porque yo considero que la política es una medicina social, es una manera de entender la sociedad y transformar la realidad hacia algo positivo. ¿Cómo será de bonito eso que la única manera de chocar con ese idealismo sólo puede utilizar el hostigamiento? Al final lo que nos están robando es la política, nos están robando futuro, tecnología e inversiones.
A Ayuso no le interesa la gestión, lo ha reconocido ella misma. Ella utiliza la política para hacer una cruzada ideológica contra Sánchez
¿Siente que Isabel Díaz Ayuso plantea su oposición a usted como una animadversión personal?
Obvio. De hecho, hay una cosa que me llama mucho la atención y es que ella hace oposición a la oposición y utiliza herramientas tan sórdidas como el ataque personal. Una persona que es presidenta de la Comunidad de Madrid y que ha ganado las elecciones holgadamente. Lo que sabemos es que es una máquina de expandir bullying político. Y no solamente contra el adversario, sino hacia el resto de comunidades, contra el Gobierno central, el otro día era contra Ada Colau o las feministas. Ni siquiera con las feministas, sino con las mujeres que queremos llegar a casa sin ser violadas. Para ella, supongo, la defensa de los derechos civiles y sociales están propulsados por malcriadas. Lo somos las mujeres, los que quieren llegar a fin de mes, los que no quieren trabajar una jornada de 12 horas… todos aquellos que no nos ceñimos a su dogma y a su autoritarismo. No se le conoce otra herramienta política.
Usted dice que tiene vocación política porque tenía curiosidad por explorar sus límites, pero al tiempo reconoce que hay otros que se meten por intereses personales. ¿Tenía a alguien en mente cuando lo escribió?
Se ve muy bien cuáles son las vocaciones de cada uno. A mí no se me ocurre otra inquietud para meterme en política sino es para transformar la realidad. Hay otros que se meten en política para ejercer el poder. A Isabel Díaz Ayuso no le interesa la gestión, lo ha reconocido ella misma. Ella utiliza la política para hacer una cruzada ideológica contra Sánchez. Eso significa que le da igual las listas de espera, los 800 días que llevamos desde los fallecidos en las residencias de mayores, le da igual si los aviones venían más cargados de irregularidades que de material sanitario, si tu niño tiene alguna necesidad especial y no se le da un servicio… A ella le da igual lo que te pase. Está muy alineada con esa ola reaccionaria que está emergiendo en todo el mundo y es la mejor embajadora de esa ola. Se acaba de bajar Andalucía a impulsar el voto de Vox.
¿Cree entonces que la arrolladora victoria de Ayuso el pasado año responde a un hecho coyuntural?
Se dieron circunstancias muy coyunturales. Ayuso es bastante hábil jugando con las expectativas falsas, vendiendo "libertad" pero siendo incapaz de gestionar las condiciones materiales de esa libertad. Por ejemplo, garantizando el acceso a la vivienda, un pediatra o una escuela infantil. Ella no es diferente a lo que hace Trump, Bolsonaro o el resto de extrema derecha en Europa. La fórmula es la misma y es una fórmula que le puede resultar electoralmente pero tiene las patas muy cortas. Ya se está viendo que no tiene más fuelle, que no tiene más iniciativas. No conocemos ni un solo proyecto para Madrid. Esta comunidad podría estar a la altura de regiones europeas ricas a las que nos asimilamos en riqueza pero estamos a la cola de España y de Europa en servicios públicos, en inversión o en I+D.
Ella no es diferente a lo que hace Trump, Bolsonaro o el resto de extrema derecha en Europa. La fórmula es la misma y es una fórmula que le puede resultar electoralmente pero tiene las patas muy cortas
Dice también que la presidenta madrileña ha ido a hacer campaña a favor de Vox en Andalucía… ¿Cómo ve a Vox en la Asamblea de Madrid?
Vox es el felpudo de Ayuso en la Comunidad de Madrid. Y esto se puede comprobar empíricamente en todas las leyes que ha traído el Partido Popular a la Asamblea. Ayuso no solo ha tenido la connivencia con la ultraderecha más tramontana que ha habido en nuestro país en las últimas décadas, sino que le ha hecho una alfombra roja a su discurso retrógrado. ¿Para qué sirve Vox? Pues no lo sabemos muy bien. Pero sí que sabemos que Ayuso es su mejor embajadora. Ella habla de que se adoctrina a los niños porque se les habla del cambio climático y se les enseña historia de España. Para Ayuso el adoctrinamiento es que se diga que las mujeres y los hombres somos iguales y que ha habido épocas de nuestra historia en las que no lo han sido y seguimos sin serlo. Estamos en un momento especialmente peligroso para la convivencia.
Ahora la ha tomado con los libros de texto...
Es un clásico. No es nada nuevo que no sepamos, empezó Vox con el pin parental y esto es arrancar hojas de los libros de texto de aquellas cosas que no están alineadas con su sectarismo ideológico. Esto es un problema porque nos convierte en una sociedad menos libre. Y no hay ciudadanos libres si no hay conocimiento.
Usted reconoce que le “motiva” cuando la derecha saca el argumento de la “superioridad moral” para criticar a la izquierda. ¿Es usted superior moralmente a Ayuso, Lasquetty o Almeida?
Yo no es que me crea superior, pero un gobierno que ha aprovechado una pandemia para sacar tajada no sé dónde tiene su listón moral. Un gobierno que ha dejado abandonados a los mayores en las residencias y no ha sido capaz de reunirse con las familias para dar una explicación… no es por mérito, es por demérito. Vosotros en infoLibre habéis tenido un gran seguimiento en el tema de las residencias y se ha rechazado una comisión para explorar cómo se puede mejorar ese mercado low cost vendido a los fondos buitres y a lo peor de la depravación de nuestras instituciones públicas. El nivel moral del PP de Madrid es muy bajo, si tienes un poquito de moral ya estás por encima de ellos.
Necesitamos multialianzas progresistas y cada uno tendrá un encaje en cada lugar. Nosotros creemos que el encaje en la Comunidad de Madrid somos nosotros
También aboga por "diferenciar lo que es política de lo que es politiqueo". Es una frase que recuerda a Yolanda Díaz. ¿En qué punto están sus relaciones?
Yo creo que coincidimos y estamos sintonizadas, tanto Yolanda como yo, en que hay que reformular la manera de hacer política. Y creo que no solo nosotras, sino que gran parte del éxito de Más Madrid es que la gente se ha reconciliado con la política. En esa sintonía personal yo creo que Yolanda Díaz es la ministra más eficiente en sus políticas y hay que sacar pecho de su trabajo. De los ERTE, del Salario Mínimo, de la reforma laboral y la que va a hacer ahora de las horas extras. Todo eso son recetas para mejorar la vida cotidiana de la gente. Para eso sirve la política.
¿Le gustaría hacer tándem con ella? ¿Usted a nivel autonómico y ella a nivel nacional?
Siempre lo hemos dicho, necesitamos multialianzas progresistas y cada uno tendrá un encaje en cada lugar. Nosotros creemos que el encaje en la Comunidad de Madrid somos nosotros, llevamos muchos años haciendo política de lo cotidiano y aglutinamos la ilusión de ser la alternativa. El PP es un tapón para la innovación y para el talento. Ellos tienen unas cuantas semillas que reparten entre los huertos de sus amigos y el resto del talento se queda huérfano en esta comunidad.
Entonces, multialianzas…
Sí, cada territorio y cada nivel tienen su propia idiosincrasia. El mejor valor que le podemos dar a cualquier proyecto progresista es que nos centremos en arrebatarle el poder a la señora Díaz Ayuso.
Creo que en todas las crisis los madrileños hemos demostrado que estamos por encima de los intereses del propio gobierno: que somos solidarios, empáticos, abiertos, diversos y tenemos esperanza
También confiesa en su libro que no quería ser candidata, pero que "ahí estaba". ¿Los mejores candidatos son los que no desean serlo?
Ser candidata a presidir la Comunidad Madrid me vino un poco de carambola, no era mi destino final. Se tienen que sumar una serie de carambolas y ese fue mi caso. Siempre hay un poco de intención, y también un poco de suerte. A lo largo de mi vida me he dejado llevar un poco por el destino. Hoy estoy aquí, voy a hacer todo lo posible por mejorar, pero hay mucha gente que puede hacerlo también. Yo siempre hablo en el libro de que somos un equipazo, una organización, una comunidad. Intentamos trabajar no solo con el elemento Más Madrid sino con todos aquellos que estén trabajando para sus vecinos, para su colegio, para su polideportivo… ese es el tejido social que sostiene a la buena política. Eso es justo lo contrario de lo que hace Ayuso, que intenta criminalizar lo colectivo y trata de segregar el talento. Yo estoy encantada de estar aquí y, para mí, el último eslabón de la vocación de servicio público es presidir una comunidad.
¿Más que ser presidenta del Gobierno?
Me gusta la política autonómica, en la pandemia hemos visto que el caldo de cultivo del bienestar está en las autonomías. Sobre todo en una autonomía tan intoxicada de lo peor de la política neoliberal, segregadora e individualista. Creo que en todas las crisis los madrileños hemos demostrado que estamos por encima de los intereses del propio gobierno: que somos solidarios, empáticos, abiertos, diversos y tenemos esperanza. Aquí hay dos modelos: el que exige jornadas de 12 horas o el de los trabajadores que quieren trabajar y vivir.
¿Por qué cree que su candidatura atrajo a más gente que la de Iñigo Errejón dos años antes?
En política siempre intentamos comparar cosas que no son comparables. El contexto no es comparable, ni el momento ni los candidatos. Dicho esto, creo que dimos la clave en hacer una campaña centrada en la política: en mejorar el metro, los centros de salud, que no se caigan a cacho los hospitales públicos, tener una ratio de 20 alumnos por clase etc. Cuando aterrizas la política en lo cotidiano, la gente lo agradece. Yo creo que acertamos y mientras Ayuso y otras formaciones hablaban de política en abstracto, nosotros nos centramos en lo concreto.
Cuando te pones en la piel de la ciudadanía, de sus problemas cotidianos como que no te den cita con tu médico, yo no pienso si eso es comunismo, libertad o 'sanchismo'. Pienso que hay un gobierno que no me está solucionando mi problema concreto
¿Se refiere a la campaña de Pablo Iglesias y su alerta antifascista? ¿Cree que eso ya no interpela a los potenciales votantes?
El problema es considerar a los ciudadanos solamente como votantes. Nosotros los consideramos primero ciudadanos y del ciudadano sale un votante. Cuando te pones en la piel de la ciudadanía, de sus problemas cotidianos como que no te den cita con tu médico, yo no pienso si eso es comunismo, libertad o sanchismo. Pienso que hay un gobierno que no me está solucionando mi problema concreto.
Usted aboga por la feminización de la política… ¿ahí incluye a dirigentes como la propia Ayuso o Rocío Monasterio?
Yo creo que ser mujer no significa que enarboles ningún tipo de liderazgo femenino. Ayuso, Thatcher o Esperanza Aguirre son ejemplos de liderazgos masculinizados. Solo hay que atenerse a lo que ellas dicen, todos estos ataques contra el feminismo que es un movimiento muy transversal que es absolutamente transformador y necesario para una sociedad patriarcal y desigual. Creo que hay una parte de la política que tiene que feminizarse en cuanto a sus contenidos y valores, en cuanto a la empatía, en cuanto a los cuidados, en cuanto hacer lugares en los que el centro no sea el consumo. Pero esto no solo lo ejerce las mujeres, hay hombres que también ejercen una política feminista.
Yo creo que Ciudadanos ha sido el partido que ha impulsado lo peor del PP, pero con Alberto Reyero se podía hablar y él sabía que ese modelo de residencias no funcionaba
En el libro deja claro que su objetivo en política no es hacer amigos, aunque sí demanda más cordialidad. ¿Hay algún adversario con el que se haya entendido pese a sus discrepancias?
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Me cuesta encontrar en el PP y en Vox a esos interlocutores, pero me encantaría hacerlo. Me gustaría tener un debate centrado en las ideas, hay gente más o menos hooligan, pero en el momento en el que el sectarismo es la seña de identidad de esos grupos, no tengo nada que hablar con ellos. La Asamblea está tan intoxicada con ese espíritu aguirresco que me cuesta identificar a alguien. Me estoy acordando ahora de Alberto Reyero, el ex consejero de Políticas Sociales de Ciudadanos, que mantuvo una coherencia hasta el final. Yo creo que Ciudadanos ha sido el partido que ha impulsado lo peor del PP, pero con Reyero se podía hablar y él sabía que ese modelo de residencias no funcionaba.
¿Y en la izquierda?
Creo que hay mucha gente válida en política, lejos de lo que se intenta vender. Hay gente que tiene vocación, pero no quiero ceñirme a ningún nombre para no descartar otros. Me reafirmo en que la política es muchísimo más noble de lo que se muestra. Es como si del fútbol solo te mostraran las faltas o las partes feas.
Mónica García (Madrid, 1974) es la portavoz de Más Madrid y líder de la oposición a Isabel Díaz Ayuso. Acaba de publicar Política sin anestesia, un libro en el que narra su paso del quirófano del Hospital 12 de Octubre hasta la Asamblea de Madrid. "Me han preguntado muchas veces por qué dejo un oficio que está muy bien considerado por otro que tiene menos prestigio", admite en una entrevista con infoLibre. La anestesista ha pedido una excedencia para centrarse en su labor política pero insiste en que eso "no significa que vaya a dejar la medicina": "Para mí ese es mi anclaje con la realidad, con la sociedad. Me sirve para saber de dónde vengo y dónde voy a volver a aterrizar".